lunes, 19 de octubre de 2020

VENGANZA IMPLACABLE

VENGANZA IMPLACABLE Acción de principio a fin en un filme de excelente factura, con la presencia estelar de uno de los actores favoritos de este género.
© Open Road Films y Briarcliff Entertainment



VENGANZA IMPLACABLE (THE HONEST  THIEF) EE.UU., 2020, Dir. Mark Williams. 
Una cinta de policías y ladrones, el clásico thriller policíaco lleno de trancazos, emociones, corretizas, balazos, explosiones y persecusiones en autos a 150 km por hora y todo lo demás. Pero en esta entretenida producción, para variar, la frontera que divide lo prescrito de lo proscrito, o sea lo que hacen los buenos y los malos, según lo que se supone que les es propio, se diluye en un abrir y cerrar de ojos y el  total parece invertirse en un juego de espejos que pone a la ética frente a la más descarada de las ambiciones de aquellos que creen tener a la ley de su lado. 

Quien mejor para encarnar al inteligente, hábil y fascinante ladrón “Tom Carter” que el monumental macho alfa irlandés de 1.93 metros de estatura, el legendario Liam Neeson, cuya carrera se sustenta en sus magníficas interpretaciones de héroe y antihéroe que siempre tiene que escapar de las jugarretas del destino. No hay pierde con él, aunque su rango histriónico sea limitado porque casi siempre interpreta el mismo papel, excepto en muy honrosas excepciones. Ese sí que últimamente es el clásico caso del actor estereotipado, pero parece que ni a él ni al público nos importa, porque somos sus fans. 

En el fondo de tanta acción subyace una tierna historia de amor y de lealtad con la guapa de la película: “Annie” (Kate Walsh), una dama que sin deberla ni temerla se ve involucrada en una serie de situaciones altamente peligrosas que apelan a su buen juicio, inteligencia y prudencia. Los policías están bastante bien, 2 jóvenes y 2 maduros; que tendrán que investigar a un otoñal ladrón que quiere poner su vida en orden a través de la expiación de sus culpas. 

Muy disfrutable y excelente pretexto para ir a comer palomitas y beber refrescos cuyo precio se ha incrementado bastante para que las cadenas cinematográficas puedan enfrentar los costos de tener que limitar el aforo de las salas en acato de los protocolos de sanidad actuales. Yo no cambio por nada la posibilidad de asistir al cine para ver las películas como se debe mientras podamos, pues así como sigue la situación es una verdadero privilegio que los complejos continúen abiertos. 

¡Corte y queda...! 

MarcH de Malcriado

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