jueves, 3 de octubre de 2024

LA SUSTANCIA

 

LA SUSTANCIA Una alucinante fábula de horror sobre la vanidad y la cosificación del cuerpo femenino. © Working Title Films/ Blacksmith



LA SUSTANCIA / THE SUBSTANCE (Dir. Coralie Fargeat. Reino Unido y Francia, 2024).

Todos quisiéramos poder conseguir el secreto de la eterna juventud, inherente ilusión del ser humano; pero en el caso de las personas que pertenecen al mundo del espectáculo la cuestión puede ir mucho más allá de una simple fantasía y volverse una obsesión compulsiva. Ellos capitalizan grandemente su belleza y juventud porque ésos son sus principales recursos, si es que tienen la suerte y la capacidad de llegar a pertenecer, y mantenerse, dentro de ese selecto y cerrado grupo de élite. Aunque allí el precio de los privilegios usualmente es muy caro, así le llaman: “El precio de la fama”. Tal es el concepto de donde parte la fábula de La sustancia.

Mucho se agradece la reaparición de la bellísima Demi Moore como Elisabeth Sparkle, una “otoñal” estrella de tan sólo 50 años. Aquí su belleza y su desempeño histriónico son muy notables. Desde Ghost: La sombra del amor (Jerry Zucker, 1990) y Una propuesta indecorosa (Adrian Lyne, 1993) Miss Moore no había dado otro gran “campanazo” en el cine. ¿Si la vieron en Striptease (Andrew Bergamn, 1996)? Porque curiosamente a partir de esa cinta ha sido acreedora de 3 Frambuesas de Oro (ella solita) en la categoría de Peor Actriz. En cambio, con esta producción de seguro estará nominada para un Óscar en 2025… Uno nunca sabe.

INTRODUCCIÓN

En las economías de consumo las leyes del mercado se rigen por la oferta y la demanda. La mujer, sobre todo la mujer joven y hermosa, tiene un gran valor en el mercado de la industria de la moda, la cosmética y el entretenimiento en general. A veces tienen talento y a veces no, pero eso a nadie le importa si lucen lo suficientemente atractivas y sexies. Pero desafortunadamente en la vida “Todo por servir se acaba” y las personas no somos la excepción, pues a todos nos llega la vejez. En esos ámbitos si la “figura mediática” en cuestión comienza a mostrar signos de decadencia física de inmediato se la sustituye por otra y ya. Las empresas nunca están dispuestas a perder y como la mercadotecnia se encarga de renovar, reposicionar el producto o lanzar otro nuevo, pues lo ya caduco simplemente es desechado. Si las ventas bajan la mercadotecnia se encargará de subirlas de nuevo.

La ironía es que la mujer desde siempre ha sido un objeto de deseo y por ende de consumo, primero en el arte y después en la industria, cualquiera que ésta sea. Aunque no tan dramáticamente la figura masculina, el hombre, también sigue en paralelo el mismo camino. Tan sólo recordad El artista (Michel Hazanavicius, 2012) con Jean Dujardin. Allí se cuenta la historia de un galán del cine mudo que deja de servirle a los estudios cuando llega el cine sonoro.

SINOPSIS

La legendaria estrella cinematográfica Elisabeth Sparkle, es ahora una cincuentona reina de los ejercicios aeróbicos o fitness en un programa de televisión. 
Un buen día se entera que va a ser despedida de la emisión “porque ya está vieja” y queda desolada. De un extraño modo se entera que hay una “sustancia” secreta que inyectada en el cuerpo le dará una mejor versión de sí misma. La referencia a la venta de ilusiones de la industria del cine, de la editorial ꟷléase revistas de modas con sus modelos irreales y “fotoshopeadas”ꟷ, de los cosméticos y de la farmacéutica es directa y frontal. Lo que sucede a continuación es una serie de acontecimientos que argumental y visualmente pertenecen al cine de horror gore, bastante feo y sobrenatural.

ANÁLISIS

Pero La sustancia no es una simple película de excelentes Fx especiales, estupenda fotografía y movimientos de cámara espectaculares, además de la 
soberbia edición y diseño de sonido. Ésta es una inusitada puesta en pantalla de la francesa Coraline Fargeat, directora, guionista y productora de cine fantástico, que como tal sobrepasa todos los límites y nos entrega un súper divertimento sádico-masoquista que a través del onirismo mórbido, las vueltas de tuerca y la realidad aumentada hasta la exageración y el delirio es el perfecto ejemplo del juego pirotécnico de una fábula rocambolesca que no le deja respiro al espectador durante sus 141 minutos de duración.


LA SUSTANCIA Margaret Qualley como Sue. La mujer como símbolo sexual es explotada como una simple mercancía que en cuanto deje de funcionar como fábrica de dinero será desechada sin más. ¿Les suena conocido?
© Working Title Films/ Blacksmith



El tono oscila entre el dorado cuento de hadas más fulgurante y el asombroso descenso hacia espeluznantes horrores infernales como sacados de El jardín de las delicias del Bosco, una alucinante pintura de principios del Renacimiento.

Después de aplicarse “la sustancia” el personaje principal del filme de repente sufre un desdoblamiento hacia una especie de realidad inmersiva fantasmagórica donde su alter ego de perfección física absoluta y supuestamente divinizada no es más que una ilusión materializada llena de defectos y conductas erráticas, igual que los mismísimos dioses de la mitología griega.

Las inenarrables secuencias finales del filme, alcanzan la apoteosis de la “locura” (como reza el afiche publicitario), y dejan al público atónito, lleno de sentimientos encontrados, que más bien tienden a ser de disgusto o incomodidad, 
y en algunos casos hasta de la risa que les provoca tanta exageración, tantos cabos sueltos, reducciones al absurdo e incoherencias “indignos” de un cine que muchos esperaban que fuera digamos “más ortodoxo”, “con más lógica” o “más serio” pues.

ANALOGÍAS

Previamente mencionado, el panel derecho del tríptico El jardín de las delicias, parece que pudo haber sido una de las fuentes de inspiración para el guión de La sustancia, cuyo objetivo también es satirizar, denunciar y asustar a través de las visiones cosmogónicas y los temores de la naturaleza humana. Tal vez sea posible incluir también El infierno (1505) del mismo Bosco, que se encuentra en la colección del Museo L’Hermitage de San Petersburgo, y cuya profusión de aterradoras visiones infernales, también se parecen a las que la película reproduce, en su propia versión claro. Pesadillas espantosas que sintetizadas aparecen en esas oscuras, celebérrimas e impresionantes obras de arte de Hieronymus Bosch (el Bosco). El jardín de las delicias se exhibe en otra de las principales pinacotecas del mundo, el Museo del Prado de Madrid.

Segunda analogía. La novela Dorian Gray de Óscar Wilde que exalta la idea de la eterna juventud con todas sus ventajas y desventajas.

Tercera analogía. La novela de horror gótico Drácula de Bram Stocker, por la vampirización que tiene que efectuar el conde para sobrevivir.

La cuarta analogía, como la primera, también proviene del ámbito religioso, y es un versículo de La Biblia: “Vanidad de vanidades, dijo el Profeta, vanidad de vanidades, todo es vanidad.” Eclesiastés 1:2

CONCLUSIÓN

Es curioso, pero a pesar de ser tan impactante y “repulsiva” no vi a nadie abandonar la sala a media película como cuando se estrenó en México El ansia de Tony Scott, allá por 1983, en el desaparecido cine “Chapultepec” o en Los infieles (Gilles Lellouche, Jean Dujardin et al., 2012) en la Casa de Arte de Cinemex.


Así que Murnau, Luis Buñuel, Dario Argento, David Lynch y David Cronenberg, por citar a algunos de los directores más inquietantes y disruptivos, seguramente palidecerían ante este rocambole visual y auditivo que es La sustancia.

Pronto volveré a verla porque después de todo, es sencillamente un pequeño y pavoroso tratado sociológico alucinante de fascinante morbo quirúrgico. Estamos ante una nueva película de culto.

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

2 comentarios:

  1. También la figura en decadencia física de Moore tiene semejanza con el manejo del cuerpo de la entidad sobrenatural de SUSPIRIA.

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    1. Y en su concepto básico, es una reelaboración de DR. JEKYLL AND MR. HYDE de Robert Louis Stevenson. Y la película es muy larga por extenderse innecesariamente, con lo que el relato pierde efectividad. Pero como de costumbre, la mercadotecnia eficiente la ha hecho la comidilla actual.

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