UN ACTOR MALO Es un filme extraordinariamente inteligente y muy actual; no sabemos porqué tan sólo duró 2 semanas en los cines. Tuvimos que ir a verla en la Cineteca Nacional de las Artes. © Catatonia Cine / Cinépolis |
UN ACTOR MALO (México, 2023. Dir. Jorge Cuchí). Muchos años después de la filmación del exitosísimo filme franco-italiano El último tango en París (Bernardo Bertolucci, 1972 ) ꟷque nos dejó spechless cuando todavía chamacos la vimos en 1973 en la antigua Cineteca Nacional de los Estudios Churubuscoꟷ, la actriz protagónica, Maria Schneider, declaró que había sido víctima de abuso sexual durante el rodaje de una impactante escena íntima con Marlon Brando. De hecho, la famosa escena de “la mantequilla”, como se le conoce desde entonces, es una de las más terribles que se hayan filmado jamás ꟷhasta que llegó Irreversible (2002) de Gaspar Noéꟷ. La sex symbol Schenider dijo que “todo” había sido idea del director para lograr mayor “realismo”. Si acaso alguien leyó o supo de tal entrevista en 2007, a nadie le importó. Eran “otros tiempos”.
En la película de Cuchí se retrata algo bastante parecido, y a diferencia de lo relatado en aquel entonces por la Schneider aquí la cosa cambia diametralmente, porque éstos sí que son “otros tiempos”.
El punto de vista sobre el caso es bastante difuso y ambivalente, porque no sabemos a quién de los 2 creerle. El ritmo es bastante uniforme. El tono es muy denso, como de comedia de humor negro; pero nada está de más ni de menos. Si el espectador es mujer se va a identificar, lógicamente con la chica (Fiona Palomo, extraordinaria); si como nosotros, es hombre, a quien le creeremos será al varón, por supuesto.
A partir de la segunda mitad, cuando el conflicto llega al cénit, aquello se vuelve un maremágnum de secuencias altamente impactantes, perfectamente orquestadas, tanto que nos hielan la sangre. Hasta nos parece tan familiar como un noticiario de los que vemos en la tele cotidianamente.
De perfecta factura técnica, el final de Un actor malo nos quitó el aliento, porque es verdaderamente brutal, inenarrable, una de las películas más híper realistas que se hayan filmado jamás a nivel mundial. Es muy probable que las próximas Diosas de Plata, los Arieles (y otros premios internacionales) irán a parar a manos de sus productores, de su director (que también es el autor del guión) y sus protagonistas (y coprotagonistas), pues todos ellos nos han brindado una de las mejores películas mexicanas de todos los tiempos. Es una maravilla que el cine nacional siga siendo, contra todo, una fuente inagotable de artistas de gran inteligencia y talento. ¡Bravo…!
¡Corte y queda…!
MarcH de Malcriado
La joven “Sandra”, una actriz cinematográfica, dice después del corte de una escena de intimidad en la cama con su compañero, que éste “se pasó” de veras…
Entre dimes y diretes y entre que “sí” y que “no”, porque el actor “Daniel” (el magnífico Alfonso Dosal) lo niega rotundamente, pasan varias secuencias nodales muy interesantes que elevan la tensión aceleradamente. Porque de un simple chisme el asunto pasa a ser de suma importancia y todos los involucrados en la producción se verán afectados. Además, el incidente comienza a tener tintes legales...
Entre dimes y diretes y entre que “sí” y que “no”, porque el actor “Daniel” (el magnífico Alfonso Dosal) lo niega rotundamente, pasan varias secuencias nodales muy interesantes que elevan la tensión aceleradamente. Porque de un simple chisme el asunto pasa a ser de suma importancia y todos los involucrados en la producción se verán afectados. Además, el incidente comienza a tener tintes legales...
El punto de vista sobre el caso es bastante difuso y ambivalente, porque no sabemos a quién de los 2 creerle. El ritmo es bastante uniforme. El tono es muy denso, como de comedia de humor negro; pero nada está de más ni de menos. Si el espectador es mujer se va a identificar, lógicamente con la chica (Fiona Palomo, extraordinaria); si como nosotros, es hombre, a quien le creeremos será al varón, por supuesto.
A partir de la segunda mitad, cuando el conflicto llega al cénit, aquello se vuelve un maremágnum de secuencias altamente impactantes, perfectamente orquestadas, tanto que nos hielan la sangre. Hasta nos parece tan familiar como un noticiario de los que vemos en la tele cotidianamente.
De perfecta factura técnica, el final de Un actor malo nos quitó el aliento, porque es verdaderamente brutal, inenarrable, una de las películas más híper realistas que se hayan filmado jamás a nivel mundial. Es muy probable que las próximas Diosas de Plata, los Arieles (y otros premios internacionales) irán a parar a manos de sus productores, de su director (que también es el autor del guión) y sus protagonistas (y coprotagonistas), pues todos ellos nos han brindado una de las mejores películas mexicanas de todos los tiempos. Es una maravilla que el cine nacional siga siendo, contra todo, una fuente inagotable de artistas de gran inteligencia y talento. ¡Bravo…!
¡Corte y queda…!
MarcH de Malcriado
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