martes, 8 de septiembre de 2015

DE GUERRITAS BIEN FRÍAS



THE MAN FROM U.N.C.L.E. (El agente de C.I.P.O.L.). EEUU, 2015. Dir. Guy Ritchie. Ubicado en 1963, Napoleon Solo (Henry Cavill) cumplirá una misión ultra secreta tras la infausta Cortina de Hierro. Éste es el inicio de una aventura trepidante de espionaje y contraespionaje. El mundo está polarizado por la Guerra Fría, fuente inagotable de mitos y realidades, de sueños de libertad y de deseos apremiantes de alcanzar la hegemonía mundial. El dominio del mundo se reduce a la posesión de armas nucleares, y mientras más se tengan mejor. ¿Quién ganará…? 

Después del cruento encuentro, en Berlín, entre Solo y su némesis, el letal Illya Kuryakin (Armie Hammer) —que son los agentes más osados de la CIA norteamericana y de la KGB rusa respectivamente—, todo el tiempo lucharán, literalmente a brazo partido, por la obtención de la microcinta con las instrucciones de fabricación de una nueva bomba de uranio, e impedir que ésta llegue a manos de los rojos. 





Mientras tanto,  en una  suite  del  hotel  Plaza  de Roma, entre Alicia  e  Illya pasa  cada  cosa...
Foto:  Warner  Bros.


El vehículo es la guapita Gaby Teller (Alicia Vikander,  en  foto  arriba), que llevará a los espías hasta su padre, el científico secuestrado para manufacturarle la bomba de uranio a los rusos.  Una  vez  fabricada  será transportada a través de un consorcio naviero itálico, que por tradición siempre ha tenido nexos con las fuerzas oscuras, como los nazis, desde la 2ª Guerra Mundial. La compañía naviera es comandada por la rubia más fatídica de lo que va del año: la despampanante Victoria Vinciguerra (Elizabeth Debicki).



Una rubia tan  bella  como  fatídica. Victoria, al  mando de una  organización  al servicio  de las  fuerzas  oscuras  del  mundo. No  se  detiene  ante  nada... Foto: Daniel Smith/ Warner Bros AP  

Esta vez me “armé” con mi combo de palomitas, refrescote y chocolatote (qué precio$$$) para disfrutar de una tonta película del género de acción, que me gusta mucho ver, de vez en cuando. Me llevé una gran sorpresa, pues no me perdí en una de esas ridículas y complicadísimas tramas (que puedo asegurarles que a veces ni el productor, el director ni el escritor entienden), no  para nada. Hasta una persona  mayor  y de lento aprendizaje  como  yo le puede entender  muy bien. 

El director Ritchie se ubicó perfectamente en una época de elegancia y estilo totales (los diálogos sobre moda, diseñadores y combinaciones entre los protagonistas en la boutique romana de la Via Veneto, ¿o Condotti?, son de antología). No olvidemos que el slogan de la cinta es: "Saving the world never goes out of style", algo así como: "Salvar al mundo nunca va con perder el estilo". Las locaciones italianas no pudieron ser más lucidoras, en Roma mayormente. La dirección de arte es digna de mención. El soundtrack es de primera categoría (me tocó una sala 100% digital con sonido ...meXtremo), sobre todo en la secuencia en el muelle la que Solo, dentro de un camión, bebe con fruición una copa de Chianti Vecchio acompañado de un tramezzino, mientras afuera acontece una persecución de lanchas delirante. La bella canción de fondo es Che Vuole Questa Musica Stasera interpretada por Peppino Gagliardi. El  video musical no  lo pude insertar  aquí,  pero lo comparto aparte en  la entrada previa  de  este  mismo blog.  

El británico Cavill y el californiano Hammer son dos de los tipos más deslumbrantemente fotogénicos que se  han visto en el cine últimamente. No en balde Henry Cavill ya hizo de Superman en Man of Steel (Zack Snyder, 2013)***.



Napoleon Solo, contra el mundo...
Foto: Daniel Smith/ Warner Bros AP


Cavill le da a Napoleón Solo una galanura y “savoir faire” que tiene su perfecta réplica en un Kuryakin de apostura hercúlea, quien por su parte ya estelarizó otra megaproducción: The Lone Ranger (El llanero solitario, de Gore Verbinski, 2013)**. Hace mucho que no se veía una química tal entre dos antagonistas.

Illya  Kuryakin,  el  agente más  letal  de
la  de  por  sí  ya  muy  temible KGB.
Foto: Warner  Bros.

Si quieren ver un poco sobre cómo era la política, la moda, la música y el glamour de los  años 60, mientras pendía sobre la cabeza de la humanidad la espada de la inminente Guerra Fría vayan a verla, y si no, también; porque es una película de entretenimiento de una gran factura (75 millones de dólares muy bien utilizados). Muy buena. ***

March de Malcriado

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