martes, 8 de diciembre de 2020

NUEVO ORDEN

 

NUEVO ORDEN Una singular obra artística y dialéctica que conlleva una profunda postura ideológica que horroriza o fascina, según sean la idiosincrasia y los ojos de quienes la vean. © The Match Factory/ Teorema/ Les Films d’Ici/ Videocine 


NUEVO ORDEN (México, Francia, 2020. Dir. Michel Franco) Electrizante, catártica y absolutamente incómoda; ésta es la nueva Los olvidados (Luis Buñuel, 1949) ―pero recargada y al revés―, que hace 70 años levantó tanta ámpula, por cruda y controversial, en aquel México ingenuo y provinciano, que había sido multi retratado en la “Época de Oro” como si fuera un  oasis de ensueño mítico y folclórico que nunca existió. Sin embargo, la realidad urbana, que se acercó muchísimo a la realidad, y que desde siempre ha sido muy difícil de procesar, no tiene peros. Tan sólo recordad Distinto amanecer (Julio Bracho, 1943) o Una familia de tantas (Alejandro Galindo,1949). Esta dolorosa realidad nacional, que ahora el enorme Franco (que la escribió, la adaptó, la produjo, la dirigió y al editó, claro) este año nos presenta a colores, con sonido estereofónico y con una factura técnica y artística perfecta en  una producción catedralicia, no habla más que del grandísimo abismo  social y  del talento que existe en nuestro país para mostrársela no  solamente a México,  sino al mundo entero.

Muchas veces preferimos ir a ver películas de Jólibutt que son la mar de divertidas, pero que olvidamos a los 10 minutos de haberlas visto; porque son neoespectáculos opiáceos y absolutamente estúpidos. Por  citar  un  ejemplo: Hace un año me dormí en Pokémon: Detective Picachu (Rob Letterman, 2019), que no pudo salvar ni la  presencia de Ryan Reynolds. Esta súper película, Nuevo  orden,  no es apta para el público que va a ver filmes como Los Vengadores, las sagas de Star Wars, El club de los idealistas o Coco

Nuevo orden escuece la piel, provoca quemaduras de 2° grado y una profunda melancolía que al final se vuelve depresión. Es como ver un filme del neorrealismo italiano, pero todavía más atrevida, más terrible, porque no es allá en la Italia de la posguerra, transcurre en un México peligrosamente actual. Lo  que  le  pasa  a la  única ultra bella y  buena de  la  película, papel a  cargo  de  Naian González Norvind, no  tiene parangón  desde lo  que  le  pasaba a los  personajes de María  Rojo  en  las  películas  de Jaime Humberto Hermosillo. 

Al  salir de la sala de cine caminamos por El Paseo de la Reforma, y queda  uno  deslumbrado de tanta luz solar, de tantas flores de cempasúchil, de música, de la alegría de las calaveras monumentales, de los puestos de chácharas y garnachas (la vimos el 22 de octubre, el día que se estrenó,  antes del Día  de  Muertos), y de  ver a los niños jugando.  Al observar todo eso, no se puede más que esbozar una sonrisa y dar gracias porque vivimos en  paz; porque no somos una dictadura militar, y aunque muchos digan que vamos al precipicio sociopolítico, y que esto y que aquello, la hemos librado. Somos más los que estamos del lado de la ley, de la justicia y de la bondad. 

Películas de denuncia como ésta son una advertencia. Todavía estamos a tiempo de no volvernos un país de puros delincuentes cósmicos pues hay gente, y mucha, que todavía es capaz de tenderle las manos a su prójimo ―si volviera a haber un terremoto seguramente lo volveríamos a constatar―. 

Para sorpresa de muchos y envidia de otros tantos, Nuevo orden es tan grandiosa que ya fue premiada en Estocolmo. En el Festival de Venecia le otorgaron a Franco el Leoncino de Oro por Mejor Dirección y el largometraje, a su vez, obtuvo el León de Plata del “Gran Jurado”, y vaya que allá no se andan con tonterías, ridiculeces ni críticas impresionistas. Que hubo muchísimas aquí  en  nuestro  país nada más porque vieron el tráiler y se asustaron sin ver la polémica película… no si les digo. 

Las películas de Michel Franco no son divertimentos, allí están Daniel y Ana (México, 2010) y Después de Lucía (México, 2012), entre otras varias. Son obras muy fuertes que sacuden la consciencia, pero no por ello son menos interesantes y de excelente factura técnica. Con esta última entrega del  maestro me tardé mucho tiempo en reflexionar y poner en orden el alud de ideas, fascinación y temores que esta película de autor me provocó. No se la puede describir, hay por allí ya abundantes reseñas (que es contar de qué va la historia), eso es muy fácil y aquí no lo hice esta vez. Mejor vayan a verla y comprobarán, que les guste o no, no les será posible olvidarla… ¡nunca…! 

¡Corte y queda…! 

MarcH de Malcriado

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