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En sus cuatro fases ésta es una película que alumbra el panorama cinematográfico mexicano e ilumina a quien la ve. |
Cuatro historias entrelazadas, cuatro vidas que implican al otro, y a los que giran alrededor. Una minigalaxia social con sus soles, sus planetas, sus satélites... Nada sobra, nada falta. El vórtice es simplemente el amor, el de los amigos, el filial, el parental y el que hace que el mundo sea absolutamente maravilloso, el amor de pareja.
Hombre y mujer creó Dios, para que se amasen; pero a las escrituras (a todititas) casualmente se les olvidó incluir que como Dios mismo hubiere puesto en el corazón de cada quien. Dicen por allí que mientras el amor sea puro no importa el sexo... Ja, claro que importa, si es la tercera parte del equilibrio perfecto del amor perfecto, además del nivel físico y del intelectual, por supuesto. Por qué relegar entonces al sexo y circunscribirlo únicamente a la pureza, ¿a la pureza de qué? En fin.
El amor siempre, pero siempre de los siempres será puro, no hay excepción. Porque el amor es el mismísimo Dios saliendo del corazón del uno para alcanzar y tocar al otro, y viceversa. De tal manera que cuando dos se aman ahí hay algo sagrado. Así que con su permiso: Hombre con mujer perfecto, hombre con hombre perfecto, mujer con mujer también perfecto. ¿Quién podría erigirse en juez para decir lo contrario, argumentando qué...?
¡Ah!, pero ipso facto saldrán los tontos, los ignorantes, prejuiciosos, puristas, los fundamentalistas, ortodoxos, heterodoxos, los pontífices... todos saldrán a exhibir su punto de vista o "sabiduría" sobre la vida; y sobre todo, acerca de la vida de los demás (y lo que deben o no hacer). Todo como compendiado al estilo vulgar y barato de revista de súper mercado o de programita de radio (o peor, ¡de tv!). Pero allí no queda la cosa; pues el asunto permea hasta "lo más profundo" de las instituciones. En muchas naciones y en no pocos de nuestros estados de la república no se han institucionalizado los derechos de las minorías, que no son tan minoritarias como se supone. Nada más si se salieran del clóset las legiones que todavía permanecen dentro verían con asombro que su número es, con mucho, más grande de lo que se imaginan. Un ejemplo, hay ciudades donde están prohibidas las obras de teatro que tocan o tratan "ciertas temáticas"... ¿Por qué será...?, ¿pues a qué le tienen tanto miedo?
Para nuestra consternación en Chihuahua las autoridades prohibieron la corrida en cines de Cuatro lunas. Y los representantes religiosos, bueno ya para qué le sigo, no me vayan a volver a excomulgar... aunque entre excomunión y excomunión también quesque predicando el amor, estos señores filtran y esparcen creencias obsoletas, hórridos atavismos y con una sardónica pero angelical sonrisa se han convertido, como siempre, en crueles esclavizadores de otros... (¿pero qué de verdad ustedes son un mar de pureza y no esconden nada...?). ¡Mmmh...!¿Pues dónde quedó el amor al prójimo?
¡Horror, qué bueno que ya desapareció la Santa (¿de veras...?) Inquisición...!
Si algunos de ustedes, mis tres asiduos lectores , todavía piensan como los que ya cité y no se han modernizado —les aviso que ya estamos en el año quince del siglo XXI del calendario gregoriano, ¿eh?—, y más vale que vayan corriendo a ver esta increíble película, que los hará reír mucho (¿o será que yo soy muy simple?). Quizás hasta los haga llorar, pensar, reflexionar... La historia, los actores, el ritmo, el tono, la fotografía son de altísimo nivel, además el soundtrack es ideal. La banda Paté de Fuá les compuso una melodía ex profeso.
Así que ya lo saben, los que van con los tiempos y ya están mucho más allá de la postmodernidad, seguramente ya la vieron y no se espantaron de ver lo que estaba haciendo la mamá (una espléndida Mónica Dione) y lo que le dijo a Fito (César Ramos) cuando éste estaba a punto de confesarle su secreto; y de seguro tampoco hubo susto cuando salen los besos entre el guapo Andrés (un fascinante Alex de la Madrid) y el guapísimo Hugo (Antonio Velázquez), o entre el abuelo Joaquín (Alonso Echánove) y Gilberto (Alejandro Belmonte) su chichifo... (sí, aunque no lo crean hasta los dulces abuelitos machitos también tienen su corazoncito).
¡Extraordinaria de todo a todo...! ****
March de Malcriado
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