miércoles, 29 de agosto de 2018

THE MEG MEGALODÓN

THE  MEG o Megalodón, una extraordinaria   aventura  marina que  lo  tiene todo,  menos  ser  inolvidable...
©  Warner  Bros




DE UN  LINDO ESCUALO MUY  "GOLOSO", OTRO CHURRO ACUÁTICO:  O DE UN MEGALOBODRIO Bueno, la cosa es subjetiva como casi todo en esta vida −que en el mar dicen que es más sabrosa−, porque en plenas vacaciones, de playa claro, te puede devorar un monstruo marino prehistórico que  "se  escapó" porque un grupo de científicos le fueron a picar la aleta a las profundidades donde vivía… 

Se trata de THE MEG, MEGALODÓN (China, EE.UU., Dir. Jon Turteltaub, 2018), cuyo argumento es muy simple: En lo más profundo del océano Pacífico −a  11,000 metros en  la  fosa  de  las  Marianas−, cerca de Filipinas, vive una fauna de tamaño mega, como eran los animales prehistóricos. En aras del avance los científicos y biólogos marinos llegan hasta allá, pero sin saberlo, desatan las fuerzas de la naturaleza y después ya no las pueden controlar. ¿Les suena conocido...?



JAWS significa  mandíbulas  en  castellano,  pero  en  México  fue  intitulada  como  Tiburón.
La  banda  sonora o  soundtrack  fue único. Fue  tal  su  éxito  que pronto  filmaron
Tiburón  2.  En  aquellos  tiempos (1975)  realmente  nos  impresionamos. 
© Universal Pictures



Si Jaws/ Tiburón (Steven Spielberg, 1975)*** para nuestra generación de chavitos-vintage, como lo soy yo, fue terrorífica, inolvidable e impactante, tanto que todos nosotros al meternos al mar, inclusive muchos años después, seguimos recordando que por allí nadando también puede andar un tiburón hambriento, a los jóvenes esto apenas si les impresiona. Porque las películas “normales” de esta época ya presentan monstruos mucho más grandes y letales, como en las cintas de superhéroes, transformers o batallas intergalácticas. Al otro día me olvidé de la película, con todo y que la 3D la hace más espectacular, porque aunque es una megaproducción multimillonaria, con excelentes actores y dirección, y que está llena de magníficos Sfx (special effects) ya no impresiona ni a mi abue…


¡Ah, qué tiempos!, mis queridos millennials y lindos  "viejecillos" que los acompañamos −que como ya hemos visto tanto cine (aunque  nunca  suficiente), nos impresiona mucho más una película como Psycho (Hitchcock, 1960)****, Doctor Zhivago (David Lean, 1965)**** o Una familia de tantas (Alejandro Galindo, 1949)****.

¡Corte  y  queda...!
MarcH  de  Malcriado

miércoles, 8 de agosto de 2018

MONTGOMERY CLIFT


Montgomery Clift. Si  en  Hollywood hubiera  realeza, Monty   sería el  máximo príncipe azul y  encantador;  el  más increíble de todos.


MONTGOMERY CLIFT: O DE UN ACTOR BRUTAL Con un talento que rayaba en la locura es  una  leyenda  del Hollywood  clásico porque fue  un  ser  excepcional. Nacido en  1920 como Edward  Montgomery Clift,  fue el tercer hijo  de un  neurótico y acaudalado hombre  de  la  banca.  Tenía  un hermano  mayor y una  hermana gemela  que  nació unos minutos  antes  que  él. Nace  en  Omaha,  Nebraska y es educado  como  todo un  príncipe por "Sunny",  una madre que  estaba medio  trastornada mentalmente y que  ejercía  sobre  él  un  control  exagerado. Pues Ethel Clift (Sunny) creía  que  eran de  procedencia  aristócrata por  ser ella misma la  hija de  personas  muy  importantes y  de  dinero que  siempre  la  ignoraron,  comenzando  por  haberla  dado  a  ella en adopción por haber nacido fuera  del matrimonio. El niño hablaba alemán,  francés  e  italiano;  idiomas  que  practicó  cuando  su madre  lo  llevó en  crucero de  vacaciones por  Europa para  refinarlo  todavía  más cuando tenía 8  años. En  la  piscina  del  barco hubo  un  incidente  en  el  que el  pequeño casi  se  ahoga. A raíz  de  ello desarrolló  un  absceso  en  el  oído  que  tuvo  que  ser  operado  en  Alemania.



Los cambios de  Monty a  través  de  sus  primeros  años. No sólo  era  guapísimo, además poseía una  gran personalidad y  era muy seductor. 


Debido  a su arrobadora belleza y  porque  era  muy  fotogénico,  el apuesto Monty comienza  una  carrera  como  modelo en  Nueva  York. Más tarde,  alentado  por  su  madre,  debuta en Broadway con "Flay Away Home" a los 13 años.  



El pequeño Monty en la producción de Fly Away Home en el 48th Street Theatre de Nueva York. En el rol principal estaba Thoma Mitchel.

Allí descubre  que  se  le  dan bien  las  imitaciones y  que  se  encuentra  muy  a  gusto en  el extraño  mundo  del  teatro. Todos allí  lo  consideran  un  encanto  de  muchacho,  muy  prometedor. 


Monty como  el  príncipe Peter con  Jackie  Kelk  en el  musical  de  Cole  Porter  Jubilee en el  teatro  Imperial de Broadway. En 1935 todos  salían  de  la  obra  tarareando la  melodía Beguin  the  Beguine.  

La actriz Libby Holman, adinerada , madura y bisexual, enloquece por él,  cuando él ya tiene 22, y le produce la obra Mexican Mural a cambio de ser su amante en 1942. En  total  Clift actuó  en 15  puestas  en  escena.


El  joven Montgomery Clift poseía  una  muy notable presencia y fotogenia. Se  hacía  de  un  buen  nombre  en  Broadway,  porque era  disciplinado y, por  si  fuera  poco, tenía  mucho talento en  escena. 


Después de una década de éxitos y aprendizaje se va a Hollywood y a regañadientes filma  una película.  Es  curioso que el  cine  le  pareciera  un  arte  muy  menor;  muy  inferior  al  teatro.  A finales de 1948 se estrena Río rojo (Howard Hawks)*** un  western donde actúa  el coestelar  junto a John Wayne,  la anécdota es que a lo largo del rodaje ambos se caían bastante mal. Su sueldo  fue de tan sólo  $60, 000 dólares,  pero su triunfo fue total.



Montgomery Clift como Matt, un  vaquero  capaz  de  desafiar a un padre  autoritario y retrógrado en Río rojo.
©
 CB Films/ United  Artists

En diciembre de  1948 gracias a Red  River  y a  The  Search, ya  estrenada  también,  aparecería  en  la  portada  de  una  revista muy  popular en  Estados  Unidos sin  él  saberlo porque recorría  las  grandes  capitales europeas:  Londres,  París, Roma y  Atenas.  Después  se  iría  a  Israel  con  su  amigo  el  director  Fred  Zinnemann. Nadie  lo  reconocía  porque  iba medio  desaliñado, sin afeitar  y  con  ropa bastante  común. Cuando  regresó a Estados  Unidos,   para  su  gran sorpresa,   se  vio  convertido  en una  especie  de  sex-symbol.



Vertiginosamente convertido en  astro  cinematográfico con  sólo  2  películas (Red  River y  The  Search), Clift  fue  la portada de  una  revista  de gran circulación.  

Después  de  tal  éxito el excepcional actor de  galanura melancólica ya  cobraría $150,000 dólares  por  película. Rechazaría pertenecer  a un  único estudio  cinematográfico. Sería nominado  4  veces  al  Óscar: Los  ángeles  perdidos (Fred Zinnemann, 1948)***, Un  Lugar  en  el  sol (George  Stevens, 1951)****, De  aquí  a la  eternidad (F.  Zinnemann, 1953)**** y Juicio  en  Nüremberg (Stanley  Krammer,  1961)**. 

Cualquiera de sus películas es una absoluta maravilla. Algo  que  rechazó  también,  y  que  fue  un  craso  error,  fue  el papel protagónico  de  la grandiosa Sunset  Boulevard,  porque tener  que  hacer de  amante  y  besar  a la  otoñal  Gloria Swanson le  parecía repugnante...


LA HEREDERA Al  lado  de  Olivia  de  Havilland,  en  The  HeiressLa  heredera (William Wyler,  1949) es  un   granuja aventurero que persigue  a  una  chica rica,  pero nada  agraciada.  Su galanura se  ve  potenciada por  contraste natural.
© Paramount  Pictures




MONTGOMERY CLIFT SEX SYMBOL En  shorts  y  playera  vieja, como  cualquiera  en  la  playa, Monty lucía como  ningún  otro actor serio.


A pesar  de ser  un actor  de  altos  vuelos a Hawks, Hitchcock y  Huston les  costó  bastante  trabajo lidiar con  él  en  los  rodajes. El  primero  era muy  machista,  el  segundo solía  ser  muy  impositivo,  y el  tercero era  en  extremo  irascible. Él,  por  supuesto,  no  era  una  cereza  en  almíbar. Sin embargo, al final todos los  directores   caían  rendidos ante su  enorme talento. Porque después  de  todo, él  era  una singular "estrella".



Un  lugar bajo el  sol o  Ambiciones  que  matan de  1951. Se  dijo  que Taylor  y  Clift  eran la  pareja más  hermosa  del  cine.
© Paramount


Pero irónicamente, mientras sus logros en el cine eran grandiosos su vida personal era un verdadero desastre:  torbellinos pasionales lo  llenaban de dudas,  neurosis y amantes secretos (otros actores que también permanecían dentro del clóset,  escorts y affairs  de una  noche). Por si fuera poco el  alcohol lo combinaba con pastillas ansiolíticas, somníferos y analgésicos. 

Clift,  por  supuesto,  no  era  el  único actor  homosexual, o bisexual,  como  otros  lo  consideraban: Allí  estaban  también  Marlon, Grant,  Dean  y  un Lancaster muy  "bi";  o Farley  Granger, Rock Hudson, Tab  Hunter, Randolph  Scott, Anthony Perkins, Vincent Price, Sal Mineo (y se rumoraba mucho sobre Spencer Tracy, el "esposo" de  la Hepburn)  y  muchos  más. Ahora nadie  ignora la verdadera  sexualidad  de Katherine Hepburn,  la Garbo, Marlene Dietrich,  Tallulah Bankhead,  Barbara  Stanwick...  y  bueno,  incontables  más. 

La increíble De  aquí  a la  eternidad se  convirtió en  su película  más famosa,  hasta  entonces.  Allí  alternó  con  otros consagrados  como  Frank  Sinatra  y  Burt Lancaster. El  argumento  versaba  sobre  las  tropas  asentadas  en  la  base  marítima de Pearl  Harbor, Hawaii,  antes  de  aquel  cruento  ataque aéreo  japonés.  Clift hacía  de  un  soldado traumado que  había  sido boxeador,  pero  que  no  quería  volver  a subir  al  cuadrilátero  porque  su  último contrincante  había fallecido  de un  mal  golpe que  él mismo le  había propinado. Aprendió  a tocar  la  trompeta  y con  un  solo  de  réquiem, para  su  amigo  muerto, quedó  inmortalizado en  la  historia  del  cine.



From  Here  to  Eternity  fue  la  mejor  película de  1953. Se llevó  8 Óscares en  total,  y  aunque  Lancaster  y  Clift  estuvieron  nominados  a  mejor  actor,  no  se  lo  llevaron;  Deborah  Kerr tampoco.  Pero  Frank  Sinatra y  Donna  Reed en  cambio sí   lo ganaron por sus actuaciones   secundarias. 
© Columbia  Pictures 




Con  Liz   en   Raintree County (1957) dirigida por  Edward Dmytryk. Inspirada  un  poco en  Lo  que  el  viento  se  llevó; la  crítica la  recibió bastante  mal. El  rostro  de  Clift ya  no  era  el  mismo al  final  de  la  película,  como  bien se  puede 
apreciar  en  esta foto  publicitaria.
 © Metro-Goldwyn-Mayer.


En 1956 al salir de una fiesta ofrecida por su coestrella de El árbol de la vida
Raintree County, Elizabeth Taylor, se estrelló en su auto, quedó muy lastimado y su cara quedó desfigurada. 



El  automóvil destrozado de  Clift. Liz  Taylor al  saber  del  accidente acudió  al  lugar  enseguida. Histérica ahuyentó a  los  paparazzi  y  le sacó  los  dientes  que le  obstruían la  garganta al   maltrecho  actor que  se  hallaba inconsciente

La cirugía reconstructiva hizo lo que pudo, que  fue  bastante, pero el pobre hombre ya no volvió a quedar  igual, ni  física ni psíquicamente. Comenzó a depender de fuertes  analgésicos y de  la codeína porque  los  dolores  por la  fractura de  la  mandíbula y  los  pómulos eran muy  agudos; a  veces   no  podía masticar  bien. Para  colmo de  males, comenzó  a  tener  insomnio y  cuando  por  fin lograba  dormir, con  somníferos claro,  sufría  de horrendas  pesadillas.



A raíz  del  accidente la  cara de  Clift  quedó  modificada;  los  músculos  de  su  frente quedaron  casi  inmóviles,  el  labio  superior quedó  diferente y su expresión  se  endureció. 


Además del trauma de haber perdido su increíble rostro, le había tocado vivir en una época en la que ser homosexual era considerado como una anomalía,  una absoluta aberración,  que además acabaría con  la  carrera  cinematográfica de  cualquiera.  Ésa era una condición inaceptable para un público que veía a las estrellas como símbolos de la más pura heterosexualidad;  es  más,  ni  siquiera  se pensaba que alguna  de  ellas no  lo fuera  en  la  Meca  del  Cine. Al  parecer,  a  Clift  esta condición  le  resultaba  muchísimo  más  agobiante  que  a  sus  otros compañeros  de la  diversidad. Tal  vez  porque  era bastante  más sensible.



Edward Montgomery  Clift  de  signo  Libra, bien  podría  haber sido  también un modelo  de  calendarios,  porque nunca  perdió  su esbelta figura.  Medía  1.78 m y  pesaba alrededor  de 70 kg.    


Era tal el sufrimiento de Monty por haber perdido su belleza, además de cargar con   la  culpa por tener que ocultar a  toda  costa su naturaleza, que la mismísima Marilyn Monroe comentó una vez que Clift era el único ser humano con el que se podía identificar, porque sus problemas eran muy similares. Ambos  eran  geniales.



Clift en  1960 declaró  que la  Monroe era "La mejor  actriz con  la  que he  trabajado".
© Bruce Davison / Magnum  Photos


Él adoró a  la  extra rubia  y a su vez, después de The Misfits (Huston, 1961), dijo que Marilyn era la actriz más talentosa con la que había trabajado jamás. Vaya que lo avalaban sus años de experiencia… Muchos decían que ellos eran almas gemelas. Para  aumentar  el  morbo  sobre  su  controvertida fama y figura,  a Monty se le conoció como “El suicidio más lento de un  actor en  Hollywood”.



Nadie  sabía que  Los  inadaptados (llamada así en Hispanoamérica) iba  a ser  la  última  película  de Marilyn  Monroe y  también de Clark  Gable.
©
 United  Artists

Para  Juicio  en  Nuremberg de  1961,  le habían  asignado  $100, 000 dólares por un  papel cuya  secuencia  sólo  duraría 12  minutos.  Pero  estaba  tan  inseguro  de poder  hacerlo  bien  que  mejor  optó  por  no  cobrar. Nunca   pudo  recordar  sus parlamentos debidamente,  así  que    Stanley  Kramer,  el  director, lo  dejó  improvisar.  Era  tal  su sensibilidad, entrega  y  talento,  que  fue  nominado  otra  vez  a  un  Óscar. No  se  lo  otorgaron.

John Huston lo volvió a dirigir en Freud: pasiones secretas, bajo una fuerte presión, porque no se ponían de acuerdo en casi nada. El guión lo había escrito Jean Paul Sartre, el padre del existencialismo francés. El actor ya comenzaba a sufrir de cataratas, con frecuencia olvidaba sus parlamentos y bebía vodka a escondidas en su camerino.


Esa  mirada azul  tan  intensa  es  una de  las  más  memorables  de aquel  Hollywood  en  blanco  y  negro, tan mítico e irrepetible. Además,  como  reza  el  título posterior de  la producción,  aquí  también había  alguien lleno  de  "pasiones  secretas".
© Universal Studios






Montgomery Clift protagoniza Freud: Pasiones secretas (1962) bajo la dirección de John Huston. Los choques entre ellos eran constantes, porque además la película era experimental y  el  guión  no  estaba terminado.
© Universal Studios

Una cinta que  la  crítica  también  recibió  bastante  mal  fue  Freud,  porque es  demasiado  larga  (140 minutos) y para  muchos aburrida. Les  pareció  excesivamente  didáctica. Sólo  la  actuación  de  Clift,  de quien Huston  sabía  que  era  un  monstruo  cinematográfico,  la salva  hasta  cierto  punto. No  obstante, a  los  amantes  del  cine  nos  parece una  curiosidad  bastante  interesante;  además,  Clift está muy  bien fotografiado en  su  vestuario  de época y  barbado,  aunque  nadie  haya  creído  que  se pareciese  lo  más  mínimo al "Padre del  psicoanálisis".



Aun maltratado y madurado muy  prematuramente  debido a  sus desequilibrios  psicológicos, las alergias,   males  gástricos,  su  dependencia  a  las  pastillas  y  al alcohol,  Clift no  perdía  su  esplendor. Aquí  en  un momento de  descanso  en  el  rodaje  de El  desertor.


Su amiga Elizabeth  Taylor le  había  pedido  a John  Huston para  él el  papel  de  su atormentado esposo, el  comandante  Penderton, enamorado  secretamente de  un soldado de la  tropa, en  Reflejos  en  un  ojo  dorado (1967). Huston,  pese a todo,   había estado  de  acuerdo en  contratarlo. Pero desafortunadamente,  tres  meses  antes  del  estreno  de  su  última película The  Defector (El  desertor de  Raoul  Lévy),  el  23  de  julio  de  1966, su  último  amante, Lorenzo  James, lo  encontró  muerto en  su   departamento  de  Nueva  York.  La causa  fue  una  severa oclusión  coronaria. 

¡Corte y  queda...!
MarcH  de Malcriado