jueves, 11 de marzo de 2021

LEONA

 

LEONA Es una película brutal y muy transgresora. Recomendabilísima para entender muchas cosas sobre ciertas minorías religiosas, pero a través de una bellísima historia. 
©
  Fosforescente / Terminal / Benucafilms / Menemsha Films




LEONA (México, 2018. Dir. Isaac Cherem) En esta semana reabrieron algunas salas cinematográficas en la CDMX, así que acudir a una sala de cine fue realmente una experiencia largamente añorada. Además, significó iniciar el año de cine con el pie derecho, veamos por qué.

Leona cuenta la historia de una joven judía de clase alta que se dedica a pintar murales donde se lo propongan, de hecho esta actividad que ni a su familia ni a su comunidad les gusta, pero la toleran porque la  consideran como una puntada juvenil pasajera mientras le llega su inexorable destino: casarse con el novio ―que ellos le escojan como el más adecuado― para seguir reproduciendo el opresivo modelo de sociedad tradicional que impone sus propias y estrictas reglas y leyes.

La desenfadada Ariela subida en una escalera decora una pared en la vía pública cuando un joven goi (no judío) la aborda, charlan un poco y después de algunas secuencias de salidas de cortejo muy fresas, por supuesto, terminan siendo novios. La relación es clandestina, porque Ariela (Naian González Norvind) sabe perfectamente que su noviazgo con Iván (Christian Vázquez) es algo absolutamente proscrito por su condición de niña bien y vehículo para seguir dando continuidad a ese estricto e inamovible modelo patriarcal.

El conflicto no se hace esperar y la bomba estalla. Familiares (entre los cuales destaca, como siempre, la espléndida Margarita Sanz como la abuela) y el resto de la comunidad, incluyendo al rabino, pegan el grito en el cielo.

Sin embargo, en vez de asistir a un desbordado melodrama mexicano,  como  era  de esperarse, vimos una cinta maravillosa, contenida y plena, a pesar del estridente tema que seguramente incomode a muchos. La dirección es prodigiosa, la fotografía de Diana Garay es excelente. Hay una escena en especial en la que retratan a esa bellísima nueva diosa del cine nacional, Naia González Norvind, como una verdadera y angélica aparición a contraluz que es de verdad fuera de este mundo. Ya habíamos visto a la Srita. González Norvind antes a todo esplendor en la tremenda y muy polémica Nuevo orden (revisar unas reseñas más atrás), así que su capacidad histriónica no es una sorpresa. Sin embargo, su actuación no tiene nada que ver entre estos 2 filmes y eso es muy notable para ser una chica tan joven. Ella recibió el premio a la Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de Morelia en 2018. Esas son las figuras que necesitamos para seguir atrayendo público a las taquillas.

La manera como Ariela termina firmando su obra pictórica y la secuencia final quitan el aliento; esta última por su belleza plástica, por su significado, por su simbolismo y porque queda perfecta dentro del marco de todo este movimiento actual que ya saben… Esta película es una obra de arte, y agárrense, ¡tan   sólo es la opera prima del director Cherem…!

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

No hay comentarios:

Publicar un comentario