NORMA JEANE Inicia su largo, pero a la vez corto, viaje hacia la celebridad. © Andre de Dienes, 1945. |
PRÓLOGO
Un día como hoy, 4 de agosto, pero allá por 1962, una linda chica de Los Ángeles fue asesinada; ¿un caso más para la nota roja...? Veamos que tan "roja".
Ella estaba sola en su residencia al final de una privada un sábado por la noche. Se dice que "casualmente" el hermano del presidente Kennedy estaba de incógnito en Los Ángeles ese día, precisamente. Que su teléfono estaba intervenido y que su casa estaba llena de micrófonos. La tenían muy vigilada. No únicamente los periodistas se interesaban en ella. La mafia y el gobierno querían leer su famoso "diario rojo", donde anotaba datos muy interesantes sobre sus conversaciones de política con los de "muy arriba". Se habla también de una inyección letal de barbitúricos capaz de matar a un caballo. El caso es que no hubo piedad para ella, nadie la defendió de la fatal agresión. Ninguna persona estuvo allí para pedir auxilio; nadie a su lado para acompañarla ni tomarla de la mano dulcemente en su agonía. Aunque otras versiones dicen que sí, pero que murió a bordo de la ambulancia que la conducía al hospital y como todo era "tan raro" la regresaron a su casa y que acomodaron el cuerpo al estilo "cine negro".
Después de la autopsia se declaró: "Probable suicidio con barbitúricos". Pero no había un vaso ni jarra de agua en la recámara, en su baño privado tampoco había agua, porque la tubería estaba en reparación. El oficial de policía que atendió el llamado de emergencia, muchísimas horas después, al inspeccionar la escena notó que ya había mucha gente reunida allí. Todo mundo había llegado antes que la policía. También observó que el cuerpo yacía en una posición bastante inusual para el caso, con el auricular del teléfono en la mano y que había sábanas en pleno proceso de lavado.
El cuerpo permaneció desnudo en un refrigerador de la morgue durante 3 días sin que nadie lo reclamara. Dicen que algunos sobornaron al guardia nocturno para abrir la gaveta y...
Finalmente, un ex esposo se encargó de los funerales, pero no permitió la entrada a la gran mayoría de sus “amigos”, porque los consideró falsos y hasta cómplices del crimen (él lo intuía).
La estrella de cine más magnificente de su era, a los treinta y seis años, había muerto: Marilyn Monroe.
LA HISTORIA DE LA HUÉRFANA QUE NADIE QUERÍA
La pequeña Norma Jeane niña —como toda persona nacida después de la invención de la fotografía—, fue retratada desde que era una rubia bebé de ojos azules. Diecinueve años después, en 1945, comienza su carrera de modelo. Las tomas se multiplicarían hasta niveles inconmensurables y se vuelve muy cotizada. A partir de entonces los “click” de las cámaras la acompañarían durante el esto de su vida, como si fueran los latidos de su propio corazón…
Había nacido ilegítima en el Hospital General de Los Ángeles en 1926. Su madre Gladys, una vestuarista de la productora RKO, siempre fue bastante desafortunada, con un novio que desapareció en cuanto supo que la "loca" estaba encinta. El abandono de su primer marido y el de sus subsecuentes amantes fue el detonante de la esquizofrenia de la linda pelirroja, que pronto fue ingresada al manicomio.
Norma Jeane creció rodando de casa en casa, sin ser realmente cuidada ni apreciada por nadie. Su inteligencia desafortunadamente no tuvo el cariñoso estímulo que se les prodiga a la mayoría de los niños cuando son queridos, porque no tuvo una familia fija que la formara, la guiara y la amara de verdad. En esas casa siempre fue la última, la más relegada. Luego entonces, de todas sus carencias, la del amor fue la más terrible, la más dolorosa. Las familias sustitutas lo que realmente querían eran los dólares que recibían del condado por tenerla en custodia.
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LA PEQUEÑA NORMA JEANE A los 8 años era una güerita muy alta para su edad; la apodaban "Ratón" y tenía una carencia afectiva muy acusada. Eso la marcaría para siempre. |
A pesar de todas esas desventajas, e increíblemente, su coeficiente intelectual llegó a ser muy superior a la media, se dice que de 165 puntos. Por éso y a pesar de no haber podido terminar la secundaria, porque la casaron para evitar que regresara al orfanatorio, muy temprano ella podía leer libros de cierta dificultad cognitiva. Tanto le interesaba la cultura y la instrucción académica que ya siendo una starlett se inscribió en un curso universitario de literatura, donde todos la conocían porque ya "salía" en las películas.
Todavía adolescente, y una vez consciente de que estaba desorientada y de que existía todo un universo inabarcable por descubrir —más allá del orfanato, de su prematuro y anodino matrimonio con un chamaco bobalicón, y después de su trabajo de obrera en una fábrica deprimente—, cerró los ojos con fuerza y soñó.
Soñó que soñaba un sueño donde era hermosa, dorada, admirada y sobre todo, ¡amada! Eso le gustó tanto que volvió a hacerlo todas las noches; en su sueño todo era tan bonito que también se repetía como una ensoñación diurna; hasta que le quedó bastante claro que tendría que seguir soñando, para mitigar sus miedos, su miseria, la angustia y el insomnio...
Corte a: Un fotógrafo publicitario la "descubre" en la fábrica en la que era obrera y le dice que es preciosa...
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Norma Jeane Dougherty al natural por David Conover, en el exterior de la fábrica, 1944. De ahí a modelar para las revistas. Si un fotógrafo te dice que tienes fotogenia, ¡créele...! |
LA LOQUITA QUE SE SOBREPONE A SU MALA SUERTE
Sabía que era bonita, pero no sabía que un profesional de la lente la pudiera considerar altamente fotogénica. Poco a poco, consigue por sus propios medios ser una de las cientos de modelos que había en Hollywood, la ciudad glamour y "Capital del Cine". Viviendo aquí y allá, logró subsistir. Así aprende, sonríe, camina, gira coqueta, posa, seduce... y brilla, brilla de verdad porque le dicen que se aclare el cabello, de rubio castaño a su tono original de bebé: rubio champán.
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"No me importa el dinero, ¡sólo quiero ser maravillosa...!". Marilyn Monroe. |
Un día en un estudio le dijo al jefe de casting:
“No me importa el dinero, ¡sólo quiero ser maravillosa...!”.
Aquello fue una profecía, era todo lo que ella anhelaba. Irónicamente no sabía que ya lo era, y por mucho... Ya estaba en el camino correcto para “ser maravillosa”, según sus propios parámetros, que eran cada vez más claros, precisos y exigentes. Después sería evidente que sus anhelos no estuvieron nunca fuera de su alcance...
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Norma Jeane, en una de tantas revistas. No todo el tiempo era sexy, pues también tenía que alternar su imagen para ilustrar artículos y anuncios como la "girl next door", la chica de al lado. |
Norma Jeane y sus maestros, Norma Jeane y su desmesurada obsesión por la belleza, por el arreglo, por el cuerpo, el ejercicio, la correcta postura. Ahora estaba obsesionada por todas esas cosas; por saber los secretos del arte que muy pronto pondría en práctica: la actuación.
¿Pero cómo podía atreverse esta pobre bobita pretenciosa a quererlo todo...?, se preguntaron muchos. Si lo que veían era tan sólo una vulgar bonitilla más, de boca demasiado roja y contoneos delirantes y hasta ridículos. Inclusive se burlaban de ella y la confundían con una joven prostituta bastante chistosa. Continuaría siendo humillada, subestimada y abusada. Vaya que fue abusada. La labor se antojaba casi imposible, titánica. ¿Ser actriz? ¡Ay, pobre infeliz, con pues con esos antecedentes y carencias hasta sonaba farolona...!
DEBAJO DE LOS REFLECTORES
Mientras se mostrara "sirena" sería notada, admirada y deseada. Esa era su arma. Aunque muy bien sabía que había de sirenas a sirenas... Ya quesque dentro del cine, con papelitos de ornato y ropa entallada, fue apodada "La Chica Mmmmh". No obstante, no se conformó con éso. Quería mucho más.
ESTUDIO, TRABAJO Y PERFECCIONAMIENTO
Una vez convertida en "Marilyn", necesitaba vehementemente ser toamda en serio, ser respetada como actriz; por éso se perfeccionaba en su oficio. Dejó de ir a fiestas y cocteles. Prefería quedarse en casa leyendo, estudiando. Trabajaba mucho para mejorar su oficio: pincelada tras pincelada, de manera acuciosa y milimétrica; hasta los niveles mismos de la locura. ¡Así son los artistas verdaderos...!
¡Oh, Norma Jeane, Norma Jeane…!, la pobre "putilla" desarrapada y sin apellido. Pero con el demonio adentro. La que se atrevió a hilar, ella misma, el lienzo en el que plasmaría, prodigiosamente, lo que siempre había soñado: La apabullante imagen de una diosa de nitrato de plata puro, ¡Marilyn Monroe...!
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Nunca antes, jamás después... Marilyn Monroe. © Milton Green State |
FILMOGRAFÍA SINTETIZADA
A pesar de haber pasado ya tanto tiempo su legado parece crecer con cada década, porque su hermosura y su talento fueron capturados por las cámaras cinematográficas a razón de 24 cuadros por segundo: 86,400 veces por hora…
Ella actuó en 31 películas; varias de ellas consideradas como joyas clásicas. Con apariciones de extra (de unos 5 ó 10 segundos) hasta sus logrados estelares. Aunque todo fue poco a poco, ganando cada vez más tablas. Nada de lanzamientos a lo "soy la novia del productor".
DIOSA DE LA ERA ATÓMICA
Marilyn, la última divinidad dorada de profunda mirada celeste, melancólica... de labios incitantes, sonrientes. A ese estereotipo de la "all american girl" se le veía siempre feliz en el templo inmaculado de su imagen, que rebasaba con mucho las expectativas de los productores, de los más talentosos directores y del público.
El fenómeno Monroe se salió de la pantalla, para aparecer en la portada de las revistas, como en un principio, y en los pósters, desde aquel legendario calendario rojo, sus afiches con sus "amigos los diamantes" o los muchos con la falda al aire, que fueron reproducidos casi hasta el infinito.
En la cumbre de la fama se da cuenta que en Hollywood sólo la han explotado como "bomba sexy" y que allí ya no le ofrecerán otra cosa mejor, que actuara o no realmente no les importaba. Toma entonces la desición de rebelarse contra el estudio y se marcha a Nueva York a estudiar actuación muy en serio, junto a los grandes, en el "Actor's Studio" de Lee Strasberg. También se anima y funda su propia productora, "para hacer mejores películas", como declaró para la televisión en cadena nacional. El resultado son las magníficas Bus Stop / Nunca fui santa de Joshua Logan (1956) y El príncipe y la corista (Lawrence Olivier, 1957). En esta última "eclipsa" al propio director, considerado como uno de los mejores actores del mundo. Obtiene la "Estrella de Cristal" en Francia y el "David de Donatello" en Italia, por ser la mejor actriz extranjera. Mientras tanto, y a pesar de tan finas interpretaciones, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas continúa ignorándola y peor aún, en la "Meca del Cine" no la perdonan y hasta tienen contratadas a otras "Monroes": Jayne Mansfield, Sheree North, Kim Novak y Cleo Moore.
De repente, el mundo se quedó pasmado cuando —pensando que Marilyn ya no podía llegar más alto—, Billy Wilder la convierte en "Sugar", dirigiéndola en una de las mejores comedias de todos los tiempos, la sarcástica y transgresora: Una Eva y dos Adanes (1959).
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UNA EVA Y DOS ADANES Dirigida por Billy Wilder en 1958, es una de las comedias más locas, atrevidas y geniales de la historia del cine. Muy avanzada para su época es todo un clásico. © United Artists |
DE LA ICONICIDAD
La nueva "Venus" sería, final y oficialmente glorificada por el arte pop de Andy Warhol a partir de 1962. Esa imagen cerraba y abría 2 eras. Ni Estados Unidos ni el mundo serían los mismos. ¡Ah!, pero no se puede pasar por alto a Ken Russell con su increíble y postpsicodélica Tommy (GB, 1975), en la que se eleva su figura a la calidad de icono de culto.
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La apoteosis de la Monroe. En la "Marilyn Church" ella es diosa y a la vez sacerdotiza de una nueva religión. La ópera rock Tommy (GB, 1975) dirigida por Ken Russell. © RSO Records / Columbia Pictures |
La década de 1950 llegaba a sus últimos años y todavía no existía nadie como Marilyn. Betty Grable, Dietrich y Hayworth habían dejado de ser jóvenes. La propia Grace Kelly, con todo su primor y su Óscar (bastante inmerecido, por cierto) ya se había marchado a fungir como la nueva princesa de Mónaco. Audrey Hepburn y Doris Day tenían su propio nicho de "niñas buenas". Otra actriz muy celebrada era Elizabeth Taylor, que se consideraba mucho más bella y mucho mejor actriz que la Monroe, pero estaba muy celosa porque decía que ella era una simple leyenda, y que en contraste la rubia era todo un mito.
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De Andy Warhol la "Multi Marilyn" de 1967, retomada del original de 1962. Colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York. |
DE LA ETERNA FASCINACIÓN
El mundo está lleno de paradojas, pues no debemos olvidar que con todo y todo, en realidad Marilyn en el fondo nunca dejó de ser aquella triste güerita abandonada y frágil. A pesar de ser "la Monroe", ella seguía siendo Norma Jeane, la chiquilla que tenía que bañarse al último en una tina con el agua usada antes por todos sus "hermanitos postizos"; medio tartamuda (a raíz de los tempranos abusos sexuales), temerosa, de vocecita balbuceante. La de los calzones agujerados... y el alma rota.
EPÍLOGO
Ella era Géminis, era como 2 personas pero la misma; aquella mujer-niña que —a pesar de hallarse en la cumbre de su fama atómica— temía estar loca como su madre. La superestrella incrédula e insegura, se preguntaba si con cada filme de "Miss Monroe", su obra maestra, lograba gustarle suficientemente al público; ese ente único, monstruo voraz e irreductible, al que sabía que era el único al que le pertenecía...
"No fue ningún estudio ni nadie, si soy estrella fue el público el que me hizo estrella". Marilyn dixit.
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La metamorfosis total, de Norma Jeane a Marilyn. © Bert Stern, 1962 |
¡Corte y queda...!
March de Malcriado
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