lunes, 21 de octubre de 2024

SONRÍE 2

SONRÍE 2 El horror gore a su máximo, y además slasher. Visualmente es de altísimo impacto y con grandes valores técnicos y artísticos.
© Temple Hill Entertainment/ Paramount Pictures



SONRÍE 2/ SMILE 2 (Dir. Parker Finn, EE.UU., 2024).

SINOPSIS
La linda cantante de pop Skye Riley (Naomi Scott) —que se parece muchísimo a Miley Cyrus—, posee bastantes cualidades: gran talento, hermosa voz, presencia y amor por su oficio; así que es una gran figura idolatrada por la juventud. La adorable Skye está en la cúspide de la fama. Pero un mal día necesita un medicamento que le ayude a aminorar el dolor que padece en la espalda (igualito que Lady Gaga) provocado por un accidente del pasado y tiene que acudir a su antiguo traficante de drogas. Desafortunadamente, es poseída por un ente maligno en casa de ese ”amigo”. Muy pronto la pobre comienza a tener aterradoras alucinaciones que rayan en la esquizofrenia y ni su mamá ni los miembros del staff la entienden y cree volverse loca.


CRÍTICA
El suspenso y los sustos están muy bien manejados en esta película. Los hechos son tan vertiginosos que no le dejan al espectador momento de respiro, excepto en las apantallantes escenas de concierto. Ciertamente se disfrutan mucho las secuencias del espectáculo de primera que prepara la juvenil artista para su gira mundial, porque las escenografías, el vestuario y las coreografías son excepcionales. Gran punto a su favor.


En la trama no podían, ni debían faltar, todos clichés del género del horror estilo “slash”, cuchilladas con chorros de sangre, que aquí son magníficamente impactantes porque los movimientos de cámara, las tomas y la dirección son soberbias. No está por demás mencionar que los Fx y el montaje también.


Hablando de similitudes, cabe mencionar que sin afán de vender la trama se parece un poco a las excelentes: Arrástrame al infierno (Sam Raimi, 2009), a Está detrás de ti (David Robert Mitchell, 2014) y a otras que no voy a mencionar porque la lista sería muy larga. "De tal palo, tal astilla".


La protagonista, la señorita Scott es una gran actriz británica extraordinariamente fotogénica (de veras que sí) que yo no conocía, aunque ha hecho tv desde 2009 y películas desde el 2011; pero resulta que además es cantante y compositora, y los números de baile los ejecuta excelentemente bien. Su actuación es absolutamente asombrosa. 


SONRÍE 2 La sonrisa sardónica de Ray Nicholson es idónea para el filme, en algunos afiches es él quien aparece. Dice que así sonríe naturalmente.
© Temple Hill Entertainment/ Paramount Pictures



En un papel muy breve el actor Ray Nicholson brilla por su expresivo rostro y por esa acusada sonrisa tan extravagante, que heredó de su mítico padre Jack Nicholson. Así fue perfecta para el filme, tanto que en algunos afiches quien aparece es él. En entrevistas ya ha declarado que ésa es su sonrisa natural.

Las películas de este tipo de horror corporal nunca fueron de mis favoritas y usualmente las dejaba pasar. Sin embargo, en los últimos años he ido a ver una que otra y tengo que admitir que actualmente estas producciones son cada vez más rigurosas y perfectas en sus valores de realización, y a pesar de que los temas del cine de "espantos" son repetitivos y que casi siempre tienen el mismo origen (lo extremadamente patológico y sobrenatural), sus técnicas y la manera de ponerlas en pantalla son lo que hace las diferencias en cada filme, y que por lo general suelen ser intachables, cuando no son de serie “B”, claro.


Aunque también es de clase "A", si las contrastamos Sonríe 2 no tiene los mismos niveles de producción de It / Eso (Andrés Muschietti, 2017), para mi gusto la más horrorosa pero fastuosa y fabulosa de los últimos tiempos. No obstante es un gran divertimento que cumple con creces y supera por mucho las expectativas de los amantes del género (creo que yo también me estoy convirtiendo en uno), y para mi sorpresa terminó encantándome. No lo puedo creer… ¡Horror...!

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

sábado, 19 de octubre de 2024

EL CONDE DE MONTECRISTO

 

EL CONDE DE MONTECRISTO Una superproducción francesa basada en la famosa novela clásica de Alejandro Dumas.
© Pathé/ Chapter 2/ M6 Films/ Constantin Film/ DeAPlaneta




EL CONDE DE MONTECRISTO/ LE COMTE DE MONTE-CRISTO (Dir. Alexandre de la Patellière, Francia, 2024).
Es la más reciente adaptación (hay muchas) de la extraordinaria novela de Alexander Dumas que narra las aventuras de un hombre de gran carácter y mejor temple en la Francia del siglo XIX. Comienza con las peripecias del joven e ingenuo Edmond Dantès, que de ser un sencillo marinero, termina por convertirse en todo un caballero, y de hecho, en el sofisticado y casi todopoderoso conde que alude el título.

El actor franco-belga que expresa todo con los ojos, Pierre Niney ꟷel inolvidable protagonista de Yves Saint Laurent (Jalil Lespert, 2014)ꟷ, como siempre, hace gala de una actuación digna de muchos premios. La puesta en pantalla recurre a muchas elipsis, eventos que suceden pero que el espectador no ve, a fin de sintetizar una larga y complicada historia que atraviesa unas dos décadas en tan sólo 178 minutos volviéndola un todo un deleite y muy fácil de entender. Sin embargo, ello no demerita para nada sus valores de producción, pues reproduce a la perfección toda la época napoleónica y post-napoleónica, con sus fastuosas locaciones ꟷpuertos, fragatas corsarias, palacios y castillosꟷ que incluyen hasta el más mínimo detalle. Por supuesto el vestuario, las escenografías y el attrezzo (utilería) son absolutamente exquisitos. Además, todo eso acompañado de un notable diseño de sonido, de música maravillosa y de efectos sonoros.

Así todos los personajes se mueven en preciosos escenarios naturales o diseñados ex profeso para ubicar la acción y el tiempo con una dirección de cámaras y fotografía de extraordinario nivel. El Conde de Montecristo es una producción absolutamente bien dirigida y por demás espectacular que nos mantuvo casi hipnotizados durante 3 horas.

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

martes, 8 de octubre de 2024

JOKER 2

JOKER 2 Gaga y Phoenix protagonizan esta historia de amor trágico. © DC Studios/ Warner Bros. Pictures


JOKER: Folie à Deux (Dir. Todd Phillips. EE.UU., 2024).
La magnifica producción se encargó de reproducir perfectamente el sórdido ambiente de la prisión de Gotham o "Ciudad Gótica" donde Arthur Fleck (el extraordinario y oscareado Joaquin Phoenix) se encuentra más solo y vulnerable que nunca por los crímenes de su alter ego, el Joker. Tanto que los fans llegamos a desear que muy pronto pudiera escaparse, porque nos compadecemos de Fleck y admiramos al Joker. Aunque tarde, cuando tal evento sucede el público nos ponemos felices, porque suponemos que entonces ya podrá hacer de las suyas junto a la transgresora Harley Quinn (Lady Gaga) y que ese tono tan triste y lóbrego cambiará a la malsana pero fulgurante transfiguración del antihéroe cínico, rebelde y criminal acompañado en sus espectaculares maldades de una peligrosa loca igual que él. La combinación prometía ser una verdadera bomba de sangre y venganza.

Las espantosas razones de la psicopatía del Joker lo justifican ante la totalidad del fandom o "comunidad fan", luego entonces no nos importa su potencial como asesino y nos ponemos de su lado, 
porque hubo circunstancias terribles que desde la niñez del atormentado Arthur lo volvieron así. Fleck es tan sólo el deforme producto de una sociedad que está mucho más patológica que él. Ésa fue la fascinación de la excelente película anterior, Joker (Todd Phillips, 2019).

Los códigos de Ética y todos los sistemas axiológicos (filosofía de los valores) no tienen cabida alguna en los argumentos de las películas basadas en los cómics del Joker, porque son universos fantásticos regidos por los super poderes, la mega maldad y los delirantes deseos de imponer la supremacía del bien o del mal.

Esperábamos ver una película sobre el fabuloso personaje del Joker, pero hemos salido totalmente decepcionados. En su lugar vimos la patética historia del pobre Arthur Fleck recluido en la cárcel y víctima de todos los horrores clásicos que retratan la cotidianeidad de los convictos. Por supuesto, al personaje central, que padece un profundo daño psicológico y además, psiquiátrico, el jurado lo declara culpable en el juicio.

La inclusión de los números musicales imaginarios de Arthur Fleck sirven para darle un poco de color a esta historia gris, desoladora y deprimente. Sin embargo, ni siquiera son bonitos, ni inspiradores ni nada. Son como un pegoste desangelado y mal hecho de La La Land (Damien Chazelle, 2016) y supusimos que dadas las probadas y premiadas virtudes de Gaga como actriz y cantante su presencia iluminaría más efectivamente este bodrio esperpéntico que desperdició la oportunidad de hacer de Joker 2 algo superior 
a su fabulosa antecesora. Ya lo reza el dicho “Nunca segundas partes fueron buenas”, pero esta vez semejante refrán es absolutamente cierto y contundente, ¡lástima!

No me gustó sentir la terrible urgencia de ver por fin el letrero de "The End", o más bien que ya “me andaba” porque esta porquería de película se acabara. Pero para acabar con el cuadro el final me dejó horrorizado y con una sensación de vacío inenarrable.

¡Corte y quesque queda…!

MarcH de Malcriado



jueves, 3 de octubre de 2024

LA SUSTANCIA

 

LA SUSTANCIA Una alucinante fábula de horror sobre la vanidad y la cosificación del cuerpo femenino. © Working Title Films/ Blacksmith



LA SUSTANCIA / THE SUBSTANCE (Dir. Coralie Fargeat. Reino Unido y Francia, 2024).

Todos quisiéramos poder conseguir el secreto de la eterna juventud, inherente ilusión del ser humano; pero en el caso de las personas que pertenecen al mundo del espectáculo la cuestión puede ir mucho más allá de una simple fantasía y volverse una obsesión compulsiva. Ellos capitalizan grandemente su belleza y juventud porque ésos son sus principales recursos, si es que tienen la suerte y la capacidad de llegar a pertenecer, y mantenerse, dentro de ese selecto y cerrado grupo de élite. Aunque allí el precio de los privilegios usualmente es muy caro, así le llaman: “El precio de la fama”. Tal es el concepto de donde parte la fábula de La sustancia.

Mucho se agradece la reaparición de la bellísima Demi Moore como Elisabeth Sparkle, una “otoñal” estrella de tan sólo 50 años. Aquí su belleza y su desempeño histriónico son muy notables. Desde Ghost: La sombra del amor (Jerry Zucker, 1990) y Una propuesta indecorosa (Adrian Lyne, 1993) Miss Moore no había dado otro gran “campanazo” en el cine. ¿Si la vieron en Striptease (Andrew Bergamn, 1996)? Porque curiosamente a partir de esa cinta ha sido acreedora de 3 Frambuesas de Oro (ella solita) en la categoría de Peor Actriz. En cambio, con esta producción de seguro estará nominada para un Óscar en 2025… Uno nunca sabe.

INTRODUCCIÓN

En las economías de consumo las leyes del mercado se rigen por la oferta y la demanda. La mujer, sobre todo la mujer joven y hermosa, tiene un gran valor en el mercado de la industria de la moda, la cosmética y el entretenimiento en general. A veces tienen talento y a veces no, pero eso a nadie le importa si lucen lo suficientemente atractivas y sexies. Pero desafortunadamente en la vida “Todo por servir se acaba” y las personas no somos la excepción, pues a todos nos llega la vejez. En esos ámbitos si la “figura mediática” en cuestión comienza a mostrar signos de decadencia física de inmediato se la sustituye por otra y ya. Las empresas nunca están dispuestas a perder y como la mercadotecnia se encarga de renovar, reposicionar el producto o lanzar otro nuevo, pues lo ya caduco simplemente es desechado. Si las ventas bajan la mercadotecnia se encargará de subirlas de nuevo.

La ironía es que la mujer desde siempre ha sido un objeto de deseo y por ende de consumo, primero en el arte y después en la industria, cualquiera que ésta sea. Aunque no tan dramáticamente la figura masculina, el hombre, también sigue en paralelo el mismo camino. Tan sólo recordad El artista (Michel Hazanavicius, 2012) con Jean Dujardin. Allí se cuenta la historia de un galán del cine mudo que deja de servirle a los estudios cuando llega el cine sonoro.

SINOPSIS

La legendaria estrella cinematográfica Elisabeth Sparkle, es ahora una cincuentona reina de los ejercicios aeróbicos o fitness en un programa de televisión. 
Un buen día se entera que va a ser despedida de la emisión “porque ya está vieja” y queda desolada. De un extraño modo se entera que hay una “sustancia” secreta que inyectada en el cuerpo le dará una mejor versión de sí misma. La referencia a la venta de ilusiones de la industria del cine, de la editorial ꟷléase revistas de modas con sus modelos irreales y “fotoshopeadas”ꟷ, de los cosméticos y de la farmacéutica es directa y frontal. Lo que sucede a continuación es una serie de acontecimientos que argumental y visualmente pertenecen al cine de horror gore, bastante feo y sobrenatural.

ANÁLISIS

Pero La sustancia no es una simple película de excelentes Fx especiales, estupenda fotografía y movimientos de cámara espectaculares, además de la 
soberbia edición y diseño de sonido. Ésta es una inusitada puesta en pantalla de la francesa Coraline Fargeat, directora, guionista y productora de cine fantástico, que como tal sobrepasa todos los límites y nos entrega un súper divertimento sádico-masoquista que a través del onirismo mórbido, las vueltas de tuerca y la realidad aumentada hasta la exageración y el delirio es el perfecto ejemplo del juego pirotécnico de una fábula rocambolesca que no le deja respiro al espectador durante sus 141 minutos de duración.


LA SUSTANCIA Margaret Qualley como Sue. La mujer como símbolo sexual es explotada como una simple mercancía que en cuanto deje de funcionar como fábrica de dinero será desechada sin más. ¿Les suena conocido?
© Working Title Films/ Blacksmith



El tono oscila entre el dorado cuento de hadas más fulgurante y el asombroso descenso hacia espeluznantes horrores infernales como sacados de El jardín de las delicias del Bosco, una alucinante pintura de principios del Renacimiento.

Después de aplicarse “la sustancia” el personaje principal del filme de repente sufre un desdoblamiento hacia una especie de realidad inmersiva fantasmagórica donde su alter ego de perfección física absoluta y supuestamente divinizada no es más que una ilusión materializada llena de defectos y conductas erráticas, igual que los mismísimos dioses de la mitología griega.

Las inenarrables secuencias finales del filme, alcanzan la apoteosis de la “locura” (como reza el afiche publicitario), y dejan al público atónito, lleno de sentimientos encontrados, que más bien tienden a ser de disgusto o incomodidad, 
y en algunos casos hasta de la risa que les provoca tanta exageración, tantos cabos sueltos, reducciones al absurdo e incoherencias “indignos” de un cine que muchos esperaban que fuera digamos “más ortodoxo”, “con más lógica” o “más serio” pues.

ANALOGÍAS

Previamente mencionado, el panel derecho del tríptico El jardín de las delicias, parece que pudo haber sido una de las fuentes de inspiración para el guión de La sustancia, cuyo objetivo también es satirizar, denunciar y asustar a través de las visiones cosmogónicas y los temores de la naturaleza humana. Tal vez sea posible incluir también El infierno (1505) del mismo Bosco, que se encuentra en la colección del Museo L’Hermitage de San Petersburgo, y cuya profusión de aterradoras visiones infernales, también se parecen a las que la película reproduce, en su propia versión claro. Pesadillas espantosas que sintetizadas aparecen en esas oscuras, celebérrimas e impresionantes obras de arte de Hieronymus Bosch (el Bosco). El jardín de las delicias se exhibe en otra de las principales pinacotecas del mundo, el Museo del Prado de Madrid.

Segunda analogía. La novela Dorian Gray de Óscar Wilde que exalta la idea de la eterna juventud con todas sus ventajas y desventajas.

Tercera analogía. La novela de horror gótico Drácula de Bram Stocker, por la vampirización que tiene que efectuar el conde para sobrevivir.

La cuarta analogía, como la primera, también proviene del ámbito religioso, y es un versículo de La Biblia: “Vanidad de vanidades, dijo el Profeta, vanidad de vanidades, todo es vanidad.” Eclesiastés 1:2

CONCLUSIÓN

Es curioso, pero a pesar de ser tan impactante y “repulsiva” no vi a nadie abandonar la sala a media película como cuando se estrenó en México El ansia de Tony Scott, allá por 1983, en el desaparecido cine “Chapultepec” o en Los infieles (Gilles Lellouche, Jean Dujardin et al., 2012) en la Casa de Arte de Cinemex.


Así que Murnau, Luis Buñuel, Dario Argento, David Lynch y David Cronenberg, por citar a algunos de los directores más inquietantes y disruptivos, seguramente palidecerían ante este rocambole visual y auditivo que es La sustancia.

Pronto volveré a verla porque después de todo, es sencillamente un pequeño y pavoroso tratado sociológico alucinante de fascinante morbo quirúrgico. Estamos ante una nueva película de culto.

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado