NO MANCHES FRIDA 2 México, 2019. Dir. Nacho G. Velilla. El casi inexistente argumento versa sobre una preparatoria que pronto será cerrada si no se demuestra ante las autoridades que los educandos poseen valores, ganas de salvar su instituto y proseguir con sus estudios. Increíblemente, la prueba serán unas competencias deportivas interescolares a efectuarse en un resort de playa muy ad hoc, el hotel “Doble V” de Punta Mita con su decoración chillante e hipercromática. La trama paralela es la reconquista del amor de Lucy, la profesora más bonita y propia del plantel (Martha Higareda) por su colega Zequi, el más chistoso y querido de los profesores (Omar Chaparro). Pero el problema es que ella está muy enojada porque se tuvo que suspender la boda en plena ceremonia por algo que no les voy a contar. Así las cosas, antes de la contienda, Lucy se reencuentra con su ex novio Mario (Aarón Díaz) un galanazo profesional que a su vez es el entrenador del equipo de la más peligrosa prepa rival del Instituto Frida, que hará también todo lo posible por reconquistarla, por supuesto.
El reparto juvenil cumple muy bien, tal vez sea porque no son novatos y porque además las actrices de soporte son de gran nombre y trayectoria: Itatí Cantoral, Andrea Noli, Fernanda Castillo y Raquel Garza, que aunque a veces están muy sobreactuadas ―seguro fue cosa del director y del tono supuestamente “hilarante” de una comedia tonta―, en general están muy bien.
Por otro lado, el trabajo formal: dirección, fotografía, edición y soundtrack son de primer nivel. Lástima que estén al servicio de una producción tan simple y básica, llena de malos gags, algunos bastante escatológicos, cuya función es divertir a un público juvenil que los productores suponen que a veces no es muy exigente, que sólo desea reírse mucho y consumir combos de palomitas, tal como yo, que soy chavorruquísssimo (¿así se escribirá...?) y que veo de todo.
En realidad, con semejantes recursos bien podría haberse realizado un buen filme de mayores alcances. El final, por supuesto es predecible y muy bobo, igualito que en las comedias gringas de este género. Al fin y al cabo en todos lados se cuecen habas...
Sin embargo, y a pesar de ser una película tan mala, tiene personajes y momentos muy graciosos; el ritmo es tan sostenido y vertiginoso que no importa tanta exageración, porque además Higareda y Chaparro se coronan como las máximas estrellas del cine mexicano de esta temporada. Me da un poco de vergüenza admitirlo, pero con todo a mí sí me gustó...
¡Corte y queda…!
MarcH de Malcriado