domingo, 30 de octubre de 2022

CRÍMENES DEL FUTURO

CRÍMENES DEL FUTURO Una pesadilla muy "cronenbergiana", filosófica y aterradora de lo que los "avances" de la civilización nos deparan. © Serendipity Point Films/ Metropolitan Film Export / Vertigo Média



CRÍMENES DEL FUTURO (CRIMES OF THE FUTURE) Canadá, Francia, G.B. y Grecia, 2022, Dir. David Cronenberg.

Otra vez el iconoclasta cineasta canadiense nos sumerge en una pesadilla a su más famoso estilo “cronenbergiano”, cuya estética es altamente estremecedora. El artista del performance Saul Tenser (el inenarrable Viggo Mortensen), en un futuro no muy lejano, parece enloquecido, pues ya no es solamente como aquel Ron Athey que se cortaba y salpicaba sangre infectada de VIH al público (eso lo hizo realmente en el 4° Festival Internacional de Performance en el Ex Teresa de la CDMX en 1995, para mayúscula impresión y susto de los asistentes). Pero la cosa es todavía peor, pues Tenser va mucho más allá de las ganas de impresionar y  escandalizar; porque ante los ojos del mundo él “modifica” los órganos humanos. Pues la tecnología, la locura y el futuro exigen que la anatomía y la fisiología de los seres humanos cambien, que sean modificados para que concuerden con las nuevas condiciones de vida de una sociedad en una alta crisis de valores, de recursos naturales, de agua y de alimentos.

La compañera de vida, de experimentos y de los chóus al público de Tense, se llama Caprice (la bellísima Lea Seydoux) que es a la vez el alma gemela de un transgresor absolutamente necesario que busca no solamente los porqués del caos, sino que también propone raras, inevitables y terribles soluciones.

Cronenberg es un cineasta profundamente crítico, que analiza la realidad y filosofa imagológicamente a través de discursos que parecieran desoladores, pero que en realidad si los tomáramos más en cuenta como sociedad de consumo (y desperdicio),  nos quedaría muy en claro que no son más que una alerta sobre la pérdida de rumbo de la humanidad en aras de la satisfacción inmediata, el placer, el confort y una especie como de esquizofrenia pandémica. Siempre directo y devastador es un verdadero artista que lleva a la pantalla lo que nadie más se atreve, así como en la película de culto Videodrome (1983) que lo catapultó al cénit de la celebridad. Mucho más tarde filmó Crash: Extraños placeres (1996). Ambos filmes en su momento nos dejaron a todos boquiabiertos.

En su más reciente entrega de torvo ambiente y repulsivas imágenes, lo espeluznante del tema deleita a sus miles de fans, pues el sadismo, la crueldad y las parafilias se deconstruyen, una vez más, para llevar al delirio al espectador adicto a las experiencias cinematográficas extremas. Por supuesto, los no iniciados se llevarán una sorpresa ―no sabemos si desagradable o grata, según sus aversiones o sus gustos (secretos)―.

De tono muy oscuro, denso e intoxicante, pero no por ello menos interesante, la provocadora y terrible Crímenes del futuro no es más que una parábola de la decadencia del mundo y sus consecuencias… que tal vez no estén tan lejanas, pues el futuro ya está aquí y no nos hemos dado cuenta.

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

viernes, 7 de octubre de 2022

BLONDE

BLONDE Ha sido tachada de misógina y obscena, porque ofende la memoria de Marilyn. ¿Será...?
© Netflix



BLONDE (EE.UU., 2022, Dir. Andrew Dominik). Es curioso, casi nunca leímos críticas masivas y en alud sobre Blonde, el libro de Joyce Carol Oates publicado en el año 2000. Pero claro, irónicamente 22 años después, ya adaptado a su versión cinematográfica (al alcance de todos muy cómodamente instalados en su casita), ahora sí muchos hablan y más que nada, ¡critican...!

La película fue estrenada en la 79ª Muestra de Cine de Venecia donde dicen que el público la ovacionó de pie durante más de 15 minutos —con 1 ó 2 ya hubiera sido un triunfo total—. Ese público de festivales obviamente tiene que ser naturalmente muy sofisticado y conocedor, y ni qué decir de los jueces. Por supuesto que semejante reconocimiento era también para una de las máximas figuras del cine que ahora fungió como productor, el inenarrable Brad Pitt que no necesita presentación. La bellísima  Ana de Armas no es ninguna novata, pues inclusive ya ha sido “Chica Bond” y cuenta con una buena filmografía medianamente notable. Con esta producción de Netflix ahora se consagra como superstar y le auguran una nominación al Óscar en 2023. Ojalá sí se lo otorguen. Porque así quedaría demostrado que los gringos de la Academia de Hollywood sí han cambiado y que una latina como Miss de Armas también puede formar parte de la realeza cinematográfica.

Sólo hay que verla personificando a Marilyn, es increíble y absolutamente prodigiosa; por momentos parece que uno está viendo a la verdadera Monroe. Qué enorme reto ha sido para muchas actrices en incontables cintas personificar al máximo símbolo sexy de Hollywood. Pero para envidia y beneplácito de muchos indiscutiblemente de Armas ha demostrado que es una actriz extraordinaria. La magia no podría ser menos si casi todas las secuencias han sido reproducidas fielmente cuadro por cuadro basadas en la inabarcable iconografía de la Monroe, incluidas varias repeticiones de escenas de su propia filmografía.

Consecuentemente los "críticos" ha respingado. La cuestión es un tanto cuanto ambivalente pues Carol Oates ha tenido que declarar, otra vez, que su libro es una novela sobre un personaje real pero “novelado”, lógica y literariamente ficticio. La frontera puede resultar muy confusa, porque los que no conocen el libro ni tampoco a fondo la biografía de la rubia y mucho menos aún han visto sus filmes, ciertamente se pueden sentir bastante perdidos.

Además, los angloparlantes han hecho mucho hincapié en que les ha molestado el “acento” latino de la señorita de Armas en algunas tomas; inclusive reprueban que haya sido una “cubana” a quien se haya escogido para representar al supremo símbolo 100 % norteamericano y WASP (White anglo saxon protestant) del cine. Sin embargo, su apariencia y actuación en realidad y a pesar de todo son soberbios. No obstante que los valores de producción y estéticos superan las expectativas la polémica sigue en el aire. Han descalificado la película hasta la saciedad, pues ha sido tachada de irrespetuosa, vulgar y obscena, y al director Andrew Dominik lo han acusado de "misógino".

La ambientación, el vestuario y las locaciones en general son verdaderas copias de la realidad de aquella época, pero no así la historia. Entonces surge allí la confusión y el gran malestar. ¿Qué es verdad y qué es ficción? Alerta entonces cazadores de mentiras. ¿Dónde se inicia la fantasía? Hay ciertas imprecisiones temporo espaciales, que aunque pocas sí se notan, en realidad creo que son tan sólo 2 y no tienen la mayor importancia. También hay enormes lagunas de datos que tal vez el público hubiera querido ver, y que se han pasado de largo, para quienes los esperaban y que son los fans, esos que sí saben más sobre su idolatrada Marilyn. Imposible describir en pantalla semejante compendio de vivencias, pues la Monroe en sí misma era muy vasta, casi inabarcable. Toda un enigma, absolutamente compleja e inescrutable, aun en su propio tiempo.

Ni sus maridos, compañeros de trabajo, allegados, amigos ni maridos lograron conocerla realmente. Sin embargo, a Joyce Carol Oates se le nota el rigor de una profunda investigación y el exhaustivo análisis del personaje que ha retratado sin eufemismos ni edulcorantes adicionados. Claro que no lo hizo a través de los rayos X o de un frío ultrasonido del espíritu de una mujer convertida en un fenómeno; eso solamente se puede intuir, inventar y escribir desde el fondo de un alma que guía la pluma de una artista. Los artistas se comprenden entre sí.

Pero insisto, la Monroe era un enigma inclusive para ella misma, pues ella solía referirse a su persona como una creación, un personaje que sólo existía en la pantalla. ¿Quién era ella realmente? ¿Era Norma Jeane o era "La Monroe"? ¿Quiénes eran ellas, en qué momento se fundían y en que gradación…?

En los tiempos de la posguerra la sociedad no era la misma que hoy, los estudios e investigaciones sobre muchos temas médicos, psicológicos, sociológicos, tecnológicos y culturales estaban, en muchos casos por descubrirse o en los inicios de su desarrollo. El papel de la mujer era otro, y sobre todo el de la mujer que vivía de su atractivo físico: Así que modelos, bailarinas y actrices eran consideradas como seres transgresores, se les admiraba pero también se les temía. Pero Marilyn fue todavía más allá; no solamente tuvo que luchar y romper esquemas, porque por sus característica físicas (potenciadas hasta el delirio por los estilistas de la imagen, los maquillistas, los directores y los publicistas) la convirtieron en el nuevo arquetipo de la "diosa del amor". La que provocaba adoraciones y todo tipo de sueños, fantasías y aberraciones… Ella se adaptó perfectamente a su propio determinismo biológico que por encima del de ser mujer la elevaba a la categoría de un objeto de culto, a un símbolo sexual. Entonces como tal, en su propia vida se vio sujeta a indescriptibles presiones para no sucumbir como persona y como empleada de una industria que la obligaba a obedecer a sus managers y a sus jefes. Entiéndase a vivir y a representar las condiciones imagológicas extremas de ese tipo de súper estrellas de cine, esclavizadas pero a la vez divinizadas, de las que Miss Monroe era el máximo ejemplo. En el caso de Marilyn todo eso era exagerado, porque ella era en todo la exageración total.

Esa mujer ya deidificada por el Technicolor llegó a disfrutar de grandes privilegios, inalcanzables inclusive para otras estrellas, que eran reservados solamente para las de esa reducida élite. A pesar de contar con el repudio y la desconfianza de los magnates de la industria ella tenía mucho poder porque en su oficio era excelsa y el público la amaba. Por otro lado, aquellos que la hizo sufrir también alcanzó dimensiones casi insoportables: La explotación de la que fue víctima, la incomprensión  y obviamente el abuso sexual; lo que hacían con su cuerpo, desde antes de ser estrella ―e inclusive después de muerta en su cama y en la morgue que no les voy a contar―, y que ha escandalizado a tantos en la película (apenas 3 escenitas de quesque alto impacto) es apenas una fracción de lo que le pasó realmente sólo por el hecho de ser mujer.

Es altamente sintomático de un síndrome al que habría que ponerle nombre (eso de "generación de cristal" se queda corto) que una película cause tantos malestares… “No soporté verla más allá de los primeros 20 minutos”, “Es asquerosa", "Un insulto a la memoria de Marilyn”, “Deberían prohibirla”, y otras aseveraciones muy en la misma línea.


BLONDE La recreación de la secuencia de Some Like It Hot es impresionante. ¡Sencillamente perfecta...! © Netflix



Los fervientes “monroístas” y los adoradores de su mito detestan a cualquier actriz que ose representar a su deidad, o a los directores y a las películas que no la presenten como la dulcificada y fabulosa “Chica ¡Mmh!”. Siempre habrá sectores más papistas que el papa.

Hay muchísimos (fans y no fans) que se horrorizaron con lo que vieron en el filme, pero les tengo noticias: Si leyeran el libro seguramente se desmayarían, porque en él no hay cortes ni censura. La novedad sería que a la Oates también la tacharan de misógina (en realidad tal vez ella sea más bien misántropa, porque los personajes masculinos, todos resultan ser un verdadero asco, comenzando con el padre de Norma Jeane), pervertida e inmoral, con todo eso yo sigo creyendo que se quedó corta. Pero, nada hay que temer, no la van a llevar a la hoguera. Y no lo harán porque no leerán su libro, que en su versión al castellano consta tan sólo de 942 páginas.

Pero hay algo todavía peor, a todos esos hipersensibles y mojigatos sí que les daría un infarto de a de veras si leyeran los otros libros (de muchas menos páginas, claro) que cuentan cómo era tratada realmente Norma Jeane por los jefes de los estudios, los productores y en ocasiones por sus amantes, novios y maridos (Joe DiMaggio hasta la golpeaba). Y hay lugar para más, existen otros autores que han teorizado muy descriptivamente sobre todo lo que pasó, y los espantosos porqués, en aquella tibia noche del 4 de agosto de 1962, en la que Marilyn fue víctima del crimen más horrendo de todos, y su inmediato encubrimiento, por órdenes de las más altas esferas del gobierno del país que se proclama como el epítome de la justicia y la libertad. Eso sí que es lo realmente obsceno...

Mi recomendación es que por favor no vean Blonde, mejor vayan a misa y recen para que su moral, y la de los demás,  no se vea mancillada por una película que ya previamente ha pasado por varios retakes para suavizarla y que además "necesariamente" fue mutilada con múltiples y muy píos cortes. ¡Ah, la censura…! 

¡Traed el agua bendita...!


¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado