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Montgomery Clift. Si en Hollywood hubiera realeza, Monty sería el máximo príncipe azul y encantador; el más increíble de todos. |
MONTGOMERY CLIFT: O DE UN ACTOR BRUTAL Con un talento que rayaba en la locura es una leyenda del Hollywood clásico porque fue un ser excepcional. Nacido en 1920 como Edward Montgomery Clift, fue el tercer hijo de un neurótico y acaudalado hombre de la banca. Tenía un hermano mayor y una hermana gemela que nació unos minutos antes que él. Nace en Omaha, Nebraska y es educado como todo un príncipe por "Sunny", una madre que estaba medio trastornada mentalmente y que ejercía sobre él un control exagerado. Pues Ethel Clift (Sunny) creía que eran de procedencia aristócrata por ser ella misma la hija de personas muy importantes y de dinero que siempre la ignoraron, comenzando por haberla dado a ella en adopción por haber nacido fuera del matrimonio. El niño hablaba alemán, francés e italiano; idiomas que practicó cuando su madre lo llevó en crucero de vacaciones por Europa para refinarlo todavía más cuando tenía 8 años. En la piscina del barco hubo un incidente en el que el pequeño casi se ahoga. A raíz de ello desarrolló un absceso en el oído que tuvo que ser operado en Alemania.
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Los cambios de Monty a través de sus primeros años. No sólo era guapísimo, además poseía una gran personalidad y era muy seductor. |
Debido a su arrobadora belleza y porque era muy fotogénico, el apuesto Monty comienza una carrera como modelo en Nueva York. Más tarde, alentado por su madre, debuta en Broadway con "Flay Away Home" a los 13 años.
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El pequeño Monty en la producción de Fly Away Home en el 48th Street Theatre de Nueva York. En el rol principal estaba Thoma Mitchel. |
Allí descubre que se le dan bien las imitaciones y que se encuentra muy a gusto en el extraño mundo del teatro. Todos allí lo consideran un encanto de muchacho, muy prometedor.
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Monty como el príncipe Peter con Jackie Kelk en el musical de Cole Porter Jubilee en el teatro Imperial de Broadway. En 1935 todos salían de la obra tarareando la melodía Beguin the Beguine. |
La actriz Libby Holman, adinerada , madura y bisexual, enloquece por él, cuando él ya tiene 22, y le produce la obra Mexican Mural a cambio de ser su amante en 1942. En total Clift actuó en 15 puestas en escena.
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El joven Montgomery Clift poseía una muy notable presencia y fotogenia. Se hacía de un buen nombre en Broadway, porque era disciplinado y, por si fuera poco, tenía mucho talento en escena. |
Después de una década de éxitos y aprendizaje se va a Hollywood y a regañadientes filma una película. Es curioso que el cine le pareciera un arte muy menor; muy inferior al teatro. A finales de 1948 se estrena Río rojo (Howard Hawks)*** un western donde actúa el coestelar junto a John Wayne, la anécdota es que a lo largo del rodaje ambos se caían bastante mal. Su sueldo fue de tan sólo $60, 000 dólares, pero su triunfo fue total.
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Montgomery Clift como Matt, un vaquero capaz de desafiar a un padre autoritario y retrógrado en Río rojo. © CB Films/ United Artists |
En diciembre de 1948 gracias a Red River y a The Search, ya estrenada también, aparecería en la portada de una revista muy popular en Estados Unidos sin él saberlo porque recorría las grandes capitales europeas: Londres, París, Roma y Atenas. Después se iría a Israel con su amigo el director Fred Zinnemann. Nadie lo reconocía porque iba medio desaliñado, sin afeitar y con ropa bastante común. Cuando regresó a Estados Unidos, para su gran sorpresa, se vio convertido en una especie de sex-symbol.
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Vertiginosamente convertido en astro cinematográfico con sólo 2 películas (Red River y The Search), Clift fue la portada de una revista de gran circulación. |
Después de tal éxito el excepcional actor de galanura melancólica ya cobraría $150,000 dólares por película. Rechazaría pertenecer a un único estudio cinematográfico. Sería nominado 4 veces al Óscar: Los ángeles perdidos (Fred Zinnemann, 1948)***, Un Lugar en el sol (George Stevens, 1951)****, De aquí a la eternidad (F. Zinnemann, 1953)**** y Juicio en Nüremberg (Stanley Krammer, 1961)**.
Cualquiera de sus películas es una
absoluta maravilla. Algo que rechazó también, y que fue un craso error, fue el papel protagónico de la grandiosa Sunset Boulevard, porque tener que hacer de amante y besar a la otoñal Gloria Swanson le parecía repugnante...
A pesar de ser un actor de altos vuelos a Hawks, Hitchcock y Huston les costó bastante trabajo lidiar con él en los rodajes. El primero era muy machista, el segundo solía ser muy impositivo, y el tercero era en extremo irascible. Él, por supuesto, no era una cereza en almíbar. Sin embargo, al final todos los directores caían rendidos ante su enorme talento. Porque después de todo, él era una singular "estrella".
Pero irónicamente, mientras sus logros en el cine eran grandiosos su vida personal era un verdadero desastre: torbellinos pasionales lo llenaban de dudas, neurosis y amantes secretos (otros actores que también permanecían dentro del clóset, escorts y affairs de una noche). Por si fuera poco el alcohol lo combinaba con pastillas ansiolíticas, somníferos y analgésicos.
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MONTGOMERY CLIFT SEX SYMBOL En shorts y playera vieja, como cualquiera en la playa, Monty lucía como ningún otro actor serio. |
A pesar de ser un actor de altos vuelos a Hawks, Hitchcock y Huston les costó bastante trabajo lidiar con él en los rodajes. El primero era muy machista, el segundo solía ser muy impositivo, y el tercero era en extremo irascible. Él, por supuesto, no era una cereza en almíbar. Sin embargo, al final todos los directores caían rendidos ante su enorme talento. Porque después de todo, él era una singular "estrella".
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Un lugar bajo el sol o Ambiciones que matan de 1951. Se dijo que Taylor y Clift eran la pareja más hermosa del cine. © Paramount |
Pero irónicamente, mientras sus logros en el cine eran grandiosos su vida personal era un verdadero desastre: torbellinos pasionales lo llenaban de dudas, neurosis y amantes secretos (otros actores que también permanecían dentro del clóset, escorts y affairs de una noche). Por si fuera poco el alcohol lo combinaba con pastillas ansiolíticas, somníferos y analgésicos.
Clift, por supuesto, no era el único actor homosexual, o bisexual, como otros lo consideraban: Allí estaban también Marlon, Grant, Dean y un Lancaster muy "bi"; o Farley Granger, Rock Hudson, Tab Hunter, Randolph Scott, Anthony Perkins, Vincent Price, Sal Mineo (y se rumoraba mucho sobre Spencer Tracy, el "esposo" de la Hepburn) y muchos más. Ahora nadie ignora la verdadera sexualidad de Katherine Hepburn, la Garbo, Marlene Dietrich, Tallulah Bankhead, Barbara Stanwick... y bueno, incontables más.
La increíble De aquí a la eternidad se convirtió en su película más famosa, hasta entonces. Allí alternó con otros consagrados como Frank Sinatra y Burt Lancaster. El argumento versaba sobre las tropas asentadas en la base marítima de Pearl Harbor, Hawaii, antes de aquel cruento ataque aéreo japonés. Clift hacía de un soldado traumado que había sido boxeador, pero que no quería volver a subir al cuadrilátero porque su último contrincante había fallecido de un mal golpe que él mismo le había propinado. Aprendió a tocar la trompeta y con un solo de réquiem, para su amigo muerto, quedó inmortalizado en la historia del cine.
En 1956 al salir de una fiesta ofrecida por su coestrella de El árbol de la vida/ Raintree County, Elizabeth Taylor, se estrelló en su auto, quedó muy lastimado y su cara quedó desfigurada.
La cirugía reconstructiva hizo lo que pudo, que fue bastante, pero el pobre hombre ya no volvió a quedar igual, ni física ni psíquicamente. Comenzó a depender de fuertes analgésicos y de la codeína porque los dolores por la fractura de la mandíbula y los pómulos eran muy agudos; a veces no podía masticar bien. Para colmo de males, comenzó a tener insomnio y cuando por fin lograba dormir, con somníferos claro, sufría de horrendas pesadillas.
Además del trauma de haber perdido su increíble rostro, le había tocado vivir en una época en la que ser homosexual era considerado como una anomalía, una absoluta aberración, que además acabaría con la carrera cinematográfica de cualquiera. Ésa era una condición inaceptable para un público que veía a las estrellas como símbolos de la más pura heterosexualidad; es más, ni siquiera se pensaba que alguna de ellas no lo fuera en la Meca del Cine. Al parecer, a Clift esta condición le resultaba muchísimo más agobiante que a sus otros compañeros de la diversidad. Tal vez porque era bastante más sensible.
Era tal el sufrimiento de Monty por haber perdido su belleza, además de cargar con la culpa por tener que ocultar a toda costa su naturaleza, que la mismísima Marilyn Monroe comentó una vez que Clift era el único ser humano con el que se podía identificar, porque sus problemas eran muy similares. Ambos eran geniales.
Él adoró a la extra rubia y a su vez, después de The Misfits (Huston, 1961), dijo que Marilyn era la actriz más talentosa con la que había trabajado jamás. Vaya que lo avalaban sus años de experiencia… Muchos decían que ellos eran almas gemelas. Para aumentar el morbo sobre su controvertida fama y figura, a Monty se le conoció como “El suicidio más lento de un actor en Hollywood”.
Para Juicio en Nuremberg de 1961, le habían asignado $100, 000 dólares por un papel cuya secuencia sólo duraría 12 minutos. Pero estaba tan inseguro de poder hacerlo bien que mejor optó por no cobrar. Nunca pudo recordar sus parlamentos debidamente, así que Stanley Kramer, el director, lo dejó improvisar. Era tal su sensibilidad, entrega y talento, que fue nominado otra vez a un Óscar. No se lo otorgaron.
John Huston lo volvió a dirigir en Freud: pasiones secretas, bajo una fuerte presión, porque no se ponían de acuerdo en casi nada. El guión lo había escrito Jean Paul Sartre, el padre del existencialismo francés. El actor ya comenzaba a sufrir de cataratas, con frecuencia olvidaba sus parlamentos y bebía vodka a escondidas en su camerino.
Una cinta que la crítica también recibió bastante mal fue Freud, porque es demasiado larga (140 minutos) y para muchos aburrida. Les pareció excesivamente didáctica. Sólo la actuación de Clift, de quien Huston sabía que era un monstruo cinematográfico, la salva hasta cierto punto. No obstante, a los amantes del cine nos parece una curiosidad bastante interesante; además, Clift está muy bien fotografiado en su vestuario de época y barbado, aunque nadie haya creído que se pareciese lo más mínimo al "Padre del psicoanálisis".
La increíble De aquí a la eternidad se convirtió en su película más famosa, hasta entonces. Allí alternó con otros consagrados como Frank Sinatra y Burt Lancaster. El argumento versaba sobre las tropas asentadas en la base marítima de Pearl Harbor, Hawaii, antes de aquel cruento ataque aéreo japonés. Clift hacía de un soldado traumado que había sido boxeador, pero que no quería volver a subir al cuadrilátero porque su último contrincante había fallecido de un mal golpe que él mismo le había propinado. Aprendió a tocar la trompeta y con un solo de réquiem, para su amigo muerto, quedó inmortalizado en la historia del cine.
En 1956 al salir de una fiesta ofrecida por su coestrella de El árbol de la vida/ Raintree County, Elizabeth Taylor, se estrelló en su auto, quedó muy lastimado y su cara quedó desfigurada.
La cirugía reconstructiva hizo lo que pudo, que fue bastante, pero el pobre hombre ya no volvió a quedar igual, ni física ni psíquicamente. Comenzó a depender de fuertes analgésicos y de la codeína porque los dolores por la fractura de la mandíbula y los pómulos eran muy agudos; a veces no podía masticar bien. Para colmo de males, comenzó a tener insomnio y cuando por fin lograba dormir, con somníferos claro, sufría de horrendas pesadillas.
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A raíz del accidente la cara de Clift quedó modificada; los músculos de su frente quedaron casi inmóviles, el labio superior quedó diferente y su expresión se endureció. |
Además del trauma de haber perdido su increíble rostro, le había tocado vivir en una época en la que ser homosexual era considerado como una anomalía, una absoluta aberración, que además acabaría con la carrera cinematográfica de cualquiera. Ésa era una condición inaceptable para un público que veía a las estrellas como símbolos de la más pura heterosexualidad; es más, ni siquiera se pensaba que alguna de ellas no lo fuera en la Meca del Cine. Al parecer, a Clift esta condición le resultaba muchísimo más agobiante que a sus otros compañeros de la diversidad. Tal vez porque era bastante más sensible.
Edward Montgomery Clift de signo Libra, bien podría haber sido también un modelo de calendarios, porque nunca perdió su esbelta figura. Medía 1.78 m y pesaba alrededor de 70 kg. |
Era tal el sufrimiento de Monty por haber perdido su belleza, además de cargar con la culpa por tener que ocultar a toda costa su naturaleza, que la mismísima Marilyn Monroe comentó una vez que Clift era el único ser humano con el que se podía identificar, porque sus problemas eran muy similares. Ambos eran geniales.
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Clift en 1960 declaró que la Monroe era "La mejor actriz con la que he trabajado". © Bruce Davison / Magnum Photos |
Él adoró a la extra rubia y a su vez, después de The Misfits (Huston, 1961), dijo que Marilyn era la actriz más talentosa con la que había trabajado jamás. Vaya que lo avalaban sus años de experiencia… Muchos decían que ellos eran almas gemelas. Para aumentar el morbo sobre su controvertida fama y figura, a Monty se le conoció como “El suicidio más lento de un actor en Hollywood”.
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Nadie sabía que Los inadaptados (llamada así en Hispanoamérica) iba a ser la última película de Marilyn Monroe y también de Clark Gable. © United Artists |
Para Juicio en Nuremberg de 1961, le habían asignado $100, 000 dólares por un papel cuya secuencia sólo duraría 12 minutos. Pero estaba tan inseguro de poder hacerlo bien que mejor optó por no cobrar. Nunca pudo recordar sus parlamentos debidamente, así que Stanley Kramer, el director, lo dejó improvisar. Era tal su sensibilidad, entrega y talento, que fue nominado otra vez a un Óscar. No se lo otorgaron.
John Huston lo volvió a dirigir en Freud: pasiones secretas, bajo una fuerte presión, porque no se ponían de acuerdo en casi nada. El guión lo había escrito Jean Paul Sartre, el padre del existencialismo francés. El actor ya comenzaba a sufrir de cataratas, con frecuencia olvidaba sus parlamentos y bebía vodka a escondidas en su camerino.
Una cinta que la crítica también recibió bastante mal fue Freud, porque es demasiado larga (140 minutos) y para muchos aburrida. Les pareció excesivamente didáctica. Sólo la actuación de Clift, de quien Huston sabía que era un monstruo cinematográfico, la salva hasta cierto punto. No obstante, a los amantes del cine nos parece una curiosidad bastante interesante; además, Clift está muy bien fotografiado en su vestuario de época y barbado, aunque nadie haya creído que se pareciese lo más mínimo al "Padre del psicoanálisis".
Su amiga Elizabeth Taylor le había pedido a John Huston para él el papel de su atormentado esposo, el comandante Penderton, enamorado secretamente de un soldado de la tropa, en Reflejos en un ojo dorado (1967). Huston, pese a todo, había estado de acuerdo en contratarlo. Pero desafortunadamente, tres meses antes del estreno de su última película The Defector (El desertor de Raoul Lévy), el 23 de julio de 1966, su último amante, Lorenzo James, lo encontró muerto en su departamento de Nueva York. La causa fue una severa oclusión coronaria.
¡Corte y queda...!
MarcH de Malcriado
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