jueves, 4 de abril de 2024

TODOS SOMOS EXTRAÑOS

 

TODOS SOMOS EXTRAÑOS Una historia de amor increíble, más allá del tiempo.
© Film4 Productions/ Blueprints Pictures/ Search Pictures


TODOS SOMOS EXTRAÑOS/ ALL OF US STRANGERS (Reino Unido, 2023. Dir. Andrew Haigh).

Estamos frente a un compendio delirante que oscila, como un péndulo de Foucault multidireccional, entre lo onírico, la realidad, los saltos en el tiempo, los pasajes esquizoides, el amor, la pasión, los traumas infantiles y lo que pudo haber sido y no fue… Pareciera una cuestión muy compleja, pero no lo es.

De estilo minimalista pero grandilocuente la historia, basada en Strangers del japonés Taichi Yamada, transita entre la desolación y el falso esplendor de una sociedad encerrada en sí misma y su vacío existencial.

El inesperado final nos termina de aclarar este viaje de estilo tour de force que nos lleva a la reflexión del sentido de la vida.

El trabajo de dirección de Haigh es agudo y milimétrico, en el que las sutilezas pueden volverse grandes pinceladas sobrecargadas de significados oceánicos.

El desempeño histriónico de Andrew Scott —
actor irlandés de extracción teatral—
como “Adam”, es sencillamente a-s-o-m-b-r-o-s-o. El personaje de “Adam” es entre otras cosas, profundo, desesperado pero muy contenido, como todos los seres humanos que sufren de un profundo dolor provocado por la pérdida. 

Con su taciturna vida de escritor, el solitario “Adam” alguna vez abre la puerta de su departamento y se encuentra con su vibrante vecino “Harry” —el increíble Paul Mescal, que ya previamente nos había dejado de boca abierta en Aftersun (Charlotte Wells, 2022)—, que necesita un poco de contacto humano, pues ellos 2 son los únicos habitantes del edificio.

A la postre se vuelven amigos y lo que viene después es una montaña rusa de eventos insólitos y extraordinarios que no le dan tregua al espectador.

Todos somos extraños, curiosa o mañosamente, no estuvo nominada en ninguna categoría para los Óscares, pues ya sabemos cómo se las gasta la Academia. Sin embargo, éste es uno de los filmes más bellos y, de principio a fin, más artísticos que se hayan exhibido en los últimos años. Como suele suceder, esta joya del cine de arte contemporáneo está perdida en una cartelera llena de producciones hollywoodescas sin ningún valor artístico que tan sólo son una trampa comercial de temporada (como siempre). Nosotros iremos a verla otra vez en pantalla grande, antes de que desaparezca completamente de las salas en las que todavía sigue programada 1 vez al día…

¡Corte y queda!

MarcH de Malcriado

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