domingo, 15 de febrero de 2015

DE LA DESESPERACIÓN Y LA LOCURA

El  abismo  no  está,  allá  abajo;  está   en  el  departamento 4.

LAS RAZONES DEL CORAZÓN México-España, 2011. Dir. Arturo Ripstein. La vecina del 4, Emilia, lleva dentro del pecho una catedral del desasosiego, la frustración y la amargura:

Maldito Nicolás, ¿qué te costaba quererme un poquito, o por lo menos darme por mi lado?”.

Desde Posesión (Andrzej Zulawski, 1981) no había visto algo semejante; una deconstrucción 
brutal  del discurso del eterno femenino. Ésta no es una mujer, es una criatura negra que repta por los pantanos más oscuros de la existencia. Solamente cuando escucha "Perfume de gardenias" tocada  en el saxofón del hombre que se convirtió en su obsesión, su anhelo y la materialización de su propio demonio, puede llegar  al clímax "digital".

Este melodrama claustrofóbico a la Madame Bovary de Flaubert, donde la protagonista únicamente muerta hallará la redención, se sitúa en un departamento de la ciudad de México. F
otografiada en planos secuencia a blanco y negro, iluminada sin difusores, a pleno y duro claroscuro, la realidad de una que quiso dejar de ser ella para convertirse en la princesa de su propio cuento —sin esas cursilerías de madrecita mexicana, a lo Libertad Lamarque—, sin tener que enfrentar la aplastante cotidianeidad de todas las esposas y madres que dejan de ser mujeres para convertirse únicamente en esposas y madres. Imposible para  ella.

¿Cómo puede una chica rechazar esos roles?,  ¿qué, está  loca…?, si ya se sabe que quienes se atreven a desafiar lo establecido, a “los dioses”, siempre serán severamente castigados… ¡y mortalmente!

Arcelia Ramírez nos deslumbra en un  papel  oscuro, mórbido,  torvo,  maravilloso.


La estupenda Arcelia Ramírez logró dejarme sin aliento. Hace mucho que no veía a una actriz alcanzar semejantes alturas histriónicas. Asistimos a  una apoteosis total. Pero claro, tenía que ser de la mano de Ripstein, el mago de la desolación. El que 
simplemente al retratar  algo de  lo que  pasa enfrente o en la casa de al lado, nos arroja a  los  abismos de un cine mexicano casi "vérité", incómodo, a la “n” potencia, a la neorrealismo italiano, a la mexicana, ¡a la locura…!

La cinta inicia con este epígrafe: 

El corazón tiene razones que no siempre la razón entiende”. B. Pascal. 

Finaliza con la sentencia que la guionista Paz Alicia Garciadiego pone en boca de Javier (el espléndido Plutarco Haza) para su rival,  el  músico: 

Me das envidia, yo nunca le quité el aliento a nadie”.

Da la impresión de que al decírselo a Nicolás (Vladimir  Cruz) expresa, abiertamente, que quisiera ser como él… que  lo  admira... 
De lo mejor del cine mexicano de los últimos tiempos. ****

March de Malcriado

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