sábado, 24 de julio de 2021

UNA MUJER EXTRAORDINARIA ATRAPADA EN UNA VIDA ORDINARIA

 


UNA MUJER EXTRAORDINARIA ATRAPADA EN UNA VIDA ORDINARIA Una obra sobre los valores de una sociedad que vive  de apariencias y de la hipocresía generadas dentro del ámbito familiar. Rebecca Jones está sencillamente rutilante.


UNA MUJER EXTRAORDINARIA ATRAPADA EN UNA VIDA ORDINARIA (Shirley Valentine). Escrita por el dramaturgo inglés Willy Russell. (Puesta en el teatro "Aldama" de la CDMX, julio 2021. Dir. Rebecca Jones). Una producción de Rubén Lara, es una puesta que t-o-d-o mundo debería ver. La función cultural del teatro trasciende el mero divertimento para culminar en un fenómeno social de alcances filosóficos que son formativos y necesarios para la sociedad. Los griegos nunca estuvieron equivocados. La obra aquí referida es una pieza, aunque ellos dicen en su publicidad que es una "comedia", porque es muy divertida; la diferencia es un poco confusa, pero muy significativa: La finalidad de la pieza es crear consciencia, a través de varios mecanismos, entre ellos la auto crítica, la reflexión y la epifanía, para que los personajes sean capaces de resolver una problemática lo suficientemente importante,  molesta o agobiante, y puedan liberarse de cualquier defecto o carga opresiva que obstruya su felicidad, y finalmente, para que su existencia pueda hallar su verdadera dimensión axiológica o su sentido real. Las piezas suelen ser bastante incendiarias y altamente provocadoras.

Sea como fuere, esta puesta en escena de un productor ya muy experimentado, es una absoluta maravilla. La realización es impecable, llena de Fx inusitados, con una magnífica iluminación sincronizada perfectamente con los trazos, y en suma, bajo la estupenda dirección de una "vieja loba de mar", la Srita. Jones… El tema es tan sencillamente profundo y aterrador que nos convoca a una resignificación de nosotros mismos y nuestras circunstancias. De entrada, pareciera que está dirigida al público femenino, pero no, también a los hombres nos atañe, y mucho. Sobre todo, a los que tenemos la suerte de ser acompañados en esta vida por una mujer.

Debido a las medidas de seguridad sanitaria, aparte del orden, de la sana distancia ~tanto en la fila de la taquilla, para entrar al lobby y entre asientos~, del gel, la toma de la temperatura y de una nebulización corporal de desinfectante, la sorpresa es que las acomodadoras no reparten "programas de mano". Después anunciaron en las llamadas que había un código QR con los datos y créditos de la obra en el atrio, pero un ujier me dijo que "no lo habían puesto", ¡vaya olvido! No obstante, él me ofreció mandármelo a mi e-mail. Todavía no lo recibo, pero en fin, así que les debo la ficha técnica.

Aunque después de todo, lo importante es el gozo de la recomendación personal. He visto teatro en México, en Los Ángeles, en Broadway, en Madrid y en Londres, así que más o menos tengo referentes. Algunas obras al estilo de los monólogos me han dejado muy impactado a lo largo de mi vida: Mujer como trigal, con Mónica Serna, La divina Sarah (sobre la Berndhart) con Rosa Ma. Bianchi, Íntimamente Rosario con Ofelia Medina, La Marquesa de Sade con Margarita Sanz, Las tentaciones de María Egipciaca con Beatriz Sheridan y Fedra de Racine con Laura Zapata son títulos dignos de mención. Debido a que ésas no fueron solamente actuaciones sino verdaderas transfiguraciones apoteósicas de actrices sublimes dignas de una larga ovación. En el "Polyforum", Contradanza (que realmente no es un monólogo) con Claudio Obregón en 1985, Hay una luz sobre la cama de Torcuato Luca de Tena con Alejandro Camacho (también escenificada en el "Polyforum" de esos tiempos), y más recientemente Yo soy mi propia esposa, con el genial Héctor Bonilla, son ejemplos de otros obrones de sus contrapartes masculinas. Claro que en México también hay dioses escénicos…

La conocida y muy popular actriz Rebecca Jones, que fue recibida con un gran aplauso, como todos los espectadores reciben en el escenario a las figuras que reconoce, y que  quiere, (nada más recordad, entre muchísimas otras, su magnífica actuación en la triunfal y transgresora telenovela La vida en el espejo, 2000, dirigida por Antonio Serrano en Argos para TV Azteca), es una gloria de la escena nacional que ha hecho de todo. Esta vez la Srita. Jones llega a las alturas insospechadas y a la calidad histriónica de las divas, de las auténticas damas del teatro. Su construcción de la frustrada, aburrida y semi idiota (en un principio) Shirley Valentín (Sic), personaje que raya casi en lo grotesco al inicio de la trama, pero que poco a poco gracias a la toma de consciencia de su triste realidad, como un constructo propio, resultado de su abandono personal, se auto conduce hacia la valiente liberación y a la majestuosidad de una verdadera reina que nos deja sorprendidos.

No puedo, ni debo contarles mucho, porque no se vale vender la trama de esta reposición (el año pasado tuvo una corta temporada), y porque ésta no es una reseña, es un intento de crítica, un panegírico o diatriba (según), o como gusten llamarle. Lo importante es que si viven en la CDMX vayan a verla pronto, o espérenla en sus ciudades, porque seguramente la llevarán de gira. 



Tampoco debería decírselos, pero terminé muy emocionado y llorando (y no fui el único), pues los fenómenos teatrales de este tipo, por lo general tan provocadores y desafiantes, una vez más y como siempre, dejan huella y nos hacen querer ser mejores seres humanos.

¡Telón…!

Aplausos y ovación.

MarcH de Malcriado

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