viernes, 1 de noviembre de 2019

ESTAFADORAS DE WALL STREET

ESTAFADORAS DE WALL STREET / HUSTLERS No es otra cosa que el vehículo al Óscar de ese monstruo de latina belleza llamada J.Lo. Muy chistosa, y vistosa, esta marrullería aspiracional cumple más que bien su cometido: divertirnos a partir de un argumento “basado en hechos reales” que bien pudieran parecer bobos, no lo son.  © STXfilms





HUSTLERS (Estafadoras de Wall Street) EE.UU., 2019. Guión y dirección de Lorene Scafaria. El cuento de la Cenicienta: O del efímero brillo del oropel es llevado a las pistas del table-dance más famoso y caro de Nueva York. Una linda teibolera, ―está bien, le llamaremos bailarina exótica pues―, la asiática apodada Destiny (Constance Wu), con  su  carita  de  "yo  no  fui", supuestamente muy “inocentita” y lógicamente principiante en el ambiente, admira a la despampanante Ramona (Jennifer Lopez, sí, sin acento aunque se vea raro) que es la más portentosa star del pole-dance del lugar. Contra todo lo que pudiera pensarse, Ramona, aparte de estar más buena que el pan, resulta ser un ángel de bondad que se convierte en una especie de hada madrina del glamour que toma bajo su protección a la ingenua oriental. De entrada, ni ella ni nosotros lo podemos creer, porque los clichés argumentales usualmente muestran a esas mujeres como personas terribles, egoístas, fieras competidoras y muy envidiosas, entre ellas. Recordemos la simpática Showgirls (Paul Verhoeven, 1995). 



Jennifer Lopez desde Selena (Gregory Nava, 1997) es una gran estrella cuyas películas se complementan con una carrera musical medio regular y bastantes chismes sobre su filantropía, amoríos y su manera de presentarse a las galas, que con esa figura está más que justificado. Esa imagen de símbolo sexual ha opacado su talento como actriz; sin embargo y  muy a pesar  de este  papel  de  devoradora de  hombres, en Hustlers tiene  la  oportunidad de  ofrecer una actuación verdaderamente deslumbrante, que además incluye el apantallarnos con sus grandes dotes como bailarina atlética de altos vuelos. Ni Demi Moore, que en su momento era considerada mejor actriz, estuvo tan bien en aquella muy olvidable y fallida Striptease (Andrew Bergman, 1996), un verdadero bodrio, para ser honestos.



ESTAFADORAS DE WALL STREET Incluye a otra gran belleza, Keke Palmer: “Soy Mercedes, Mercedes Benz como el coche…” © STXfilms


La película tiene un punto de vista marcadamente femenino, y se nota sobre todo cuando las hustlers se sienten ofendidas cuando los clientes ya bien prendidos les requieren hacer algo más que un lap-dance… Esa escena en la que Destiny llora por haber tenido que traspasar la línea me parece ridícula, ¿pues qué esperaba, su “calaverita” gratis…? Hacer lo que hizo sí es malísimo, estafar no. Pero bueno, así lo quiso la directora. No obstante, la premisa es la cosificación del varón, pero del que tiene dinero claro (los que no ni pintan), que a su vez cosifica a la mujer, cuantimás a las trabajadoras sexuales, que en esta puesta en pantalla son increíblemente hermosas, pero muy lights y archi decentes… y para terminar de mistificarlas (para variar) se las presenta como madres solteras, entonces guerreras y muy "luchonas", por supuesto.



A pesar de que esta inusitada producción es una oda a la redención  de  la  putería y a la amistad, y más  que  nada, a la sacralización del  "oficio" de este  ramillete de estafadoras profesionales, la directora es lista, pues  de  vez  en  cuando no  se  azota y expone los  peligros que conlleva transgredir la  ley.  Una  chispa genial fue haber puesto  en boca de la hetaira más terrible, y fantástica, una frase altamente paradójica: “La maternidad es una enfermedad mental”, la  cual provocó  incomodidad  y  risitas  ahogadas  en  la  sala. 




El filme es un espectáculo visual extraordinario, porque la señorita Lopez, más conocida como J.Lo, es mostrada en todo su esplendor, tanto vestida (el vestuario es bastante “fashion”) cuanto desvestida. No cabe duda que la disciplina se le nota en cada centímetro cuadrado de esa preciosa y morena epidermis satinada que envuelve su cuerpazo; del rostro ni hablar, es bellísima y diabólicamente fotogénica. Ya se menciona mucho por allí que la veremos en las nominaciones al Óscar del año que entra; sinceramente no lo dudo, porque hace mucho que no veíamos a una mujer latina cuyo voltaje no emana únicamente de su físico sino de su gran talento. ¡Vaya sorpresa…!

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

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