![]() |
AMORES MODERNOS Del genial director Matías Meyer. Es un íntimo portento de belleza, tan emotiva cuanto deliciosa. © BDH Films |
DE AMORES MODERNOS (México, 2019, Dir. Matías Meyer). Una producción muy al estilo de Jean-Luc Godard, ¿por qué no...?; pues Meyer, además de director es guionista y productor, y se cuestiona sobre el sentido de la vida, de las relaciones, del amor. Una pequeña maravilla que por no pretender ser apantallante apantalla absolutamente. El talento del director y de los actores, en su totalidad, es íntimamente grandilocuente en este fresco costumbrista y moderno, como reza parte del título. La primera parte resulta sofocante, inclusive claustrofóbica, en una serie de secuencias donde parece que no pasa nada, pero cuya acción interna causa vértigo por las pérdidas: la primera "Armida" (Concepción Márquez, como siempre estupenda), una mamá mucho más mujer e inteligente que la clásica chantajista madrecita mexicana que de todo se hace la víctima para controlar. Bien pudiera ser que ella fuera la más "moderna" de todos. Aunque la ausencia pareciera ser la nada, es un todo que aplasta, que no permite respirar ni a los actantes ni al público.
No cabe duda que Ilse Salas ya se ha posicionado como una superstar del cine nacional desde Las niñas bien (Alejandra Márquez Abella, 2018) con Ariel y todo por esa cinta en 2019. Salas retrata de manera íntima y natural a mujeres muy contenidas que llevan dentro un volcán en plena erupción; aquí es "Rocío", una "outsider" con el poder de un virus. Véanla y ya entenderán el porqué. Ludwika Paleta va como "Ana", un papel extraordinario que le da la oportunidad de lucir, además de su gran talento, unas piernas tan perfectamente torneadas que la mismísima Marlene Dietrich envidiaría.
No obstante, en esta película el mayor peso histriónico lo llevan los hombres, cosa rara, pues como que desde El amor a la vuelta de la esquina (Alberto Cortés, 1986), Lola (María Novaro, 1989) o Ciudad de ciegos (Alberto Cortés, 1991) ―por citar ejemplos muy notables―, las historias de mujeres son las que han prevalecido en el cine azteca. Así, el ya arielado Leonardo Ortizgris como "Alex" va como el desenfadado y complejo "rarito" que no se sabe al principio como de qué va hasta que habla por teléfono con su amor. En contraposición está el hierático, dogmático y antipático "Carlos" (Andrés Almeida, excelente actor) que cumple a las mil maravillas con su papel de antagonista, alejado del amor. El galán romántico, apasionado y delirante está a cargo de David Angulo, que llena la pantalla con la locura de su personaje "Ricardo".
Una historia tan común, pero bien prototípica de la familia en la sociedad latina, tan nuestra y mexicana que hasta nos da un poco de risa, ternura y con la cual nos sentimos absolutamente identificados, pues muestra todo un abanico de variados amores, tan modernos que son los clásicos, por supuesto. La quiero volver a ver para observar más detenidamente algunas sutilezas que tal vez no capté cabalmente porque me distraje con los grandes trazos tan envolventes y las hipnóticas actuaciones de un reparto excepcional.
¡Corte y queda...!
MarcH de Malcriado
No hay comentarios:
Publicar un comentario