miércoles, 13 de marzo de 2019

MIRREYES VS GODÍNEZ



MIRREYES  CONTRA  GODÍNEZ O  más  bien "Defiende  tu  cubículo"  como  reza  el  eslogan, es  una  comedia ligera  de  mucho  éxito  que  se inserta  en  la  lista  de  las  10  películas  mexicana  más  taquilleras. Muy  divertida.
Imagen: © VIDEOCINE/ Fidecine / Tupperware



MIRREYES CONTRA GODÍNEZ México,  2019 Dir. Chava  Cartas.
Comedia ligera,  urbana y  muy  actual retrata,  como  una  película  costumbrista, pero a la millennial, la  eterna  lucha  de  clases. Desde  que  Karl Marx habló de  esa  lucha, de los  medios  de producción,  de  la  enajenación  del  trabajo  y del  surgimiento  del  proletariado,  muchos de  sus  postulados se  han  integrado  al  discurso artístico.  El  cine  no  podía  ser  la  excepción. No obstante,  esta  película  nada  tiene  en  común  con  Metrópolis de  Fritz  Lang (1927)  ni  con  Tiempos  modernos  de  Charles  Chaplin (1936). Es  digamos,  otra  cosa, ¡totalmente...!


Esta  cinta  fue  financiada  por  FIDECINE y la  verdad no  tenemos nada  en  contra  de  que  con nuestros  impuestos se hagan  obras  que  beneficien a  la sociedad,  y  si  se  puede  exportar  pues  qué  mejor,  ¿verdad?  Después  de  todo,  la actividad   cinematográfica es  una  gran fuente  de  trabajo  y  por  eso mismo  es  harto loable.

Esperábamos  ver una cinta   mala,  o  bueno, digamos más  bien  de una calidad muy inferior. Pero sorpresa, la  producción  es sorprendentemente aceptable,  el  reparto  es interesante y  cumple  muy  bien,  excepto que  Carmen  Madrid  está,  o  se  ve,  demasiado joven  para  ser  la madre  de Genaro (Daniel Tovar),  el protagonista "godín" principal. Hernán Mendoza está  de  premio. 

El  mundo  de  los  oficinistas ―con  todos  los  clichés  de la clase trabajadora―, está  a la  vista  de  una  manera festiva,  jocosa. Sus gustos,  debilidades y estilo  de vida que parecieran  maníqueos y  exagerados;  no  lo  son,  porque todo es  verdad, irónicamente es  la  pura  realidad. 

Los  mexicanos asalariados   que  trabajan en empresas y oficinas somos bien así: alegres, despreocupados,  muy de  las  tandas,  de las  compras  por  catálogo  en  cómodos  pagos; viviendo  en la  inopia  de los  últimos  días  antes  del  depósito de la  quincena, de  llevar  a la  chamba  la  tinga  en  “toper” o  en envase  de yogurt de  a  litro,  de  decir  “provechito” si  se  ve  a  alguien  comer,  porque  se  considera  de  "buena  educación".  Además,  somos bien sentimentales,  metiches, exaltados, aprovechados,  trinqueteros, y  muchas  otras cosas;  pero eso  sí,  quesque muy  trabajadores, bien folclóricos y  sobre  todo nobles,  pero muy n-o-b-l-e-s.

El  acierto  de  esta  producción  es  que el  ritmo  de  la historia casi  nunca decae, siempre  hay  algo simpático,  divertido e  hilarante. Los  personajes  son  unos  verdaderos  “bombones”,  casi  todos,  como  se  les  llama en  teatro  a ésos que comúnmente  se  dice  que  son  los  que “se  llevan la  obra”. Para  comenzar,  no  es  un  melodrama  exacerbado,  tampoco  es  una  sexy comedia,  y  es  de  agradecerse que  no  hay una violencia significativa  ni actos  delictivos  consumados.  El  tono  es el  de una comedia  con  ligeros  tintes  de  sátira.  

Por  otro  lado,  el  mundo  de  la “gente  bonita”,  o  sea jelóu,  de la clase  media  alta mexicana,  también  está  retratada  con  muchas de   sus conductas y  obsesiones “guanabí”;  con sus  exageradas pretensiones ecológicas,  de  selfies, de “rich n’  famous”, de  pool-party,  de  poses hipsterianas,  harto veganas, de cafés latte light deslactosados of  course, o  con leche de  coco y endulzados con estevia.  Algo  inolvidable  es  la  botella de  whiskey  carísimo, que  le  regala el  junior “mirrey”   Santi Kuri (Pablo  Lyle)  de  cumpleaños a su papi,  pagada  con  la extensión  de la  tarjeta “American Express” del propio empresario Kuri senior,  claro.
Pero bueno, “Si  se  quiere  trabajar  bonito  hay  que trabajar  en  un  lugar  bonito”,  es  la  filosofía de la hijita a  lo “daddy’s princess”,  diseñadora “sofis” que  sueña  con  el  “Ponte  Vechio”  de Florencia y  que  come platillos sanos llenos  de frutitos  rojos.

Mirreyes  contra  Godínez es  un excelente  divertimento  tan  polarizado  que  tiene por  un  lado al  estandupero Carlos  Ballarta y  del  otro  al siempre  bronceado  y  jet-setter  Roberto Palazuelos. Para  pasar  un rato comiendo  palomitas y  tomando refresco (soda o  gaseosa) de  cola con  medio  kilo  de  hielo, pero  si son “chic” pues entonces una  botellita de l’eau “Perrier” (métase  de  contrabando,  claro) y reírnos  de  nosotros  mismos,  seamos  lo  que  seamos: Godínez  o  mirreyes.

¡Corte  y  queda...!

MarcH de Malcriado

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