martes, 19 de febrero de 2019

LA FAVORITA

LA  FAVORITA Sí, siempre han  estado allí "las favoritas", con sus  clásicos caprichos, berrinches e intrigas  versallescas, aunque ahora trasladadas al palacio de  Ana de  Gran  Bretaña.  Todo un tratado sobre los  amores,  la  traición, la perversión, el humor negro y el cinismo, pero servido en charola de plata y amenizado  con  el  ritmo,  la  elegancia  y  la  cadencia  del minué. 
Imagen: © Element  Pictures/ Scarlet Films/ Film4 Productions/   Fox  Searchlight Pictures




THE FAVOURITE (La favorita) GB, Irlanda, EE.UU.,  Dir. Yorgos  Lanthimos,  2018.

La fascinación  ejercida por   la  vida  de la realeza,  sobre  todo la  europea,  siempre  ha  sido un gran imán  para los artistas y el  resto  de  la humanidad,   curiosa por  naturaleza. Las historias palaciegas,  sus triunfos,  fracasos y  enredos han  estado  permanentemente  en  el  imaginario popular.  Además,  para  solaz  de  todos está  presente en el  teatro desde  los  griegos,  la  literatura y  ahora,  por  supuesto,  en  el  cine. Las  clásicas intrigas  versallescas ahora  se  trasladan a  un palacio  de la Inglaterra del  siglo XVIII,  durante  el  reinado de  Ana de  Gran  Bretaña (Olivia  Colman),  la  última  de  la  dinastía  de  los  Estuardo, a  quien por  cierto presentan bastante  inepta  para  semejante  cargo.  Pues ella, apenas consciente de  sus responsabilidades como  soberana  del Imperio Británico ―que en  este  periodo  se halla  en  guerra  con  Francia―, está  más  preocupada  por salir  a pasear  a  sus mascotas,  cumplir sus  caprichos y por su muy  precario estado  de  salud.
  
El  director Yorgos Lanthimos tuvo  entre  las  manos  un guión que  no  tenía  pierde y  lo  ejecutó con gran  maestría.

Una reina (cuyos  antecedentes no  están  planteados  en  el  filme) y los  intríngulis,  traiciones y  lealtades de su  corte, en  un escenario palaciego que  por    mismo  ya  es  apantallante; y que  se  vuelve  apabullante  gracias  a  una  fotografía que  utiliza grandes  angulares con lentes  tipo “fisheye”. Tal  vez Lanthimos quiso  acentuar  lo  pequeño y  lo  efímero  de  los  personajes,  avasallados  por  sus evidentes  pasiones. Por  otro  lado,  las intensas emociones  de  las  protagonistas son  retratadas con acercamientos que  captan  milimétricamente las  chispas  de sus profundas miradas, tan inteligentes  como agudas. 
  
El  argumento inicia con un  carruaje y una  panorámica que  lleva unos  viajeros a un  palacio.  Desde  afuera semeja un  lugar en  el  que  todos  querríamos vivir.  Pues los palacios, palacetes,   castillos y mansiones son  lugares  soñados e inalcanzables,  excepto  para  algunos privilegiados,  como Abigail (Emma  Stone),  que  por  azares  del  destino llega allí a trabajar en  el  servicio. En  una  secuencia inicial nos  damos  cuenta  que  tal  vez en  realidad no  es  una  sirvienta,  porque  comete  un  error tan  básico como garrafal en  la  cocina. Sin  embargo, comienza a  adaptarse y sus  conocimientos  de  botánica  la  acercan un  día a  la  cámara  de  la  reina, que constantemente necesita  paliar  sus males. La  siempre  vigilante Lady Sarah (Rachel  Weisz) es la  primera  dama  de  compañía real y  dueña  de  toda  sus  confianzas. Inclusive, muchas veces llega a  suplir  a  su  majestad  en infinidad  de audiencias,  juntas parlamentarias y  toma  de  decisiones  de  vital  importancia. Es  muy  claro,  ¡ella  es  la  favorita!

Miss Abigail resulta  ser  prima  de  Lady  Sarah; queda  de  manifiesto  entonces  que Abigail es una  aristócrata venida a menos  que  quiere  ser parte  de  la  corte. Así que  pondrá  en  juego toda su astucia para  conseguirlo. Allí inicia el  melodrama.  

Dicen que los actos de una mujer despechada son algo de lo peor que se puede experimentar.

Las  mentiras,  las  intrigas,  simulaciones,  triquiñuelas, y todos  los  elementos  que componen  la  tragedia  doméstica de  esta  historia se  desencadenan  a partir  de  una   inocente   toma  del  té entre  las 3 mujeres.

Aquí,  más  que  a  los  aposentos  reales, parece que  asistiéramos a una arena para presenciar un duelo de excelsas, y es realmente difícil elegir a nuestra verdadera favorita...
  
El  tono a veces  fársico de  la  película me sugirió un poco un hipotético subtítulo: De la crónica de las tres locas delirantes, o De las tres chifladas.
  
Luego  entonces,  la pregunta sería: ¿cuál de las tres será la más “descocada”  o  la  más  tremenda...?
  
La  favorita es  todo un tratado sobre la traición, la perversión, el humor negro y el cinismo, servido en charola de plata y amenizado  con  el  ritmo  y  la  cadencia  del minué.
  
Independientemente de los  premios  ya  ganados y sus diez nominaciones al Óscar, lo cual ahora es muy difícil de soslayar, hay que verla, irremisiblemente. Porque la plena y maravillosa suntuosidad de la puesta en pantalla: Dirección  de actrices, y  de  todo lo  demás,  como  la  de arte; fotografía y vestuario,  entre  otras, enmarca esta colección de debilidades humanas, las potencia y las vuelve altamente seductoras.
  
En  La  favorita es  fácil deducir  el  desenlace.  Pero el  amargo final encierra toda la tristeza y el vacío del triunfo... ****/****

¡Corte  y  queda…!

MarcH  de  Malcriado

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