TÍVOLI (México, 1975, Dir. Alberto Isaac). Mucho antes de que apareciera el cine de ficheras como tal ―que catapultó como nunca antes la taquilla del decaído cine nacional de los años de 1970―, se filmó esta subvalorada y olvidada maravilla, en la que aquél se inspiró, definitivamente. Sus antecedentes se remontan al clásico cine de rumberas, que encumbró a aquellas leyendas y verdaderos mitos cinematográficos: Ninón, Rosa Carmina, María Antonieta y Tongolele, por citar sólo a las más memorables.
La muy "escandalosa" Tívoli es, en efecto, extraordinariamente atrevida, para su tiempo, pues aunque describe el mundo de la farándula con toda su magia y su miseria (nada nuevo bajo el sol), nunca antes se habían filmado números de burlesque reales, sin tapujos y naturales. Semejante espectáculo estaba a cargo de su máxima representante en esa época: la monumental Lyn May, que hacía de la desnudista "Eva Candela"; ya se imaginarán. Entre sketches también hay otros sexy números de "Lilí Manila" (la bellísima Gina Morett). Si esperan ver algo como Gipsy (Mervyn LeRoy, 1962), la historia de la primera stripper, se van a decepcionar mucho, porque esto sí es arte.
El argumento era lo de menos, o por lo menos así parecía, pero no. Pues era la seria denuncia de la censura, de la caída de los teatros de revista baratos y de barrio, estilo carpa; de los infructuosos intentos de las autoridades mañosas y corruptas, de acabar con la burla y el escarnio a su sistema de gobierno, a los políticos de medio pelo con ínfulas de emperadores. Además de prohibir los atentados al pudor en escena. Todos en contra también de la graciosa exposición de las vedettes, pequeños símbolos sexies, de un público ávido de admirar y fantasear con sencillos y lúbricos mini chóus de tercera, pero lo suficientemente excitantes como para inspirar los solitarios goces onanísticos postreros, a escondidas de la esposa represiva, gorda y mojigata.
En la parte cómica está Alfonso Arau como el payaso “Tiliches”. Arau ya en ese tiempo era un multifacético actor, guionista y director.
En realidad Arau era una discreta súper estrella de muy bajo perfil, pues siempre figuraba en el reparto de los mejores cineastas o dirigía cintas fabulosas: El águila descalza (de su autoría: A. Arau, 1971), Calzonzin inspector (A. Arau, 1973) y El rincón de las vírgenes (Alberto Issac, 1972). Más tarde él mismo dirigió una de las mejores 100 películas mexicanas (y una de las 500 mejores del mundo): Como agua para chocolate (A. Arau, 1992) que le abrió las puertas de Hollywood.
De "chistosos" también están Carmen Salinas (con las peladeces a las que después tanto recurriría para sus personajes de estilo "La Corcholata"), Pancho Córdova, Mario García "Harapos" y Armando Pascual.
Es delicioso ver lo ingenua, joven y dulce que resultaba ser Miss May personificando a una femme fatale, que masca chicle. La Morett estaba hermosísima, como recién sacada de una película de Antonioni, así de exquisita, la verdad. Pérez Prado toca su emblemático Bambo No. 8 en el "Salón Los Ángeles", antes de que los medios lo pusieran de moda años después, en una secuencia de baile a lo "Resortes" increíble. Como los politequetes de opereta van José Carlos Ruíz y Héctor Ortega, que también demuestran su talento. Gran reparto.
Tal vez a muchos no les guste, porque el argumento aunque divertido tiene tintes de neorrealismo italiano. Cierto, la historia es bastante sórdida. Sin embargo, los mexicanos, y lo demuestra nuestro cine, podemos reírnos de la pura tristeza ―y como en la secuencia final―, con lágrimas en los ojos ver cómo nos quitan sin miramientos lo que nos pertenece, lo que nos da la identidad.
¡Corte y queda…!
MarcH de Malcriado
Dónde se puede ver esta joya fábula del México Infra mundano de los 70's?
ResponderEliminar