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A STAR IS BORN Nace una estrella consagra definitivamente a Lady Gaga y a Bradley Cooper como superestrellas de la realeza de Hollywood. © Warner Bros. Pictures |
A STAR IS BORN (EE.UU., 2018, Dir. Bradley Cooper) El argumento es por todos archiconocido, a menos que seas centennial o millennial y no veas películas de antes de que nacieras. La primera fue con Janet Gaynor (William Wellman, 1937), después con Judy Garland (George Cukor, 1954), luego con Barbra Streisand (Frank Pierson,1976) y ahora con Lady Gaga. De las 3 últimas, Gaga es la que menos facultades vocales tiene pero no nos importa. Sin embargo, ella es la gran vedette del milenio (doña Madonna o Cher ya estarían bastante pasadas de años para el papel y las otras ni existen), así que...
Una estrella de rock, el madurón Jackson Maine (Bradley Cooper) bastante alcohólico y adicto a la cocaína tiene sed y se mete a cualquier lugar en busca de un drink. Así que fortuitamente conoce a Ally (Lady Gaga), una mesera que actúa ciertas noches en un club nocturno de esos llamados underground. De hecho, ella es la única cantante que aun siendo mujer es la menos glamorosa de todas las "estrellas" que allí se suben al escenario; pues éstas son puras drag queens que amenizan la noche gay. Jack, como es de suponerse, cae rendido ante los encantos de esta falsa Edith Piaf.
Resulta que la cantante en ciernes también compone y de repente ya está acompañando a la estrella rockera en sus giras para cantar una que otra cancioncita en sus chóus. El público de los conciertos, y más el de Youtube, comienza a fijarse en ella, porque está chistosa y canta bonito. Pronto un productor le propone grabar un disco y ya está.
Pero, no todo es así de sencillo. Ella tiene que despegarse de Jack y aprender, ejercitarse, firmar un contrato y ceñirse a las exigencias del manager-capataz que le dice todo lo que tiene que hacer. Órdenes de la disquera. El resultado no puede ser mejor, porque ella es muy buena. En realidad tiene madera y no está loca, todavía...
La actuación de Lady Gaga es muy fina, si se quiere milimétrica. Lo mismo sigue una coreografía a la perfección en un programa de televisión en vivo y en cadena continental, que rescata del ridículo en público, y en privado, al amor de su vida, el mismo que la sacó de ser mesera en las cloacas quesque gourmets de la gran ciudad.
Bradley Cooper (con doble nominación al Óscar) también sorprende con su dirección y con su actuación, además de que canta bastante bien ―me recordó a Bruce Springsteen―; el tipo está perfecto como el depresivo artista con corazón de oro.
La dama Gaga también está nominada a un Óscar, porque es una rutilante realidad. Hace lo que le da la gana en donde quiera que se pare. No es novata en el cine, ya como "La Chameleon" nos apantalló con su actuación en Machete Kills (Robert Rodríguez, 2013) y después en Sin City: A Dame to Kill, también de Rodríguez (2014). Tiene un rosario de números 1 en el hit parade mundial y lo mismo sale disfrazada de enferma mental o esquizoide, que hace un documental para Netflix sobre su vida, también es capaz de cantar clásicos con gay crooners como Tony Bennet y aparecer como una verdadera divinidad de pasarela.
La cinta es una de las producciones que más gustaron en 2018. Aquí la lista de sus 8 nominaciones al Óscar:
Mejor película.
Mejor actor Bradley Cooper.
Mejor actriz Lady Gaga.
Mejor actor de reparto Sam Elliot.
Mejor guión adaptado.
Mejor canción original "Shallow".
Mejor dirección de fotografía.
Mejor mezcla de sonido.
Vale la pena verla, porque aunque es un remake, como ya sabemos, Stefani Joanne Angelina Germanotta es una súper estrella que sí tiene talento e increíblemente, ¡no es payasa...!
Como reza el título de la película: aquí sí que "nace una estrella". Total que es excelente, como divertimento y como obra artística. ****/****
¡Corte y queda...!
MarcH de Malcriado
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