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OJOS DE JUVENTUD ¿Qué pasa cuando la avaricia y la falta de escrúpulos dominan a una mujer? Tal vez un hombre gentil pueda salvarla… © Cinematográfica Filmex |
OJOS DE JUVENTUD (México, 1948. Dir. Emilio Gómez Muriel )-
Un día don Pascual (Joaquín Pardavé) un buen hombre ya mayor salva a Raquel (Elsa Aguirre), una raterilla de poca monta para que no la agarre la policía. Se la lleva, la instala en su casa (sin ninguna mala intención), donde la ayuda, la protege y le ofrece matrimonio para sacarla de la podredumbre en la que vive. Ella mañosamente acepta, después nace un bebé (cosas del cine de la Época de Oro). Todo parece ser una vida apacible y perfecta; pero acá entre nosotros, a Raquel lo pirujona no se le quitó nunca; le dice al viejo que el niño no es su hijo y se va con el compadre que tiene "harta lana", como se dice en el barrio. Ella, después de un tiempo ya saciada su ambición y con sus “lujos”, como las joyas y el consabido abrigo de visón (siempre tan simbólico), quiere recuperar al niño, ahora ya mayorcito, pero no le va a ser sencillo porque don Pascual no es tan fácil de vencer…
El melodrama donde se exponen los altos valores representados por el noble viejo contrastados con la endeble “moral” de una hermosa femme fatale es muy predecible pero delicioso, porque Pardavé es uno de los mejores actores que ha tenido el cine mexicano y Elsa era sencillamente una diosa cuya hermosura no tenía rival en pantalla, ni aquí ni en Italia ni en Estados Unidos.
Irremediablemente cursi, pero bien cursi, es con todo una joya, porque a pesar de lo ridículo del argumento, de las limitaciones del presupuesto, siempre bajísimo como siempre y para variar; la magnífica dirección, la excelente iluminación, las canciones y demás logran sacar a flote la producción. Además, como otros cientos de filmes nacionales, representa toda esa titánica labor y la nostalgia de levantar catedrales cinematográficas con puro talento y $3 (tres pesos). ¿Cómo no amar el cine mexicano?
¡Corte y queda…!
MarcH de Malcriado