![]() |
HABÍA UNA VEZ EN HOLLYWOOD Es un cuento, es un gran homenaje mágico a toda una época, con toda su significación, su esplendor y su horror... © Columbia Pictures / Sony Pictures Releasing |
HABÍA UNA VEZ EN HOLLYWOOD (ONCE UPON A TIME IN HOLLYWOOD) EE.UU., 2109. Guión, producción y dirección: Quentin Tarantino.
Regresar cinematográficamente a una gran metrópoli de 1969 se dice muy fácilmente, pero recrear la ciudad entera, con el tránsito de esa época, los automóviles, la música, el vestuario y todo eso de lo que se encargan los directores de arte es una maravilla. Ya lo hizo Alfonso Cuarón con la Ciudad de México, antes llamado el D.F., en Roma (México, 2108); ahora le tocó a Tarantino hacerlo con Los Ángeles, donde creció, y declaró que esta había sido su propia "Roma". Ambos directores lo hicieron magistralmente para enmarcar sus historias llenas de amor y nostalgia.
La era hippie de la flor, el a go-gó, la psicodelia, la experimentación con nuevas drogas y la cosmogonía del desencanto explotan en un filme íntimo, pero a la vez espectacular. La arrolladora industria del entretenimiento televisivo ya se había extendido hasta los estudios de cine de Hollywood, que tendían a desaparecer, así como ya se había ido aquel star-system que había encumbrado ídolos inconmensurables.
Esta es la historia de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) un actor de televisión que inicia lentamente su decadencia acompañado del stuntman o doble Cliff Booth (Brad Pitt) que también es su protegido, chofer, asistente y su íntimo amigo.
Entre rodaje y rodaje un día Dalton se da cuenta de que los vecinos que llegaron a la casa de junto, al final de la privada Cielo Drive, son nada menos que el exitoso director polaco Roman Polansky y su bella esposa, la estrella en ascenso Sharon Tate (Margot Robbie). Si él llegara a relacionarse con la famosa pareja tal vez su destino podría cambiar…
Hace cincuenta años, precisamente en agosto de 1969, hubo un crimen en California que sacudió al mundo entero, tanto por lo inesperado cuanto por lo gratuito. Integrantes de la llamada “Familia Manson” irrumpieron en una mansión de Bel Air y asesinaron salvajemente a 4 personas, de hecho a 5, si se toma en cuenta que una de las 2 mujeres (de tan sólo 26 años) contaba con un embarazo de 8 meses y medio. El niño se llamaría Paul Richard y estaba programado para nacer en unas dos semanas más…
Tarantino, en el fondo, arma una película alrededor de tan trágico evento, imbricando en el guión sus recuerdos, los antecedentes de personajes reales con los ficticios. El retrato del fin de una década, de una época en la que lo dorado se comenzó a deslavar, es asombroso, pues vemos Los Ángeles tal cual era, enorme, impersonal, llena de contrastes, con sus freeways de 12 carriles casi vacíos (algo ahora impensable), sus colinas y esas zonas suburbanas donde hay unas máquinas que extraen petróleo. Paradójicamente, esa ciudad que es la “Meca del Cine”, la que alberga las “fábricas de sueños”, es bastante fea en general, inclusive “desangelada”. Sin embargo, es una ciudad símbolo que aglutina, pese a sus grandes distancias ―o su cercanía―, lo más sórdido con el glamour más absoluto.
DiCaprio, Pitt y Robbie son la más reciente trinidad del paraíso Tarantino, ellos 3 desde hace mucho ya eran monstruos de celuloide y ahora Tarantino los magnifica todavía más para que electrifiquen con su deslumbrante presencia un argumento extraordinario. Un cuento mágico que va más allá del cine, pero dentro del cine, o como dirían los expertos: el cine visto por el cine. Un sueño dentro de otro sueño, que al despertar se atomiza como la nube de veneno que tenemos que respirar, ¡la realidad, la terrible y devastadora realidad...!
La texana Sharon Tate había sido modelo y actriz de televisión en los primeros años de 1960. Poco a poco había ido construyendo una carrera en el cine. Todavía no era una estrella de primera magnitud, pero era una de las más bellas, fotogénicas y prometedoras de Hollywood. La secuencia en la que se mete a verse en un cine de Brentwood es sencillamente genial; la desmitifica y la hace real, cercana, pero al mismo tiempo la deidifica. Una extraña criatura de la que todos decían que era un ser encantador, dentro y fuera del set. Roman Polansky la había dirigido previamente en Europa, en aquella exitosa cinta The Fearless Vampire Killers/ La danza de los vampiros (EE.UU.-G.B., 1967). Entre otras cintas de menor importancia, también había obtenido ya un papel en la mítica Valley of the Dolls/ El valle de las muñecas (Mark Robson, 1967), basada en el famosísimo libro de Jacqueline Susan. Si pueden, por favor vean las dos, porque la primera es singular (yo la ví cuando era niño y la belleza de Tate ―como una núbil pelirroja― me impactó mucho más que la del símbolo sexy del momento, Raquel Welch), y la segunda es una película de culto.
En enero de 1968 el director polaco se casó con ella. Polansky hubiera querido a Sharon como la protagonista de El bebé de Rosemary (EE.UU., 1968), su primera producción en Estados Unidos, pero por ética profesional no la pidió y Mia Farrow se quedó con el papel. Quien sabe qué hubiera sucedido si Tate hubiera actuado en ese papel…
Quien sabe si en aquella noche del 9 de agosto de 1969 Bruce Lee hubiera asistido a la reunión de Sharon Tate en Bel Air con sus amigos, pues él la había entrenado con clases de defensa personal para su papel en Las demoledoras/ The Wrecking Crew (Phil Karlson, 1968), y también había sido invitado, ¡pero no pudo ir…!
¡Corte y queda…!
MarcH de Malcriado
No hay comentarios:
Publicar un comentario