NUEVO ORDEN (México, Francia, 2020. Dir. Michel Franco).
Electrizante, catártica y absolutamente incómoda; ésta es la nueva Los olvidados (Luis Buñuel, 1949) ―pero recargada y al revés―, que hace 70 años levantó tanta ámpula, por cruda y controversial, en aquel México ingenuo y provinciano, que había sido multi retratado en la “Época de Oro” como si fuera un oasis de ensueño mítico y folclórico que nunca existió. Sin embargo, la realidad urbana, que se acercó muchísimo a la realidad, y que desde siempre ha sido muy difícil de procesar, no tiene peros. Tan sólo recordad Distinto amanecer (Julio Bracho, 1943) o Una familia de tantas (Alejandro Galindo,1949). Esta dolorosa realidad nacional, que ahora el enorme Franco (que la escribió, la adaptó, la produjo, la dirigió y la editó, claro) este año nos presenta ―a colores, con sonido estereofónico y con una factura técnica y artística perfecta― una producción catedralicia que no habla más que del grandísimo abismo social que existe en nuestro país para mostrársela no solamente a México, sino al mundo entero.
Muchas veces preferimos ir a ver películas de "Jólibutt" que son la mar de divertidas, pero que olvidamos a los 10 minutos de haberlas visto; porque son neoespectáculos opiáceos y absolutamente estúpidos. Por citar un ejemplo: Hace un año me dormí en Pokémon: Detective Picachu (Rob Letterman, 2019), que no pudo salvar ni la presencia de Ryan Reynolds. Esta súper película, Nuevo orden, no es apta para el público que va a ver filmes como Los Vengadores, las sagas de Star Wars, El club de los idealistas o Coco.
Nuevo orden escuece la piel, provoca quemaduras de 2° grado y una profunda melancolía que al final se vuelve depresión. Es como ver un filme del neorrealismo italiano, pero todavía más atrevida, más terrible, porque no es allá en la Italia de la posguerra, transcurre en un México peligrosamente actual. Lo que le pasa a la única ultra bella y buena de la película, papel a cargo de Naian González Norvind, no tiene parangón desde lo que le pasaba a los personajes de María Rojo en las películas de Jaime Humberto Hermosillo.
Al salir de la sala de cine caminamos sobre El Paseo de la Reforma, donde quedamos deslumbrados por tanta luz solar, por las flores de cempasúchil, por la música y la alegría de las calaveras monumentales, de los puestos de chácharas y garnachas (la vimos el 22 de octubre, el día que se estrenó, antes del Día de Muertos), y de ver a los niños jugando. Al observar todo eso, no se puede más que esbozar una sonrisa y dar gracias porque vivimos en paz; porque no somos una dictadura militar, y aunque muchos digan que vamos al precipicio sociopolítico, y que esto y que aquello, la hemos librado. Somos más los que estamos del lado de la ley, de la justicia y de la bondad.
Películas de denuncia como ésta son una advertencia. Todavía estamos a tiempo de no volvernos un país de puros delincuentes cósmicos pues hay gente, y mucha, que todavía es capaz de tenderle las manos a su prójimo ―si volviera a haber un terremoto en la CdMx seguramente lo volveríamos a constatar―.
Para sorpresa de muchos y envidia de otros tantos, Nuevo orden es tan grandiosa que ya fue premiada en Estocolmo. En el Festival de Venecia le otorgaron a Franco el Leoncino de Oro por Mejor Dirección y el largometraje obtuvo el León de Plata del “Gran Jurado”, y vaya que allá no se andan con tonterías, ridiculeces ni críticas impresionistas. Que hubo muchísimas aquí en nuestro país nada más porque vieron el tráiler y se asustaron sin ver la "polémica" película… no si les digo.
Las películas de Michel Franco no son divertimentos, allí están Daniel y Ana (México, 2010) y Después de Lucía (México, 2012), entre otras. Son obras muy fuertes que sacuden la consciencia, muy interesantes y de excelente factura técnica. Con esta última entrega del maestro Franco me tardé mucho tiempo en reflexión para poner en "orden" el alud de ideas, fascinación y temores que esta película de autor me provocó. No se la puede describir, hay por allí ya abundantes reseñas (que es contar de qué va la historia), eso es muy fácil y aquí no lo hice esta vez. Mejor vayan a verla y comprobarán, que les guste o no, no les será posible olvidarla… ¡nunca…!
¡Corte y queda…!
MarcH de Malcriado
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