domingo, 4 de agosto de 2019

MARILYN MONROE IN MEMORIAM


NORMA JEANE Inicia su  largo,  pero a  la  vez  corto, viaje hacia  la  celebridad. © Andre de  Dienes,  1945.



PRÓLOGO

Un día como hoy, 4 de agosto, pero allá por 1962, una linda chica de Los Ángeles fue asesinada; ¿un  caso  más  para  la nota  roja...? Veamos  que tan  "roja". 


Ella estaba sola en su  residencia al  final  de  una  privada un sábado  por  la  noche. Se dice  que  "casualmente" el  hermano  del  presidente Kennedy estaba  de  incógnito  en  Los  Ángeles ese día,  precisamente. Que su  teléfono  estaba  intervenido  y  que  su  casa  estaba  llena de micrófonos. La tenían  muy  vigilada. No  únicamente  los  periodistas  se  interesaban en  ella. La  mafia y  el  gobierno querían leer su famoso "diario rojo",  donde  anotaba datos muy interesantes  sobre sus  conversaciones de  política con los  de  "muy arriba". Se  habla  también de una inyección  letal de  barbitúricos capaz de matar  a un  caballo. El  caso  es que no hubo piedad para ella, nadie la defendió de  la fatal  agresión. Ninguna persona estuvo allí  para  pedir  auxilio;  nadie a su lado para acompañarla ni tomarla de la mano dulcemente en su agonía. Aunque  otras  versiones  dicen  que  sí, pero que  murió  a  bordo de  la  ambulancia  que  la  conducía al  hospital y como  todo  era  "tan  raro" la  regresaron  a su  casa  y  que acomodaron  el  cuerpo al estilo "cine  negro". 

Después de la autopsia se declaró: "Probable suicidio con  barbitúricos". Pero  no había un vaso  ni  jarra de agua en  la recámara,  en  su  baño privado tampoco  había agua, porque la  tubería estaba  en  reparación. El  oficial  de  policía  que  atendió  el  llamado de  emergencia,  muchísimas  horas  después,  al  inspeccionar  la  escena notó  que ya  había  mucha  gente reunida allí.  Todo  mundo  había  llegado antes  que  la  policía. También observó    que  el  cuerpo  yacía  en  una  posición bastante  inusual para  el  caso, con  el  auricular  del  teléfono  en  la  mano y  que había  sábanas en  pleno proceso de lavado.  

El cuerpo permaneció desnudo en un refrigerador de la morgue durante 3 días sin que nadie lo reclamara. Dicen  que  algunos  sobornaron  al  guardia nocturno para  abrir  la gaveta y... 

Finalmente, un ex esposo se encargó de los funerales,  pero no permitió la entrada a la gran mayoría de sus “amigos”, porque  los consideró falsos y hasta cómplices del  crimen (él  lo  intuía). 

La estrella de cine más magnificente de su era,  a los  treinta  y  seis  años, había  muerto: Marilyn  Monroe.




LA  HISTORIA  DE LA  HUÉRFANA QUE  NADIE QUERÍA

La pequeña Norma Jeane niña —como toda persona nacida después de la invención de la fotografía—, fue retratada desde que era una rubia bebé de ojos azules. Diecinueve años después, en  1945, comienza su carrera de modelo. Las tomas se multiplicarían hasta niveles inconmensurables y  se vuelve  muy  cotizada. A  partir  de  entonces los “click” de las cámaras la acompañarían durante el  esto de su vida, como si fueran los latidos de su propio corazón…



Había nacido ilegítima en el Hospital General de Los Ángeles en  1926. Su madre Gladys, una vestuarista de la productora RKO, siempre fue bastante desafortunada, con un novio que desapareció en cuanto supo que la "loca" estaba encinta. El abandono de su primer  marido y el de sus subsecuentes amantes fue el detonante de la esquizofrenia de la linda pelirroja, que pronto fue ingresada al manicomio. 


Norma Jeane creció rodando de casa en casa, sin ser realmente cuidada ni apreciada por  nadie. Su inteligencia desafortunadamente no tuvo el cariñoso estímulo que se les prodiga a la mayoría de los niños cuando son queridos, porque no tuvo una familia fija que la formara, la guiara y la amara de verdad. En esas casa siempre fue la última, la más relegada. Luego entonces, de todas sus carencias, la del amor fue la más terrible, la más dolorosa. Las familias sustitutas lo que realmente querían eran los dólares que recibían del condado por tenerla en custodia. 



LA PEQUEÑA NORMA  JEANE A  los  8 años era  una  güerita muy  alta  para  su  edad; la  apodaban "Ratón" y tenía  una carencia  afectiva muy  acusada. Eso  la  marcaría  para  siempre.


A pesar de todas esas desventajas, e increíblemente, su coeficiente intelectual llegó a ser muy superior a la media, se dice que de 165 puntos. Por éso y a pesar de no haber podido terminar la secundaria, porque la casaron para evitar que regresara al orfanatorio, muy temprano ella podía leer libros de cierta dificultad cognitiva. Tanto le interesaba la cultura y  la instrucción  académica que ya siendo una starlett se inscribió en un curso universitario de literatura, donde todos la conocían  porque ya  "salía" en las películas.


Todavía adolescente, y una vez consciente de que estaba desorientada y de que existía todo un universo inabarcable por descubrir —más allá del orfanato, de su prematuro y anodino matrimonio con un chamaco bobalicón, y después de su trabajo de obrera en una fábrica deprimente—, cerró los ojos con fuerza y  soñó.

Soñó que soñaba un sueño donde  era hermosa, dorada, admirada y sobre  todo, ¡amada! Eso le gustó tanto que volvió a hacerlo todas las noches; en  su sueño todo era tan bonito que también se repetía como una ensoñación diurna; hasta que le quedó bastante claro que tendría que seguir soñando, para mitigar sus miedos, su miseria, la angustia y el insomnio...


Corte a: Un fotógrafo publicitario la "descubre" en  la  fábrica en  la  que  era  obrera y le dice que es preciosa... 




Norma Jeane Dougherty al  natural por  David  Conover, en  el  exterior de  la  fábrica,  1944. De ahí a   modelar para las revistas. Si un  fotógrafo  te  dice que  tienes  fotogenia,  ¡créele...!




LA LOQUITA QUE SE  SOBREPONE A SU  MALA SUERTE

Sabía  que  era  bonita,  pero no  sabía  que  un  profesional  de la  lente  la  pudiera considerar altamente fotogénica. Poco a poco, consigue por sus propios medios ser una de las cientos de modelos que había en Hollywood, la ciudad glamour y "Capital del Cine". Viviendo aquí y allá, logró subsistir. Así aprende, sonríe, camina, gira coqueta, posa, seduce... y brilla, brilla de verdad porque le dicen que se aclare el cabello, de rubio castaño a su tono original de bebé: rubio champán. 



"No me  importa  el  dinero,  ¡sólo  quiero  ser  maravillosa...!". 
Marilyn Monroe. 


Un día en  un  estudio le dijo al jefe de casting:


“No me importa el dinero, ¡sólo quiero ser maravillosa...!”.


Aquello  fue  una  profecía,  era todo lo que ella anhelaba. Irónicamente no sabía que ya lo era,  y por mucho... Ya estaba en el camino correcto para “ser maravillosa”, según sus propios parámetros, que eran cada vez más claros, precisos y exigentes. Después sería evidente que sus anhelos no estuvieron nunca fuera de su alcance...




Norma Jeane,  en una  de  tantas revistas.  No  todo el tiempo era sexy,  pues también tenía que alternar su  imagen para  ilustrar artículos y  anuncios como la "girl next door",  la  chica  de  al  lado.


Norma Jeane y sus maestros, Norma Jeane y su desmesurada obsesión por la belleza, por el arreglo, por el cuerpo, el ejercicio, la correcta postura. Ahora estaba obsesionada por todas esas cosas; por saber los secretos del arte que muy pronto pondría en práctica: la actuación.


¿Pero cómo podía atreverse esta pobre bobita pretenciosa a quererlo todo...?, se preguntaron muchos. Si lo que veían era tan sólo una vulgar bonitilla más, de boca demasiado roja y contoneos delirantes y  hasta  ridículos. Inclusive se burlaban de ella y  la  confundían con una joven prostituta bastante  chistosa. Continuaría siendo humillada, subestimada y abusada. Vaya que fue abusada. La labor se antojaba casi imposible, titánica. ¿Ser actriz? ¡Ay, pobre infeliz, con pues con esos antecedentes y carencias hasta  sonaba  farolona...!





El fotógrafo húngaro, André de Dienes, intituló como "Happiness" esta foto de Norma Jeane Dougherty sin maquillaje en 1946. Estaban en la playa de Malibú leyendo poemas y ella personificaba los diversos sentimientos del alma humana.




DEBAJO DE LOS  REFLECTORES


En  unos cuantos años, cuando comenzó a fulgurar bajo los cegadores reflectores de la fama, ella jamás perdió la firme visión que tenía de la artista fabulosa que estaba dispuesta a ser,  la que diseñaba y recreaba poco a poco, a  solas en el  espejo; un secreto que ni sus mismos profesores sabían. 

Mientras se mostrara "sirena" sería notada, admirada y deseada. Esa  era  su  arma. Aunque muy bien sabía que  había  de  sirenas  a sirenas... Ya quesque dentro del cine, con papelitos de ornato y ropa entallada, fue apodada "La Chica Mmmmh". No  obstante, no se conformó con éso. Quería mucho más. 



ESTUDIO, TRABAJO Y  PERFECCIONAMIENTO 

Una vez convertida  en "Marilyn", necesitaba vehementemente ser toamda  en  serio,  ser respetada como actriz; por éso se perfeccionaba en su oficio. Dejó  de  ir  a fiestas y cocteles. Prefería  quedarse  en casa  leyendo,  estudiando. Trabajaba mucho para mejorar  su  oficio: pincelada tras pincelada, de manera acuciosa y milimétrica; hasta los niveles mismos de la locura. ¡Así son los artistas verdaderos...!



En mayo de 1949, despedida de la 20th Century-Fox y  sin renovación de  contrato para la Columbia Pictures, Tom Kelley le ofreció una sesión de fotos al  desnudo. Ella aceptó porque necesitaba desesperadamente esos cincuenta dólares. Así nació el mítico calendario "Golden Dreams" de  1950.
© Playboy


¡Oh, Norma Jeane, Norma Jeane…!, la pobre "putilla" desarrapada y sin apellido. Pero con  el  demonio adentro. La que se atrevió a hilar, ella misma, el lienzo en el que plasmaría, prodigiosamente, lo que siempre había soñado: La apabullante imagen de una diosa de nitrato de plata puro, ¡Marilyn Monroe...! 





Nunca  antes, jamás  después...  Marilyn Monroe.
© Milton Green State



FILMOGRAFÍA SINTETIZADA


A  pesar  de haber  pasado ya  tanto tiempo su legado parece crecer con  cada  década, porque su hermosura y su talento fueron capturados por las cámaras cinematográficas a razón de 24 cuadros por segundo:  86,400 veces por hora… 


MARILYN MONROE EN  NIÁGARA / Torrente  pasional (Henry Hataway,  1953). Fue  publicitada  en  el  tráiler de  la  película  como una maravilla  de la  naturaleza,  la  otra  eran  las  cataratas. Nunca antes se  había  visto  una  mujer  así  en  la  pantalla;  el  mundo  quedó  atónito y "la Monroe" se  convirtió en el  símbolo  sexual más  grande  del mundo. © 20th  Century Fox



Ella actuó en 31 películas; varias de ellas consideradas como joyas clásicas. Con apariciones de extra (de unos 5 ó 10 segundos) hasta sus logrados estelares. Aunque todo fue poco a poco, ganando cada vez más tablas. Nada de lanzamientos a lo "soy la novia del productor".


DIOSA DE  LA  ERA ATÓMICA

Marilyn, la última divinidad dorada de profunda mirada celeste,  melancólica... de labios incitantes, sonrientes. A  ese estereotipo de  la "all american  girl" se  le  veía siempre feliz en el templo inmaculado de su imagen, que  rebasaba  con  mucho  las  expectativas  de los  productores,  de  los más  talentosos directores  y  del  público.



A Billy  Wilder se  le  ocurrió que en  una  secuencia a  "la chica" de  La  comezón  del  séptimo  año (1955),  tan  inocente como una  niña traviesa, se le debía levantar  la  falda  sobre  la  rejilla  del  metro  en Nueva  York. Con ese  momento Marilyn se  consagró  en  la iconicidad   universal de  una  vez  y  para  siempre. 


El  fenómeno Monroe se  salió de  la  pantalla, para aparecer  en la portada  de  las  revistas,  como  en  un  principio, y  en los  pósters, desde aquel legendario calendario rojo, sus afiches con sus "amigos los diamantes" o los  muchos con la falda al aire,  que  fueron reproducidos casi hasta el infinito. 

En  la  cumbre de  la  fama se da  cuenta  que en  Hollywood  sólo la  han  explotado  como "bomba  sexy" y  que  allí  ya  no  le  ofrecerán otra  cosa mejor,  que  actuara o  no realmente  no  les  importaba. Toma  entonces la  desición de rebelarse contra  el  estudio y  se  marcha  a Nueva  York a  estudiar actuación muy  en  serio, junto a  los  grandes, en  el  "Actor's Studio" de  Lee Strasberg.  También se  anima y funda  su  propia productora,  "para hacer mejores  películas",  como  declaró  para  la  televisión  en  cadena  nacional. El  resultado  son las magníficas Bus Stop / Nunca  fui  santa de  Joshua  Logan (1956) y El  príncipe  y  la  corista (Lawrence  Olivier, 1957). En  esta  última  "eclipsa" al propio director,  considerado como  uno  de  los  mejores actores  del  mundo.  Obtiene la  "Estrella  de  Cristal" en  Francia y el "David  de  Donatello" en  Italia, por  ser  la  mejor  actriz  extranjera. Mientras tanto, y  a pesar  de  tan  finas  interpretaciones, la Academia de  Artes  y  Ciencias Cinematográficas continúa ignorándola y peor aún,  en la  "Meca  del  Cine"  no la  perdonan y  hasta  tienen contratadas a  otras  "Monroes": Jayne  Mansfield, Sheree North,  Kim  Novak y  Cleo Moore. 

De  repente,  el mundo se  quedó  pasmado cuando pensando  que  Marilyn ya no  podía  llegar más  alto—, Billy  Wilder la convierte en  "Sugar", dirigiéndola en  una  de  las  mejores  comedias  de todos  los  tiempos,  la  sarcástica  y  transgresora: Una  Eva  y  dos  Adanes (1959).



UNA EVA  Y  DOS  ADANES Dirigida  por  Billy  Wilder en  1958, es  una  de  las  comedias  más locas, atrevidas y geniales de  la  historia  del  cine. Muy  avanzada para  su época es todo un clásico.  © United Artists



DE LA ICONICIDAD 


La nueva "Venus"  sería, final y oficialmente glorificada por el arte pop de Andy Warhol a  partir  de  1962. Esa imagen cerraba y abría 2  eras. Ni Estados  Unidos ni  el  mundo serían los  mismos. ¡Ah!, pero no se puede pasar por alto a Ken Russell con su increíble y postpsicodélica Tommy (GB, 1975),  en  la  que se  eleva  su  figura  a la  calidad  de icono de  culto.



La apoteosis de la Monroe. En la "Marilyn Church" ella es diosa y a la vez sacerdotiza de una nueva religión. La ópera rock Tommy (GB, 1975) dirigida por Ken Russell.
© RSO Records / Columbia Pictures
 





La década de 1950 llegaba a sus últimos años y todavía no existía nadie como Marilyn. Betty Grable, Dietrich y Hayworth habían dejado de ser jóvenes. La propia Grace Kelly, con todo su primor y su Óscar (bastante inmerecido, por cierto) ya se había marchado a fungir como la nueva princesa de Mónaco. Audrey Hepburn y Doris Day tenían su propio nicho de "niñas buenas". Otra actriz muy celebrada era Elizabeth Taylor, que se consideraba mucho más bella y mucho mejor actriz que la Monroe, pero estaba muy celosa porque decía que ella era una simple leyenda, y que en contraste la rubia era todo un mito.



De Andy  Warhol la  "Multi Marilyn" de 1967,  retomada del  original  de  1962. Colección del Museo  de  Arte  Moderno  de Nueva  York.  



DE LA  ETERNA  FASCINACIÓN


El mundo está lleno de paradojas, pues no debemos olvidar que con  todo y  todo, en realidad Marilyn en  el  fondo nunca dejó de ser aquella triste güerita abandonada y frágil. A pesar de ser "la Monroe", ella seguía siendo Norma Jeane, la chiquilla que  tenía  que  bañarse  al  último  en  una  tina con  el  agua usada antes  por todos   sus "hermanitos postizos";  medio  tartamuda (a  raíz  de  los  tempranos abusos  sexuales), temerosa, de vocecita balbuceante.  La de los calzones agujerados... y  el  alma  rota.



EPÍLOGO

Ella era Géminis, era como 2 personas  pero la misma; aquella mujer-niña que —a pesar de hallarse en la cumbre de su fama atómica— temía  estar  loca  como  su  madre. La superestrella incrédula e insegura, se preguntaba si con cada filme de "Miss Monroe", su obra maestra,  lograba gustarle suficientemente al público; ese ente único,  monstruo voraz e irreductible, al que sabía que era el único al que le pertenecía...

"No fue ningún  estudio ni  nadie,  si  soy  estrella fue el  público el  que me hizo estrella". Marilyn dixit.



La metamorfosis total, de Norma Jeane a Marilyn.
© Bert Stern, 1962

¡Corte y queda...!

March de Malcriado

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