sábado, 3 de septiembre de 2022

MARÍA FÉLIX: La Doña (Serie de tv)

 

MARÍA FÉLIX La bioserie de VIX+ es un gran homenaje de excelentes cualidades técnicas, artísticas y por supuesto histriónicas basado en la vida y obra de la diva. Ya hacía falta una serie así en la televisión mexicana que deleitara al público admirador de "La Doña". © TelevisaUnivisión



MARÍA FÉLIX: LA DOÑA (México, TelevisaUnivisión, 2022, Dir. Mafer Suárez, Prod. Carmen Armendáriz Pardo).

Las biopics o bioseries siempre son un peligro, pues nunca faltan los admiradores que aman a sus estrellas, pero también abundan los detractores, que por lo mismo, el amarlas tanto, los vuelve muy severos, pero también muy criticones. Aclaro que entre eso y lo otro hay mucha diferencia, pues para ser “crítico” se requiere, como ya lo hemos dicho antes, de un aparato crítico verdaderamente sólido y depurado. Así, los “criticones” son una masa intolerante de todo y contra todo, especialmente con los histriones que tienen la fortuna ―o el infortunio de interpretar a sus ídolos―. En fin…

Para nadie es desconocida la figura de María Félix, pues estén de acuerdo o no, les guste o no, ella es y seguirá siendo la máxima diva del cine mexicano; la más bella y la más polémica, es cierto, pero aun así la más deslumbrante. Tanto así que en sus años de gloria fue requerida para estelarizar películas en Argentina, España, Francia e Italia. Ella siempre desdeñó a Hollywood, porque decía que allí le ofrecían puras indias: “Y yo, a las ‘indias’ las interpreto en México”, en Europa interpretaba reinas y mujeres legendarias. Altanera y soberbia como era, por supuesto, representó en la pantalla y fuera de los foros, en su vida misma, la antítesis de la sufrida y la sumisa mujercita mexicana. ¡No, ella no sería así de dejada y sin carácter, pues era la que acostumbraba imponer las reglas del juego! Porque tenía la disciplina, la inteligencia, la astucia, la hermosura y el talento necesarios para hacerlo con la mano en la cintura y la ceja levantada, faltaba más.

Aparte de sus 47 películas hay muchas publicaciones biográficas, libros de fotografías y de metraje en videotape de entrevistas, documentales y programas sobre su figura. La empresa de llevar la vida de María Félix a una serie de televisión es verdaderamente plausible, ¿pero, por qué no?

Por cierto, si les gusta leer les recomiendo una biografía publicada en 2014 por la editorial Planeta, cuyo autor es del excelente escritor mexicano Sergio Almazán: Acuérdate María. Allí se encuentran muchas claves para entender al ser humano y la imagen estelar de la artista que se hizo a sí misma. Si también les da curiosidad saber por qué se enojó tanto con Carlos Fuentes llamándolo "mujerujo" lean también la interesante y terrible Zona sagrada en la que el autor se toma la libertad de describir la compleja relación de "La Doña" con su hijo Enrique Álvarez Félix.     

La puesta en pantalla es asombrosa, pues técnica y artísticamente es de gran calidad. Hasta el más mínimo detalle de la dirección de arte, que incluye vestuario, maquillaje, peinados, ambientación, escenografía, y decorados (con infinidad de sutiles detalles) es de una minuciosidad extrema. La musicalización, los Fx sonoros, y en general el soundtrack son de gran factura. (No todo en la vida es Netfluxsh).

Esta historia completó su última entrega el pasado jueves 1 de septiembre (comenzó el 21 de julio). Consta de solamente 8 capítulos. El guión fue escrito por Mafer Suárez y  se basa en muchos libros y abundante material de apoyo que es harto conocida porque cultural e históricamente la Félix atravesó el siglo XX, aunque inclusive para los aficionados, cinéfilos y fans contiene nuevas y muy reveladoras sorpresas. 

La protagonista, María de los Ángeles, de niña era un ser especial, difícil de entender y de “manipular”. Esa característica está perfectamente lograda desde un inicio de los primeros capítulos. Su relación filial con su hermano Pablo y la tragedia en que esta devino fueron el inicio de la construcción de una coraza, de un mecanismo de defensa, que la protegería de la amenaza del mundo exterior, sobre todo del “mundo masculino”, del de los hombres de una época en la que el machismo, y el hembrismo, eran lo imperante en la común idiosincrasia mexicana, comenzando por su riguroso  padre Bernardo Félix (Guillermo García Cantú, como siempre espléndido). 

El fuerte carácter y personalidad de María como mujer y después como estrella de cine se vieron magnificados hasta el delirio por sus vivencias y  circunstancias personales, pues después de su primer divorcio (del papá de "Quique") se casó con 2 figuras archi reconocidas y míticas del espectáculo: Agustín Lara y Jorge Negrete, nada menos; ya no se diga en las películas hechas a su perfecta medida. Por si fuera poco, su rostro quedó fijo en el imaginario popular porque  el mejor cinefotógrafo del cine mexicano (ganador del reconocimiento y de premios a nivel mundial), el maestro Gabriel Figueroa; la elevaría al nivel de una verdadera diosa de nitrato de plata. Claro que de la mano de los mejores directores de la Época del Cine de Oro Mexicano.

Su figura era tan lejana cuanto cercana, porque no era del todo difícil encontrársela de repente en lugares públicos como el aeropuerto de la Ciudad de México ―documentándose para volar a París―, en restaurantes o paseando por las calles viendo aparadores. Una vez la vimos también en el almacén de artículos para diseñadores y pintores que está frente al cine "Metropolitan" en el centro de la CDMX. María era alta, muy delgada y erguida, con su brillante y hermosa cabellera negra sostenida por 2 peinetas de carey; iba ataviada con pantalones negros, un suéter de cuello alto también negro y unas botas de gamuza color camello de tacón no demasiado alto. Iba con Antoine Tzapoff el pintor franco-ruso que la inmortalizó en aquellos lienzos de gran valor estético. Eran los primeros años de 1990 ―todavía no aparecía en el programa “Mala Noche No” de Verónica Castro”, así que le era más fácil salir sin crear tumultos…―. Ella entró al local "en María", la misma del cine. Mientras Tzapoff elegía pinceles y tubos de óleo, "La Doña" parada allí frente al mostrador al mirar los adornos navideños de Santo Clós, renos y toda esa parafernalia de temporada, con su peculiar y gravísima voz increpó a las vendedoras diciéndoles: “¿Pero por qué ponen eso?, ¡mejor pongan a Villa a Zapata, lo mexicano…!”. Ellas no le contestaron nada y sólo pusieron cara de "yo no fui". Tal acto fue verdaderamente impresionante, la más internacional de nuestras estrellas clamando vehementemente por la iconografía nacional…



María Félix extraordinariamente personificada por Ximena Romo, una de las mejores actrices jóvenes de México. © TelevisaUnivisión



Adivinar la inmensidad de María en el rostro de Ximena Romo es ver a la mismísima diva, no a una artista haciendo de la Félix. La fotografiaron espléndidamente y como ya ha hecho teatro tiene tablas (allí la vi por primera vez sin saber ni quien era) y varias buenas películas, la joven resultó perfecta para el papel pues es muy bella además de excelente actriz. 

Después, en capítulos subsecuentes la veterana y popular Sandra Echeverría también logró momentos gloriosos, sobre todo en el capítulo final, cuando el director de fotografía nos muestra a la mujer  en situaciones muy adversas, casi al final de su camino, conversando con su amigo de siempre Ernesto Alonso (un inmenso Iker Madrid). En el octavo capítulo las secuencias son inenarrables.

A muchos no les gustará, pero a otros, a los que saben y entienden la significación de los homenajes artísticos, se las recomiendo muy ampliamente.

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

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