domingo, 6 de febrero de 2022

2046 de WONG KAR WAI

 

2046 Es una fecha futura, una habitación, un destino en tren, un recuerdo, una catarata de lágrimas de nostalgia, toda una historia. Otra gran película, de belleza y poesía extraordinarias, del genial Wong Kar Wai. © Paradis Films/ Orly Films/ Jet Tone Films/ Shanghai Film Group/ ARTE France Cinéma



2046 (Hong Kong, 2004. Guión, producción y dirección de Wong Kar Wai).
Un secreto es musitado dentro del hueco de la corteza del árbol, después se sella para mantenerlo allí para siempre. El joven Tak (Takuya Kimura), un japonés en busca de emociones y aventuras, aborda el tren para viajar en el tiempo al 2046, de donde dicen que nadie ha podido regresar; la ironía es que unos se van fácilmente, pero otros no. Tal vez el objetivo de su viaje sea saber si ella lo amó o no: “Todos los recuerdos son huellas de lágrimas”.

Aparece un flash-back, que es realmente una inserción tomada de In the Mood for Love (Wong Kar Wai, 2000), que anteriormente ya hemos descrito aquí en su propia reseña: un beso de amor en la calle iluminada muy tenuemente por el farol bajo la llovizna…

Él es el Sr. Chow (Tony Leung), un periodista y escritor que después de una larga estancia de trabajo en Singapur regresa a Hong Kong en 1966. Son tiempos de disturbios sociales, manifestaciones y violencia (¿dónde y cuándo no?). Se hospeda en el mítico hotel Oriental y pide la habitación 2046, en la que vivió antes, pero está ocupada. Una noche se encuentra a Mimí (Carina Lau), que solía ser “Lulú” en Singapur ―casualmente ella es la huésped de la habitación 2046―, él la reconoce pero ella simula no recordarlo. Chow se conforma entonces con la habitación 2047; por supuesto él quiere recordar viejos tiempos y la invita a tomar una copa, pero de repente una noche un amante celoso la ... (bueno, mejor no les digo).

Ya instalado, el escritor crea 2046, la crónica futurista sobre un amor imposible entre Tak, el pasajero, y la azafata androide (Faye Wong), una bella criatura hightech, con altos tacones y cabellera azul platino de lánguida mirada y reacciones retardadas. En realidad ella tal vez sólo sea un sueño de opio. Mientras tanto, y de manera muy sutil escuchamos a María Callas, Connie Francis y Dean Martin, entre muchos otros, flotar a lo largo del increíble soundtrack para intensificar los anhelos y las emociones de los personajes. Como en la producción anterior del cine realizador, la fotografía de  Christopher Doyle y el trabajo de edición de William Chang son absolutamente notables, pues acentúan las obsesiones y fetiches de Kar Wai.

En otra secuencia aparece la Srita. Bai (Zhang Ziyi), ataviada con un qipao dorado, su “tarifa” son $200, pero en un juego de seducción y de poder llegan a un acuerdo: un sustancial “descuento”, siempre y cuando ella tenga deseos… Pronto Miss Bai Ling se muda y sorprendentemente comienza a salir con Dabao, un personaje muy interesante, tan raro cuanto común y corriente.

La hija del dueño del hotel, Miss Wang Jiewen (Dong Jie), regresa de Japón y se convierte en su escribana, si Chow se queda dormido o ya no puede más, ella termina sus cuentos eróticos para el periódico, que inusitadamente resultan ser tan "guarros" y excitantes como los que más.

Se inicia la escritura de 2047, una especie de continuación del romance con WJW1967, la exquisita androide etérea, que por cierto no debe enamorarse. Pero no se sabe si porque actúa en una especie de stop-motion o porque la fatiga de los viajes largos afecta su mecanismo haciéndola reaccionar tardíamente, inclusive, con un día de retraso. Se mencionan entonces los 5 deterioros del canon budista que sufren los seres celestiales. Así se medio explica que a veces éstos lloran cuando deben reír, porque sólo pueden expresar lo ya acumulado por tantas horas.

Deviene entonces una interesante disertación de tintes filosóficos sobre el momento exacto para conocer a la persona “correcta” o “incorrecta”. Finalmente, dan lo mismo una u otra, aunque el final de la historia sería diferente…

Hay otro personaje que se une a la trama: “Black Widow”, una reina de casino que jamás se quita el guante negro de la mano izquierda. Es la transfiguración de Su Lizhen (Maggie Cheung), la hermosa mujer del segundo flash-back de la escena del farol, la lluvia ligera, el beso y el amargo adiós… Recordad la precuela de In the Mood for Love. Ahora es una apostadora profesional y una misteriosa leyenda la rodea; es otra, pero la misma. Se da entre Chow y ella un juego de naipes a carta alzada: “Si ganas te contaré mi pasado”, le dice. Pero gracias al impredecible azar esta vez él vuelve a carecer de buena suerte y no hay resolución.

ELLA: 
De todos los hombres que he conocido tú eres el que mejor me ha tratado. Ven abrázame, ahora mismo ya te echo de menos; y pueden pasar años antes de que nos volvamos a ver…

CORTE A:

Un beso apasionado y larguísimo-

ÉL: ―Si logras escapar de tu pasado búscame.



Tal vez sea el haber obtenido un “no” como respuesta del destino, otra vez, lo que motiva su sonrisa fingida en el pasillo; siempre los pasillos. Los tonos rojos del club nocturno, los verdes del hotel, los del tren o los de la vida misma. Tal vez él sólo sea un cínico…

Un teléfono de disco, son los años de 1960, frente a las puertas, también verdes, del hábitat-laberinto de los actantes, que no tienen escapatoria. Una llamada sin respuesta… Todos son como bacterias en una caja de Petri, tratando de sanar sus heridas que tardan mucho en cerrar; quizás no lo logren nunca. Entre secretos sin contar, largas listas de amantes, amores sin cristalizar, el terror de la página en blanco y los vacíos existenciales, nadie puede salir de allí, hasta que aparecen las palabras THE END.

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado