lunes, 29 de marzo de 2021

ARTURO DE CÓRDOVA (1907-1973)

ARTURO DE  CÓRDOVA Ícono irrepetible del cine mexicano de  la  "Época de Oro". Aquí con "La Doña" en  La  diosa arrodillada. © Panamerican Films / Televisa (actualmente) 



ARTURO DE CÓRDOVA Hay muchas  biografías del galán  de  cine más  seductor de  la  “Época de  Oro del Cine Mexicano”, en  las  que  se  pueden  consultar múltiples  datos exactos sobre  sus orígenes, su carrera  como  locutor y sus primeras  películas, en suma su  filmografía  completa; pues llegó  a  filmar  alrededor  de 100 producciones,  tanto  en México  como  en Sudamérica  y en Hollywood. También  hay mucha  información  sobre  su vida  privada, ciertos rumores  y  chismes varios que  aderezan  y  alimentan  su leyenda. 


Su  apostura,  su distinguido porte y  su  voz  de  terciopelo  pronto le  abrieron  las  puertas  del mundillo  de la  farándula y finalmente,  del estrellato. En  nuestro  país tal  vez  no sea  lo  suficientemente valorado,  porque  hoy  en  día  no  hay  mes  en  que  no  se pase  al  aire alguno  de sus filmes. El  actor nacido en  Mérida, Yucatán, en 1907 u 8, nos  parece  tan  cotidiano en la  pantalla chica,  inclusive  en  streaming,  que no provoca ningún  alboroto. Sin  embargo,  Arturo  de Córdova es un verdadero ícono, ganador  de  3  Arieles en la  década  de  1950. Fue uno  de los  más  fabulosos dioses  de  celuloide que  haya  habido  jamás. 


La ausente, una extraordinaria película cuya reseña escribí por aquí hace ya algún tiempo… Como su hija "Rosita" Angélica María
© International Films / Televisa (actualmente)



No puedo decir que el histrión haya actuado junto a grandes figuras, porque en realidad, ellos, las “figuras”, fueron quienes tuvieron el privilegio de alternar con él. Si de Córdova hubiera sido italiano o francés, estaría a la altura ―o muy por encima― de las grandes celebridades como: Mastroianni, Rossano Brazzi, Raf Vallone o Jean Marais, a quienes francamente no les pedía nada.


Pero aunque  el  cine  mexicano siempre ha  figurado  entre los  primeros del  mundo, sencillamente  no puede  competir, en popularidad y  publicidad, con las  estrellas y  el  cine europeos  o de Hollywood. No  obstante, aun  sin  el  reconocimiento  que  se  merecería, lo tenemos con  nosotros,  nos  pertenece, como  parte  de la  gran  cultura cinematográfica que  tiene nuestro país,  que  habla  castellano y  que es a la  vez tan  absolutamente  continental.


La  presencia de  Arturo de Córdova hizo  de nuestro  cine  algo  todavía  más fulgurante. Nada  más hay  que  verlo en Medianoche (Tito Davison, 1949), en La  ausente (Julio Bracho, 1951),  El  esqueleto de  la  señora  Morales (Rogelio A. González, 1959) o  en la delirante Él, de Luis  Buñuel (1953). Todavía  no  he  visto todas su  cintas, y  la  verdad tampoco lo  pretendería,  porque ver  un  centenar  de largometrajes es una  tarea  titánica,  aparte  de  que  muchas no  están a la  venta,  no  las  pasan  por  televisión o pudieran estar perdidas. Con  las que  ya mencioné en  esta entrega, además  de otras 10 que  andan  por  allí y  que  me  gustan mucho,  son  suficientes  para admirarlo. Nunca me  canso  de verlo,  de  escucharlo,  de  soñar  con  ser él,  aunque  sea imaginariamente: siempre tan bien vestido, tan sofisticado, todo un dandy, encantador y seguro  de sí  mismo; pero  al  mismo  tiempo apasionado, atormentado, vulnerable  o completamente   loco…    


Él (Luis  Buñuel, 1953). Un  verdadero tour de force,  como  dirían  los  franceses,  cuenta  la  historia  del hombre más atormentado por  los  celos  desde Otello de Shakespeare. Estuvo nominada  a la  Palma de  Oro  en  Cannes por grandiosa, obsesiva,  patológica y maravillosa. Arturo  de Córdova transfigurado en… mejor  véanla. © Ultramar Films   


Aunque, después  de todo, y  como  él  diría: “No  tiene la  menor  importancia.”

¡Corte  y  queda…!

MarcH de  Malcriado


No hay comentarios:

Publicar un comentario