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El abismo no está, allá abajo; está en el departamento 4. |
LAS RAZONES DEL CORAZÓN México-España, 2011. Dir. Arturo Ripstein. La vecina del 4, Emilia, lleva dentro del pecho una catedral del desasosiego, la frustración y la amargura:
“Maldito Nicolás, ¿qué te costaba quererme un poquito, o por lo menos darme por mi lado?”.
Desde Posesión (Andrzej Zulawski, 1981) no había visto algo semejante; una deconstrucción brutal del discurso del eterno femenino. Ésta no es una mujer, es una criatura negra que repta por los pantanos más oscuros de la existencia. Solamente cuando escucha "Perfume de gardenias" tocada en el saxofón del hombre que se convirtió en su obsesión, su anhelo y la materialización de su propio demonio, puede llegar al clímax "digital".
“Maldito Nicolás, ¿qué te costaba quererme un poquito, o por lo menos darme por mi lado?”.
Desde Posesión (Andrzej Zulawski, 1981) no había visto algo semejante; una deconstrucción brutal del discurso del eterno femenino. Ésta no es una mujer, es una criatura negra que repta por los pantanos más oscuros de la existencia. Solamente cuando escucha "Perfume de gardenias" tocada en el saxofón del hombre que se convirtió en su obsesión, su anhelo y la materialización de su propio demonio, puede llegar al clímax "digital".
Este melodrama claustrofóbico a la Madame Bovary de Flaubert, donde la protagonista únicamente muerta hallará la redención, se sitúa en un departamento de la ciudad de México. Fotografiada en planos secuencia a blanco y negro, iluminada sin difusores, a pleno y duro claroscuro, la realidad de una que quiso dejar de ser ella para convertirse en la princesa de su propio cuento —sin esas cursilerías de madrecita mexicana, a lo Libertad Lamarque—, sin tener que enfrentar la aplastante cotidianeidad de todas las esposas y madres que dejan de ser mujeres para convertirse únicamente en esposas y madres. Imposible para ella.
¿Cómo puede una chica rechazar esos roles?, ¿qué, está loca…?, si ya se sabe que quienes se atreven a desafiar lo establecido, a “los dioses”, siempre serán severamente castigados… ¡y mortalmente!
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Arcelia Ramírez nos deslumbra en un papel oscuro, mórbido, torvo, maravilloso. |
La estupenda Arcelia Ramírez logró dejarme sin aliento. Hace mucho que no veía a una actriz alcanzar semejantes alturas histriónicas. Asistimos a una apoteosis total. Pero claro, tenía que ser de la mano de Ripstein, el mago de la desolación. El que simplemente al retratar algo de lo que pasa enfrente o en la casa de al lado, nos arroja a los abismos de un cine mexicano casi "vérité", incómodo, a la “n” potencia, a la neorrealismo italiano, a la mexicana, ¡a la locura…!
La cinta inicia con este epígrafe:
“El corazón tiene razones que no siempre la razón entiende”. B. Pascal.
Finaliza con la sentencia que la guionista Paz Alicia Garciadiego pone en boca de Javier (el espléndido Plutarco Haza) para su rival, el músico:
“Me das envidia, yo nunca le quité el aliento a nadie”.
Da la impresión de que al decírselo a Nicolás (Vladimir Cruz) expresa, abiertamente, que quisiera ser como él… que lo admira...
De lo mejor del cine mexicano de los últimos tiempos. ****
March de Malcriado
De lo mejor del cine mexicano de los últimos tiempos. ****
March de Malcriado
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