LAS BRUJAS (THE WITCHES) EE.UU., México, 2020.
Hay mucha gente que todavía recuerda la versión de 1990 de Nicolas Roeg con Anjelica Huston como "La Gran Bruja". La verdad, yo también la vi en su momento de estreno pero la recuerdo muy vagamente. Por supuesto que me gustó mucho, pues era una historia original y Miss Huston estuvo maravillosa en ese rol, cierto; pero eso no le quita el que sea más antipática que una lasagna de berenjena…
Sea como fuere, el tiempo sigue su curso y Hollywood continúa con su tradición de hacer sus famosos remakes. Este es uno de los que los cinéfilos no podemos perdernos.
El argumento original, basado en la novela Las brujas de Roald Dahl es muy sencillo: Las susodichas brujas detestan a los niños del mundo y bajo la dirección de su majestad Eva Ernst (La Gran Bruja) van a intentar poner en marcha un plan perfecto para exterminarlos de la faz de la Tierra. Para tal fin usarán el hechizo de una pócima letal que será añadida a todas las golosinas.
La producción es del mismo Zemeckis, pero junto con los oscareados Guillermo del Toro (también coguionista) y Alfonso Cuarón, nada más ni nada menos. Así, la puesta en pantalla es sumamente lucidora y decorosa, pero eso no es nada nuevo bajo el sol, pues alude a los grandes nombres que la avalan. El reparto no podía ser mejor, pues también es de primera magnitud, encabezado por Miss Hathaway, cuyo talento está garantizado por sus innumerables reconocimientos aquí y allá, y bien coronados por un Óscar por su actuación en Los miserables (Tom Hooper, 2012). Su gran atractivo y prestigio no pueden ser cuestionados, pues al conversar con varias personas me enteré de que todo el mundo la recuerda por su papel en El diablo viste a la moda (David Frankley, 2006), curiosamente su película top of mind, donde le dio una réplica memorable y se creció ante la celebérrima Meryl Streep que convirtió en icónico el personaje de “Miranda Priestly”.
La señorita Hathaway en esta cinta está muy exagerada, como en una versión que rezuma un divismo desenfrenado como a lo Marlene Dietrich mezclado con la "Norma Desmond" (Gloria Swanson) de Sunset Boulevard (Billy Wilder, 1950) pero hablando como Za Za Gabor ―es decir, a la extra payasa―… Total, que entre todos hacen de la tiránica reina de las brujas una verdadera bomba, grandilocuente, sobreactuada, sobre vestida, histérica mil, súper perversa y total e ilimitadamente fascinante. Cuando ella está en pantalla no puede uno dejar de mirarla ni un segundo; y eso señores, ¡es magia pura…!
No obstante, y a pesar de la gran publicidad que la precedía, mis expectativas sobre el filme eran muy laxas, pues por allí medio leí una crítica bastante ácida, ¿la escuché en la radio o la vi en la tele…?, no recuerdo, y francamente no me importa, como todas las críticas supuestamente doctas, pero malintencionadas y destructivas. De todas maneras los remakes suelen ser malas copias de buenas y de malas películas, o de peores… con resultados realmente desastrosos. Tan sólo recordad Psycho (A. Hitchcock, 1960) y Psycho (Gus Van Sant 1999) en la que un clásico de clásicos es despedazado sin piedad quesque con la intención de homenajearlo. ¡Qué descaro…! Es como si quisieran volver a filmar Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, 1939) o Una Eva y dos Adanes (Billy Wilder, 1959) con otra “Scarleth” u otra “Sugar”… no gracias, mejor preferiría volver a leer La náusea de Jean Paul Sartre.
Así, Las brujas resulta una producción asombrosa y delirante, en un tono fársico, con un ritmo vertiginoso una vez que todos los actantes coinciden en el hotel donde se lleva a cabo la convención de las brujillas.
La dirección de arte, de fotografía y sobre todo de actores ―no está de más mencionar que también incluye a monstruos de la talla de Octavia Spencer y Stanley Tucci―, la animación y por supuesto los Fx, que por cierto, algunos intencionalmente parecen “chafas” para aumentar la hilaridad de todo el asunto, son excepcionales. Total que me la pasé riéndome, bueno, carcajeándome tanto, que al final me dolían el estómago y la garganta de ver semejantes explosiones de alegría, gracia y talento proyectados en este embelesante divertimento. Hace muchísimo tiempo que no veía una película tan redonda, tan fantástica y que resulta perfecta para olvidarnos de nuestros problemas, de la pandemia y de la neurosis conversiva del mundo durante deliciosos 106 minutos.
Sí, parece que exagero, pero no, me quedé corto en elogios. No sé si habrá Óscares en 2021, y si acaso se celebraran ya parece que veo a Miss Hathaway sentada, entre los 3 grandes, (guapérrima y haciéndose la muy modosita) en la primera fila del Kodak Theatre (o como se llame ahora) nominados todos (otra vez) por haber vuelto a maravillarnos con su increíble talento. ¡Quiero volver a verla…!
¡Corte y queda…!
MarcH de Malcriado
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