martes, 23 de octubre de 2018

GAUGUIN

Gauguin:  Viaje  a Tahití. Vivir en una  isla de Oceanía se antoja raro y absolutamente exótico. Pero para Gauguin no significaba otra cosa que su destino...
© Studiocanal


GAUGUIN: VIAJE A TAHITÍ (Gauguin: Voyage de Tahiti) Francia, Dir. Éduard Deluc, 2017. Todos hemos visto alguna vez un cuadro del postimpresionista Gauguin, o muchos, según sea nuestro interés o nuestras posibilidades de asistir a los museos o pinacotecas de nuestra ciudad o  del mundo. Porque Gauguin siempre está exhibido en algún lado, es uno de los pintores más famosos y celebrados del mundo. Cuando yo veía sus cuadros me transportaba a ese idílico y lejano mundo paradisíaco que muy pocos conocen, en las islas de la Polinesia, Tahití.  De de hecho es una pequeña isla cuya ubicación me asombra, porque está exactamente en medio del Pacífico Sur, entre Sudamérica y Australia, ya revisé el mapamundi. 

Pero bueno, hasta allá se fue Paul Gauguin en 1891 −para escapar del gris y aburrido París−, a buscar la inspiración y la renovación de su arte, un tanto cuanto incomprendido en su tiempo, al igual que Van Gogh, Cézanne y los demás, por ejemplo (cosa rara, ¿no?). Ninguno de sus amigos se animó a irse con él, ni tampoco su esposa, que ya había tenido suficiente con haber ido a batallar a Dinamarca. Su idea de partir era demasiado aventurada. Sin embargo, para él, acostumbrado a hacer viajes en ultramar, porque había sido marino, porque de niño vivió en Perú (por éso hablaba castellano), también porque había estado en Panamá y porque había vivido 6 meses en Martinica, no lo era. 



PAUL GAUGUIN ¿Qué,  estás  celosa…?
ÓLEO  SOBRE  TELA. 1892.
Colección del  Museo  Pushkin de  Moscú.

Los artistas que se atreven, que rompen con lo establecido, los que estallan de locura, siempre pagan en vida el precio de su inmortalidad. Si quieren ver un fragmento de la inocencia del paraíso, y toda la culpa del infierno, vayan a ver esta película, cuyo guión parece haber sido escrito por el mismísimo Emile Zolá. 




Vincent  Cassel siempre  ha  sido  un  actor  magnífico,  pero aquí  como  el pintor postimpresionista Gauguin va  mucho  más  allá. Está  sencillamente  deslumbrante. ¡Aplauso  de  pie…!
© Studiocanal


Ese astro galo, Vincent Cassel, sin grandilocuencias ni vanidades y sin tantos despliegues de apantallante publicidad, demuestra lo que es ser un dios de cine. Siempre ha sido un actor magnífico, pero en esta cinta su actuación es perfecta, hipnótica, sublime. ¡Es Gauguin…!

No deben perdérsela. ****/****

¡Corte y queda…!
MarcH de  Malcriado

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