lunes, 22 de marzo de 2021

TÍVOLI

 

TÍVOLI Nunca  antes  se  habían filmado números  de burlesque en  el  cine  nacional,  así sin tapujos. Esta cinta  marca  el  debut cinematográfico de la reina  del estriptís en México,  la  monumental Lyn May.  © Corporación Nacional Cinematográfica (CONACINE) / Dasa Films, S.A. 



TÍVOLI (México, 1975, Dir. Alberto Isaac). Mucho antes de que apareciera el cine de ficheras como tal ―que catapultó como nunca antes la taquilla del decaído cine nacional de los años de 1970―, se filmó esta subvalorada y olvidada maravilla, en  la  que  aquél  se  inspiró,  definitivamente. Sus antecedentes se remontan al clásico cine de rumberas, que encumbró a aquellas leyendas y verdaderos mitos cinematográficos: Ninón, Rosa Carmina, María Antonieta y Tongolele, por citar sólo a las más memorables.

La muy "escandalosa" Tívoli es, en efecto, extraordinariamente atrevida, para su tiempo, pues aunque describe el mundo de la farándula con toda su magia y su miseria (nada  nuevo bajo  el  sol), nunca antes se habían filmado números de burlesque reales, sin tapujos y naturales. Semejante espectáculo estaba a cargo de su máxima representante en  esa época: la monumental Lyn May, que hacía de la desnudista "Eva Candela"; ya se imaginarán. Entre sketches también hay otros sexy números de "Lilí Manila" (la bellísima Gina Morett). Si esperan ver algo como Gipsy (Mervyn LeRoy, 1962), la historia de la primera stripper, se van a decepcionar mucho, porque esto sí es arte.

El argumento era lo de menos, o  por  lo  menos así parecía, pero no. Pues era la seria denuncia de la censura,  de la caída de los teatros de revista baratos y de barrio,  estilo  carpa; de los infructuosos intentos de las autoridades mañosas y corruptas, de acabar con la burla y el escarnio a su sistema de gobierno, a los políticos de medio pelo con ínfulas de emperadores. Además  de prohibir  los  atentados al pudor en  escena. Todos en contra también de la graciosa exposición de las vedettes, pequeños símbolos sexies, de un público ávido de admirar y fantasear con sencillos y lúbricos mini chóus de tercera, pero lo suficientemente excitantes como  para inspirar los solitarios goces onanísticos postreros, a escondidas de la esposa represiva, gorda y mojigata.

En la parte cómica está Alfonso Arau como el payaso “Tiliches”. Arau ya en ese tiempo era un multifacético actor, guionista y director. 

En realidad Arau era una discreta súper estrella de muy bajo perfil, pues siempre figuraba en el reparto de los mejores cineastas o dirigía cintas fabulosas: El águila descalza (de su autoría: A. Arau, 1971), Calzonzin inspector (A. Arau, 1973) y El rincón de las vírgenes (Alberto Issac, 1972). Más  tarde él mismo dirigió una de las mejores 100 películas mexicanas (y una de las 500 mejores del mundo): Como agua para chocolate (A. Arau, 1992) que le abrió las puertas de Hollywood. 

De "chistosos" también están Carmen Salinas (con las  peladeces a  las que  después tanto recurriría  para  sus  personajes de estilo "La Corcholata"), Pancho Córdova, Mario García "Harapos" y Armando Pascual.


LYN MAY La espectacular bailarina  exótica más famosa, tan joven y fresca en  Tívoli, que  ni  cuenta  se  daba de que ella sería una  de las  más fabulosas y míticas figuras  de la  escena  nocturna de  México.  Una  de  las  pocas  sobrevivientes  de  esos tiempos, que  se  han  ido para  siempre; ella da cuenta de  ello  en el  documental Bellas de noche (María José Cuevas, 2016). 



Es delicioso ver lo ingenua, joven y dulce que resultaba ser Miss May personificando a una femme fatale,  que  masca chicle. La Morett estaba hermosísima, como recién sacada de una película de Antonioni, así  de  exquisita, la  verdad. Pérez Prado toca su emblemático Bambo No. 8 en  el "Salón  Los  Ángeles",  antes  de  que  los  medios lo pusieran de moda años después, en  una  secuencia de  baile a lo "Resortes" increíble. Como los politequetes de opereta van José Carlos Ruíz y Héctor Ortega, que también demuestran su talento. Gran reparto.

Tal vez a muchos no les guste, porque el argumento aunque divertido tiene tintes de neorrealismo italiano. Cierto,  la historia es bastante sórdida. Sin embargo, los mexicanos, y lo demuestra nuestro cine, podemos reírnos de la  pura tristeza  y como  en  la  secuencia final―, con lágrimas en los ojos ver cómo nos quitan sin miramientos lo que nos pertenece,  lo  que  nos  da  la  identidad. 

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

1 comentario:

  1. Dónde se puede ver esta joya fábula del México Infra mundano de los 70's?

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