jueves, 22 de octubre de 2020

 

NO SOY QUIEN CREES Los perfiles falsos son perfectos para vigilar a los amados y a los ex amantes a través de una inocente invitación de Facebook. ¿Les suena conocido…? © Diaphana Distribution


NO SOY QUIEN CREES (CELLE QUE VOUS CROYEZ) Francia, 2019, Dir. Safy Debbou. 
Una profesora madura, divorciada, culta, elegante y bella imparte cátedra en una prestigiosa universidad de París, trata de transmitir a sus alumnos el amor por la literatura universal. A ella las letras le han abierto las puertas de la belleza a la que contempla extasiada en sus privados viajes literarios ―porque también escribe―. Leer y escribir son  actividades que se  realizan  en solitario; son una ancestral y efectiva manera de evadir al mundo y su fatal cotidianeidad,  o por  el  contrario: hacerlo  estallar,  como  dijo alguna  vez  Octavio  Paz sobre  el  hombre encadenado  que  cierra los  ojos. 

Leer es una especie de realidad virtual que  sumerge a los diletantes y a los profesionales, en la vida y en las emociones ajenas. Pese a todo eso, la gran catedrática es en esencia la mujer más aburrida y triste del mundo. Sin embargo, no todo está perdido, para mitigar su ansiedad,  hartazgo y soledad está la Internet con sus maravillas, y  sus hipnóticas y  adictivas redes sociales. Esa será  su  salvación y otras  cosas más... Allí puede  suceder de todo: inclusive se puede crear un avatar, inventar un otro yo, una proyección a la medida exacta de todo lo que uno quiere ser o aparentar; dentro del hechizo de un mundo ficticio, irreal, perfecto.

Los perfiles falsos son la plataforma idónea para navegar por el ciberespacio de manera anónima y  meterse en donde  sea; además de ofrecer la posibilidad de vigilar a los amados de manera subrepticia, y hasta espiar (to stalk) a los ex amantes a través de la inocente invitación para agregarlos a la lista de Fb-contactos,  y de paso, también a las amistades de los susodichos, para mantenerse al  tanto de  los  actos colectivos de la mayoría por la simple asociación propia  del  sistema que de todo da  cuenta. ¿Les suena conocido…? 

Quincuagenaria, sumamente frustrada y amargada por su triste y monótona vida, Claire (Juliette Binoche), crea un perfil de Facebook como “Clara”, y para divertirse  más se ostenta como una Lolita tardía, es  decir, utilizando las  fotos falsas de una linda chica de la mitad de su edad y de aspecto absolutamente despampanante. De  esta forma logrará experimentar una maravillosa sublimación y su inefable némesis. Pero para darle mayor  sentido a todo, en  el centro del  asunto no  está  Hubert-Hubert, como  en  la  novela  de  Nabokov, pero sí está Ludo su ex novio, por supuesto,  en cuyo muro,  entre  muchos  otros,  orbita su  mejor  amigo: Alex (Françoise Civil), un  tipito que por ser fotógrafo es muy sensible  y por  lo  tanto ama y valora la belleza como el artista que es. El talentoso e ingenuo Alex  a la  postre sencillamente resultará  ser mucho  más interesante  que  el  tal  Ludovico y  se vuelve el  objetivo amoroso perfecto ante  los  ojos ávidos  de Claire-Clara: debido a que es muy bien parecido y  bastante joven. Tan sólo por serlo la literata desquiciada comienza  a idealizarlo, tanto que  termina por deidificarlo. Así que para  continuar  con  su inocua diversión y para poner  a prueba  sus juveniles  ―y por  tanto ya harto mermadas habilidades "lolitas"―, sutilmente lo va a seducir y lo va a   enamorar… porque ella también es una artista,  sobradamente hábil  en  el  arte  del  engaño. 

El amor cibernético es real y absolutamente verdadero, porque provoca la misma ilusión y las mismas respuestas cerebrales y reacciones químicas que el amor en su  versión clásica: la presencial. Porque invariablemente desemboca en las conversaciones telefónicas donde  sin  decir  nada  se  dice  todo y en las que será posible escuchar la voz amada. Comunicarse de manera inmediata con el otro es sentir la mágica emoción de la promesa del encuentro. Vehículo directo a la felicidad o a un tremendo choque con la realidad que inclusive podría terminar en tragedia. 

Tengo que mencionar que Françoise Civil, como el apasionado y gentil enamorado, y Nicole García como la Dra. Catherine Bormans, la psicoanalista de Claire (en un papel “bombón”, como se dice en el  ámbito teatral), se lucen de una forma extraordinaria y se vuelven entrañables porque ellos  sí  son auténticos. 

He visto muchas películas de mademoiselle Binoche a pesar de que ella no me agradaba ―pero no cabe duda de que es muy buena en su oficio y su filmografía es de primera―; pero en esta producción está increíblemente excelsa, tanto, que hasta desapareció de su cara esa sempiterna expresión suya de limón agrio (tan francesa), y nos permitió por  primera  vez descubrir en  esos magníficos  close-up que no es solamente fotogénica, sino una mujer de gran belleza. Hay una secuencia en la que el fotógrafo la ve a través de la lente y el momento es totalmente simbólico, por todo lo que significa para los personajes y nosotros  los espectadores. Pues no  hay  nada  tan emocionante como posar para alguien que se arroba capturando las  mejores  imágenes de ese otro alguien, en el  vehemente deseo de poseer lo  bello por  un  instante y  viceversa. Fotógrafo y  modelo,  dupla perfecta,  el  uno  no  puede  ser  sin  el  otro.    

Termino dándole una ovación de pie al director Debbou, que logró una  obra  maestra sobre la locura de amor de 2 que no  saben que  no  saben que  no deben  creer todo  lo  que  ven. Seguramente voy a volver a verla, porque vale muchísimo la pena y porque después  de  tantos años, finalmente, ya quiero a la Binoche. 

¡Corte y queda…! 

MarcH de Malcriado

lunes, 19 de octubre de 2020

VENGANZA IMPLACABLE

VENGANZA IMPLACABLE Acción de principio a fin en un filme de excelente factura, con la presencia estelar de uno de los actores favoritos de este género.
© Open Road Films y Briarcliff Entertainment



VENGANZA IMPLACABLE (THE HONEST  THIEF) EE.UU., 2020, Dir. Mark Williams. 
Una cinta de policías y ladrones, el clásico thriller policíaco lleno de trancazos, emociones, corretizas, balazos, explosiones y persecusiones en autos a 150 km por hora y todo lo demás. Pero en esta entretenida producción, para variar, la frontera que divide lo prescrito de lo proscrito, o sea lo que hacen los buenos y los malos, según lo que se supone que les es propio, se diluye en un abrir y cerrar de ojos y el  total parece invertirse en un juego de espejos que pone a la ética frente a la más descarada de las ambiciones de aquellos que creen tener a la ley de su lado. 

Quien mejor para encarnar al inteligente, hábil y fascinante ladrón “Tom Carter” que el monumental macho alfa irlandés de 1.93 metros de estatura, el legendario Liam Neeson, cuya carrera se sustenta en sus magníficas interpretaciones de héroe y antihéroe que siempre tiene que escapar de las jugarretas del destino. No hay pierde con él, aunque su rango histriónico sea limitado porque casi siempre interpreta el mismo papel, excepto en muy honrosas excepciones. Ese sí que últimamente es el clásico caso del actor estereotipado, pero parece que ni a él ni al público nos importa, porque somos sus fans. 

En el fondo de tanta acción subyace una tierna historia de amor y de lealtad con la guapa de la película: “Annie” (Kate Walsh), una dama que sin deberla ni temerla se ve involucrada en una serie de situaciones altamente peligrosas que apelan a su buen juicio, inteligencia y prudencia. Los policías están bastante bien, 2 jóvenes y 2 maduros; que tendrán que investigar a un otoñal ladrón que quiere poner su vida en orden a través de la expiación de sus culpas. 

Muy disfrutable y excelente pretexto para ir a comer palomitas y beber refrescos cuyo precio se ha incrementado bastante para que las cadenas cinematográficas puedan enfrentar los costos de tener que limitar el aforo de las salas en acato de los protocolos de sanidad actuales. Yo no cambio por nada la posibilidad de asistir al cine para ver las películas como se debe mientras podamos, pues así como sigue la situación es una verdadero privilegio que los complejos continúen abiertos. 

¡Corte y queda...! 

MarcH de Malcriado

martes, 6 de octubre de 2020

SPUTNIK

 

SPUTNIK Una versión a la rusa de Alien, oscura y mórbida sólo para quienes gustan del género de los extraterrestres y los asuntos espaciales. Aunque podría decirse que no es nada del otro mundo, lo es… © Art Pictures Studio/ Fond Kino/ Hype Film/ Vodorod 2011 / Distribuida por IFC Midnight/ XYZ Films


SPUTNIK: EXTRAÑO PASAJERO Rusia, 2020. Dir. Egor Abramenko. En 1983, a bordo de la nave Sputnik, 2 astronautas orbitan y ven la Tierra como un espectáculo sin igual. Todo está bajo control, sin embargo, pronto comienzan los problemas, pues también ven algo raro que de repente pasa por la ventanilla allí afuera y la tensión comienza cuando se dan cuenta de que la escotilla comienza a abrirse. Lo que verán no es comprensible para el ojo humano, a pesar del entrenamiento al que han sido sometidos estos cosmonautas durante años. Esta impactante aventura espacial nos sumerge en el vórtice de un secreto de Estado que sólo los altos mandos del Kremlin suponen que pueden manejar, con los riesgos y sorpresas que implica el ir abriendo el expediente… ¿Qué o quiénes habitan en el universo, son amistosos o son de temer...?

El módulo aterriza en alguna parte de Kazajistán, cerca del mar Caspio. Las fuerzas armadas rojas los rescatan y los llevan a la consabida cuarentena... Todo detrás de la cortina de hierro aparece oscuro, viejo, con un sistema anquilosado que no admite aperturas, ni las científicas ni menos aun las éticas. 

El poderío espacial ruso ha mandado 2 hombres al espacio, pero con ellos ha regresado algo o “alguien” más… y ahora los 3 se encuentran en un campamento militar para ser estudiados. 

Para llevar un poco más de rigor en la peligrosa investigación, los altos mandos ordenan traer a la más calificada neuropsiquiatra de Rusia: la Dra. Tatiana Klimova, una hermosa rubia (Oksana Akínshina, por demás despampanante y ya multipremiada, qué bárbara). Mujer de temple, muy inteligente y sagaz, inicia entrevistando a Konstantin (Pyotr Fyodorov), el cosmonauta que guarda la clave del misterio o quid de la trama, que  de antemano se presume como algo realmente terrible. 

Con un ritmo lento pero muy intenso, lo oculto comienza a ser revelado con la llegada de la doctora que  se  dedica  a atar cabos,  pero siempre bajo  la  supervisión y la  mirada hierática  del coronel Semiradov (el  espléndido Fiodor Bondarchuk);  así entonces las luchas de poder no se hacen esperar, pero el miedo tampoco. El bien enfrenta al mal, a pesar de las apariencias. 

No obstante de ser una cinta de fórmula bastante predecible, la puesta en pantalla es magnífica, pues la fotografía, la iluminación y los Fx son de una excelente factura. La dirección es muy acertada porque logra llevar el turbio asunto hasta los confines de lo más torvo y sofocante; así lo requería el argumento; las actuaciones son magníficas y el tono va in crecendo hasta el agobiante e inesperado final. 

Es densa y larga, pero los 113 minutos que dura pasan sin sentirlos. Es una rara sorpresa, pero muy interesante, ver en la cartelera mexicana una película rusa de la que no había visto tráiler alguno ni tenía información previa. Fue mejor así, porque me gustan las citas a ciegas… esta vez no hubo decepción. Hace tiempo dejé de calificar las cintas aquí, pero esta vez sí quiero hacerlo, en mi escala de 5 le doy: **** 

¡Corte y queda…! 

MarcH de Malcriado