martes, 21 de enero de 2025

QUEER

QUEER Un viaje al interior de la psique de un hombre maduro en su búsqueda de la conexión humana ideal. © Freemantle/ Frenesy Film Company/ Cinecittà/ Frame by Frame. Distribuida por A24.

 


QUEER (EE.UU.~ Italia, 2024. Dir. Luca Guadagnino).
Los poetas y escritores beatniks cuentan a través de su literatura contracultural grandes historias sobre la búsqueda del sentido de la vida, del autodescubrimiento y el deseo de liberar el espíritu de atavismos. Para ello es necesario romper las reglas y tratar de ampliar los horizontes de su existencia llenándola con experiencias únicas y vedadas para los no iniciados, que no son aptas para los que sólo se circunscriben a los límites de la vida cómoda de la clase media sin más expectativas que la perfecta observación de las reglas del establishment. Ejemplos de ellos son En el camino de Jack Kerouac, El almuerzo desnudo y Queer de William Burroughs.

El expatriado Lee, un gringo maduro que vive en la Ciudad de México, se enamora del joven Eugene y decide emprender con él un viaje para buscar la planta psicoactiva de la ayahuasca que les permitirá comunicarse a través de la telepatía para lograr la conexión humana perfecta.

El soundtrack es muy notable y contiene algunas sorpresas muy agradables y simbólicas. Con una estética y una fotografía muy particulares se desarrollan las secuencias que compensan los escasos diálogos a través de múltiples e intensos juegos de miradas que el actor inglés Daniel Craig maneja a la perfección porque tiene una presencia escénica muy poderosa y el par de ojos azules más bellos y expresivos del cine.

No es la primera vez que Mr. Craig interpreta un personaje de homosexual, ya lo había hecho antes en El amor es el diablo (John Maybury, 1987) de manera tan espléndida que se llevó el premio de Edimburgo a la mejor actuación británica de ese año. Su carrera fílmica está llena de éxitos y de premios; de hecho, él es una de las súper estrellas más celebradas y admiradas de la industria. Sólo por éso vale la pena 
ir a ver Queer, porque aunque no es una película fácil ni un divertimento, más bien es cine de arte muy profundo, ver la magnífica actuación de este señor vale mucho la excursión hasta la Cineteca de las Artes. Tanto así que muy merecidamente está nominado a un Óscar, ojalá se lo den.

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

viernes, 10 de enero de 2025

NOSFERATU

NOSFERATU La más reciente versión cinematográfica de una novela que ha fascinado al mundo desde 1922, su primer estreno. © Maiden Voyage Pictures / Studio 8 / Birch Hill Road Entertainment/ Distribución: Focus Features / Universal Pictures


NOSFERATU (República Checa, EE.UU., 2024. Dir. Robert Eggers).
El conde Orlok es Nosferatu (Bill Skarsgard), que está obsesionado con poseer a Ellen (Lily-Rose Deep), cuyo personaje gracias al fabuloso diseño de su imagen es asombrosamente parecida a la majestuosa Olivia de Havilland en The Heiress (William Willer, 1949). ¡Qué belleza…!

Thomas Hutter (Nicholas Hoult), el esposo de Ellen, como representante de una firma inmobiliaria hace un viaje a la región de los Cárpatos en la remota Transilvania para supuestamente venderle al aristócrata un palacio abandonado y en ruinas, en Wisborg, un puerto (imaginario) de Alemania.

Después de las secuencias necesarias para el planteamiento de la trama, aparece entre sombras el personaje sobre el cual gira todo el argumento: el monstruoso Orlok, siempre camuflado por una iluminación mínima en su sombrío castillo. Él es el anfitrión y el encargado de cerrar el trato de compraventa. Pero el conde Orlok, imponente e impositivo, con obvias triquiñuelas, engaña al joven e inexperto abogado Hutter, y lo que realmente sucede es que lo hace firmar un trato para adueñarse de su esposa Ellen. Así, la suerte y la vida de la pobre Ellen Hutter queda sellada: ella ahora le pertenece al conde Orlak y su destino será morir.

ANTECEDENTES
Tanto Drácula como Nosferatu, en sus distintas versiones cinematográficas a través del tiempo, son adaptaciones de la novela Drácula, original de Bram Stoker publicada en 1897, una obra maestra del terror gótico que el mismísimo Oscar Wilde elogió profusamente. A grandes rasgos, la diferencia entre ambos personajes es que Drácula es un sofisticado vampiro con poderes sobrenaturales ansioso de prolongar su reinado vampírico a través de la seducción, y Nosferatu es un monstruo repulsivo, un íncubo infernal que sólo desea copular mientras mata a sus víctimas mientras las devora.

CONTRASTES
Es muy interesante que cuando vemos un filme sobre ciertas obras, en este caso la archiconocida Drácula de Stoker, que muchos leímos hace varias décadas, nos resurjan las ganas de volver a leerlas. También nos dan ganas de volver a ver las películas que las precedieron. Desde la clásica Nosferatu de Murnau de 1922, pasando por la que protagonizó el vampiro por excelencia Bela Lugosi en 1931 (EE.UU., Tod Browning), Drácula (John Badham, 1980) con el galanazo Frank Langella que elevó la figura del vampiro a la categoría de símbolo sexual; y por razones de espacio nos saltaremos muchas otras hasta citar la exquisita Nosferatu: Phantom der Nacht de Werner Herzog (1979) con aquella “Mina” de la inolvidable Isabelle Adjani, y el inenarrabla Klaus Kinski como el conde. El salto se va hasta la Drácula de Ford Coppola (1992) que hizo de “El amor nunca muere” un aforismo inolvidable y la puesta en pantalla más espectacular jamás antes vista; recordad a una novel y desconocida Mónica Bellucci como la vampiresa más fantástica en una secuencia tan fugaz como memorable…

Prosigamos. Hay otra versión de Nosferatu con el incomparable William Defoe en La sombra del vampiro (Elias Merhige, 2000), filme bastante peculiar.

Cabe mencionar que El vampiro (Fernando Méndez, 1957) es una película mexicana bastante bien lograda que hizo de Germán Robles el vampiro más famoso de nuestro cine.

Hay docenas de cintas sobre el tema de los vampiros que no tienen relación con la novela original. Pero unas muy notables son Los chicos perdidos (Joel Schumacher, 1987
), Entrevista con el vampiro (Neil Jordan, 1994), y la simpática saga de 5 películas de Crepúsculo (2008-2012) muy popular entre los jóvenes. El tema es inagotable.


NOSFERATU O la historia del deseo llevada a su máxima expresión gótica y erótica. © Maiden Voyage Pictures / Studio 8 / Birch Hill Road Entertainment



ANÁLISIS
Técnica y artísticamente Nosferatu no tiene fallo alguno. El casting es perfecto. El ritmo es muy suave, casi lento, tal vez a muchos acostumbrados a la acción exagerada del cine actual con ediciones muy vertiginosas les resulte algo desesperante. El tono es el del clásico suspenso del cine de autor, ya que no cuenta con el recurso propio del género de horror: no hay sustos ni sobresaltos repentinos para un público ya en tensión desde el inicio; porque aunque ya sabemos que irremediablemente algo malo va a pasar la acción no deja de ser impresionante a pesar de que las escenas no son excesivamente violentas ni sangrientas.

En declaración a la prensa Eggers dice sobre el filme: “… historia gótica de obsesión entre una joven atormentada y el aterrador vampiro enamorado…”.

Aunque él sea el realizador hay que ir a ver la película para reflexionar y definir sí ésto es cierto o no…

Nosferatu de Robert Eggers logra retomar el ambiente lúgubre y terrorífico de la mítica y espectral historia original. Se parece a todas las anteriores y a ninguna. No es un divertimento glamoroso, no tiene muchos ni grandes Fx, el diseño de producción es muy sobrio y elegante; sin embargo, y por eso mismo es absolutamente única y espectacular. 

Si tuviera que definirla: Nosferatu es una puesta en pantalla rigurosa, opresiva y sencillamente  exquisita.

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado






miércoles, 8 de enero de 2025

PEDRO PÁRAMO (Netflix)

 

PEDRO PÁRAMO De repente suelen darse estas grandes sorpresas en el mundo del cine. Nosotros no podíamos perdernos este acontecimiento… © Woo Films, Redrum, Distr. Netflix



PEDRO PÁRAMO
(México, 2024, Netflix, Dir. Rodrigo Prieto).

Una aguda metáfora sobre la tristeza que sobreviene después de la gran orgía. Irónicamente, la vida de don Pedro Páramo no fue una orgía, sino lo que le sigue. Lo tuvo todo, lo experimentó todo: desde el más absoluto de los esplendores hasta el horror de las pérdidas más devastadoras. Después de eso nadie puede sobrevivir, así que se dejó morir de tristeza y arrastró con él a todo un pueblo, a toda una región, cuyo epicentro era él y sólo él. Todo desapareció tan lentamente que quienes iban muriendo ni cuenta se daban de que ya estaban muertos.

Se dice que la vida continúa después de la muerte, así que Juan Rulfo recoge el horror y la belleza de la vida en el éter a manera de novela laberíntica, pero extremadamente filosófica, mágica y poética. Esos juegos pirotécnicos de palabras que en arreboles estallan de hermosa perfección cual aves del paraíso al amanecer, no son más que literatura de altísimos vuelos, de ésa que se consagra como universal. En tan sólo 159 páginas Rulfo nos lleva hasta los rincones más insospechados de la fantasmagórica Comala, con ciertas escalas en puntos de inflexión, reflexión, regresos en el tiempo, proyecciones al futuro y presentes eternos e inamovibles que se diluyen hacia el centro del Ser… de la confusión, al estilo de “¿pero qué pasa aquí..?”. Éso es el realismo mágico.

Es absolutamente lógico que una obra de semejante envergadura sea un discurso literario muy difícil de llevar a la pantalla en una versión cinematográfica… Sobre todo si el libro es tan único y complejo, tan representativo de la mexicanidad sagrada, de una especie bastante menos folclórica del culto a la muerte que acostumbramos a celebrar cada mes de noviembre. Sin embargo, los artistas pueden reinterpretar el arte de maneras insospechadas, inéditas. La industria cinematográfica (y ahora televisiva) lo han hecho desde siempre. Arte y mercados, la economía de mercado nos ofrece arte, necesariamente. No obstante, y por fortuna también, de vez en cuando podemos extasiarnos con el ARTE verdadero si asistimos a una sala de cine o si prendemos la tele.


DE UN CONTRASTE POP
En 1953 Frank Powolny era uno de los fotógrafos más connotados de Hollywood, los estudios de 20th Century Fox le encargaban retratar a sus luceros para fines publicitarios. En una de esas sesiones capturó el rostro de una nueva estrella, Marilyn Monroe. De ella habría miles de fotografías después, sin embargo, cuando ella murió una de esas fotos que capturaba una de sus facetas más simbólicas, fue retomada por otro artista. Él la reencuadró, la coloreó y la reprodujo en seda por docenas en forma de litografías. A pesar de semejante, y según muchos muy atrevida, “intervención” a su imagen, la “Marilyn” de Andy Warhol redimensionó su figura de icono inamovible… Así que la transmigración de un discurso artístico a otro no es nada nuevo, porque la calidad de cada uno, y sus propios valores, residen en el mismo discurso que los representa sin demérito alguno del original.


DEL DIRECTOR Y LA CRÍTICA
Cuando trabajaba con Scorsese en Los asesinos de la luna (2023), el cinefotógrafo mexicano recibió la oferta de dirigir la cuarta versión del celebérrimo libro de Rulfo, Pedro Páramo.

Acostumbrado a trabajar con el rigor de los estándares de Hollywood, y además añadirles el toque preciosista de su innegable talento, el maestro Prieto aceptó el reto. A la postre, nos ha entregado una joya cuyo fulgor deslumbró a muchos y cegó a otros, pero a otros más les resultó una completa herejía que les provocó hervores en su propio veneno, ésos que casi nunca saben controlar y mucho menos contener, ni por disimulo. Así que desde su púlpito profirieron su amarga letanía, criticando y reduciendo a blasfemia lo que no son capaces de entender. Es como tratar de descifrar los sinogramas chinos sin saber nada de chino…

El cine es todo un lenguaje, más bien es todo un idioma. Hacer un filme es como construir una catedral ꟷya lo he citado varias vecesꟷ, así que un cine realizador es como el sumo sacerdote que oficiará la misa de anunciación, pero únicamente y sólo después de haber orquestado los planos de su arquitectura y de haber construido y finalizado a su manera ese templo: la película.

Juan Rulfo escribió una catedral literaria universal, y a partir de ella Rodrigo Prieto la reinterpretó y la sintetizó para ponerla en pantalla en toda su compleja y onírica majestuosidad…


FACTURA TÉCNICA Y PRODUCCIÓN
Técnicamente todo es impoluto, desde el “scouting”, la búsqueda de las locaciones (mayormente en el estado de San Luis Potosí), el diseño de producción de Carlos Y. Jacques, el vestuario de Ana Terrazas, el maquillaje y peinados de Lucy Betancourt, la fotografía (obviamente) de Rodrigo Prieto y Nico Aguilar, hasta la notable edición a cargo de Soledad Salfate.

El reparto es de fábula. No hay un solo miembro del talento artístico, como se les llama a los actores, que no esté perfecto en su papel, por supuesto unos brillan mucho más que otros, verbigracia: Héctor Kotsifakis como “Fulgor”, Noé Hernández como el fantástico “Abundio” y Giovanna Zacarías que sacrifica totalmente su belleza en aras de su andrajoso personaje de “Dorotea”. Las superstars: Tenoch Huerta e Ilse Salas, por supuesto como “Juan Preciado” y “Susana San Juan”.

DEL NUEVO FENÓMENO
El protagonista, Manuel García-Rulfo, es un actor que representa al nuevo latino internacional. Para fortuna nuestra es totalmente mexicano, ¡es mucho macho del meritito Jalisco, sí pues…! Su serie (de Netflix para variar) El abogado del Lincoln (excelente) es todo un éxito y ya queremos ver su cuarta temporada, porque ese encajuelado que descubre el policía de tránsito en su coche al final de la 3ª nos dejó igualitos que a él: helados (y picados)… Por otro lado, ya reseñaré Fiesta en la madriguera (Manolo Caro, 2024) un delirante filme de nuestro gran enfant terrible, que también está en Netflix (y no se la pueden perder) en el que García-Rulfo lleva el estelar.

Ya no está muy de moda hacer de un actor un amante latino, Latin lover o rompecorazones, porque ahora cualquiera puede ser un sex-symbol, aunque ni las características de galán tenga o de plano esté bien feíto… La inclusión , lo políticamente correcto y demás ridiculeces postmodernas terminaron con el reinado de los guapos y los híper guapos.

Peeero, lo siento… No puedo dejar de mencionar que a pesar de sus credenciales de international star, de haber estudiado actuación en Nueva York y otras cualidades muy sui generis, después de haberlo visto “starring” en varias producciones, el señor Manuel García-Rulfo entra de manera fácil y automática en la categoría de monstruo de la pantalla, un nuevo digámosle "idolo de cine", a la manera de antes. Pues su figura, estilo, su enorme carisma y rostro espectacular lo remontan a uno a esa época en la que el “cine de rostros” fabricaba dioses de celuloide para la era dorada del cine mexicano. Hace mucho que no asistíamos al nacimiento de una presencia así, con la calidad y el calibre necesarios para hipnotizar al público.

Luego entonces, tengo que confesarlo: Lo único que tal vez podría reprocharle a Rodrigo Prieto es haber escogido a Manuel García-Rulfo como la figura central de Pedro Páramo, porque este actor es tan extraordinariamente bello y rutilante que uno fácilmente se abstrae. Se deja de ver al personaje y se puede uno perder en la total contemplación de la figura de un hombre perfecto. ¿O así mismo sería el inenarrable cacique-faraón-rey-emperador de La Media Luna alrededor de la cual giraba la vida, la muerte, el todo y la nada del desaparecido imperio cosmogónico de Comala…?

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado