martes, 24 de julio de 2018

DEL ORO Y DEL FALSO OROPEL


DE QUE MUCHAS HAN QUERIDO SER LA NUEVA MARILYN Porque inclusive hasta nuestros días, ella es el máximo rasero de la belleza, la fama y el glamour al que puede aspirar una persona con sueños de "superstar”. No cabe duda que algunas se han acercado bastante desde aquella tremenda, y descaradamente adorable, Jayne Mansfield. Allí están por ejemplo: Carol Baker, Diana Dors, Barbara Lang o Stella Stevens (¿alguien las recuerda...?).


En  los  años  de  1950 y  parte  de los  60,  la   señorita Mansfield copiaba sin tapujos y  exageradamente   el  estilo de la Monroe,  porque  la  admiraba tanto  que quería  ser  como  ella.


Caso aparte son Farrah Fawcett y, mucho más recientemente, la despampanante Anna Nicole Smith, conejita de Playboy, que llegó a ser símbolo sexy. Aunque actualmente Charlize Theron, Blake Lively y Scarlett Johnasson me embelesan, a ellas como que no les gusta ser "bombshells".


La linda Blake  Lively  personificó a  la  perfección a Serena, "La  Chica  It" de  Nueva  York en  Gossip  Girl.



Las rubias, y mucho más las del tipo “explosivo”, ya no abundan y según varios estudios e investigaciones de los científicos del campo de la genética, parece que a futuro tienden a desaparecer. Sin embargo, nos gustan mucho, Por algo será... Recordemos a Margot Robbie como una Lolita caricaturizada, fantástica y muy fatídica Harley Quinn en Escuadrón suicida (David Ayer, 2016)***. Largometraje que les recomiendo muy ampliamente, por cierto.


Con su playera de “Daddy’s Lil Girl”, Margot Robbie como la letal Harley Quinn.
Imagen: © DC Entertainment/ Warner Bros


Pero bueno, no creo que para ser ese tipo de güera lo más difícil sea ser joven y muy bonita, ni vivir en el gym, estar  siempre a régimen alimenticio, decolorarse el  pelo,  y  todo  lo  demás, para después teñirse de extra rubia y posar a “la Harlow o a  lo Monroe” exacerbadamente.  Con vestidos de los que literalmente se están saliendo (o que dan la impresión de que se van a reventar dentro de un segundo). El chiste para llegar realmente a la cima del estrellato, y mantenerse allí, es muy  simple: Ser muy  ambiciosa, ser  extraordinariamente hermosa,  con muchas curvas, piernas  muy  largas  y  torneadas, aunque  sean  un tanto  cuanto  aerodinámicas, tener carisma, y además,  pero  sobre  todo, tener mucho pero muuucho t-a-l-e-n-t-o. Claro, ésto también aplica para todas, aunque sean castañas… u hombres; ¿verdad Amanda Lepore…?


Estrella  trans,  Amanda  Lepore, que en  realidad  se  llamaba Armand,  es  todo un sex  symbol.  Reina socialité,  de  la  moda,  las  pasarelas y  el  rap, es musa  del  fotógrafo David  LaChapelle. Por  si  fuera  poco ya  lanzó un  libro  de  tips  de  belleza. 
Imagen: © Victoria  Hanasvilli para Get Out¡  Magazine


Es obvio que para poder trascender el centerfold, una simple y  triste historia o  la leyenda,  volverse  ícono o convertirse  en un verdadero mito, hay  que  eliminar un  gran  error  estructural,  la falla fatal. Que radica primordialmente en la  carencia del exquisito talento histriónico propio del paradigma (Marilyn Monroe, por supuesto). Pues al querer copiar el icónico estilo de la máxima “bombshell” universal, tan sólo por intentarlo, ya se ven como un ridículo cliché ─pues además, si no se tienen los tamaños suficientes, en todos los sentidos─, el triunfo será tan efímero y ficticio como el intento.

La señorita Smith era realmente preciosa y la verdad lucía rutilante. Sus fotos lo demuestran. Tanto, que llegó a ser una especie de top model e imagen publicitaria de una popular marca de ropa, todo lo cual le reportó buenas sumas de dinero. Se casó con un nonagenario multimillonario, sólo por amor claro. Así y todo, la monumental beldad no tenía ni la infraestructura psíquica ni artística para aguantar el rigor de la fama falsa, del peróxido –con su fétido olor–, el peso de las "bubis" todavía más falsas y todo lo demás... que duele y hiede todavía peor…



Ana  Nicole Smith,  una bellísima rubia  trágica.


Para una mujer ser un objeto sexual público es una construcción absolutamente antinatural. Tan fake, pesada y mediatizada que la puede aplastar mucho más fuerte de lo que lo hacen las planchas para tomar mamografías. El precio de semejante prueba es tan alto que todavía no lo ha podido pagar nadie…

A pesar de todo, para horror y fascinación del público, siempre hay alguna chica dispuesta a ser la nueva personificación del "cordero de sex-appeal" para el holocausto hollywoodense; o, mucho más humilditamente, para los medios televisivos o las plataformas cibernéticas, que reclaman nuevas víctimas, digo “actrices”... 





Las  mujeres bellas nunca  pasan  de  moda.  En  esta  cinta  para  la  televisión se reafirma  que,  además,  siempre  son  un  buen  negocio,  excepto  para  ellas  mismas...
Imagen: © Sony  Pictures TV  


El argumento de la película ANNA NICOLE de la directora Mary Harron, 2013, con Agnes Bruckner en el rol principal, es el mismo de todo este tipo de biopics: Chica bonitilla, hambrienta y miserable, con muchos sueños y las suficientes agallas para cerrar o abrir muy bien la boca (que le estalla de roja), y las piernas (por supuesto), a cambio de un quesque fabuloso trabajo de prostituta imagológica envuelto en el oropel del infierno. Una fábrica de sueños lúbricos tan duradera como un orgasmo a solas...



La  Monroe es  la  única que  sigue apareciendo  en  nuestros  sueños cuando  de  muñecas  rubias  se  trata. 
Imagen: © Richard  Avedon, 1958 / MM State




In loving memory of those goddesses and sex-symbols. I cherish you all anyway… my little precious…!

¡Corte  y  queda…!
MarcH de Malcriado

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