martes, 17 de agosto de 2021

LA DIOSA ARRODILLADA

 




LA DIOSA ARRODILLADA Vehículo idóneo para que los fanboys de la Félix y de De Córdova nos extasiemos con su presencia y monstruosa fotogenia. A los puristas no les gusta mucho esta película que digamos, pero éso: “¡No tiene la menor importancia…!”
© Panamerican Films / Televisa (actualmente)


LA DIOSA ARRODILLADA (México, 1947, Dir. Roberto Gavaldón). 
Todo inicia con una toma aérea panorámica de la capital tapatía. Corte a: Raquel Serrano (María Félix absolutamente deslumbrante), ansiosa en el aeropuerto, porque se encuentra a la espera de alguien... Ella es una linda modelo de artistas plásticos, y luego quesque cupletista, que está perdidamente enamorada del magnate Antonio Ituarte (el inenarrable Arturo de Córdova). Pero Antonio, un próspero industrial, está casado con la bella Elena (Charito Granados, muy señorial). Así que Raquel y Antonio son amantes. Él va a verla muy seguido hasta Guadalajara, a donde se escapa so pretexto de cumplir con “viajes de negocios”.
 

LA DIOSA ARRODILLADA En los aeropuertos inician y terminan muchas historias de amor, como la de Raquel y Antonio.  
© Panamerican Films / Televisa (actualmente)


La situación es bastante cómoda para el infiel, porque él vive en México y viaja a GDL cuando le da la gana. Pero esa aventurilla extramarital él la termina muy pronto, y deja de ir a verla, así de fácil pues se siente muy  presionado por los prejuicios y la terrible culpa que siente. Esta es una muestra de que hacer "ghosting" (desaparecer de la vida de alguien de repente, sin avisar ni despedirse) no es algo nuevo. Todo regresa a la "normalidad", él vuelve a respirar tranquilo y Elena "se siente muy feliz".

Tiempo después, por una jugarreta del destino, Antonio se vuelve a encontrar a la dichosa provinciana, todavía más sofisticada ―Raquelito es en realidad una “cocotte” de lujo con un pasado "que no bueno"―, que posa desnuda en el taller de Demetrio (Rafael Alcayde), un escultor amigo, en la Ciudad de México. El inusitado encuentro se suscita porque Ituarte necesita la escultura de "una Venus" que su esposa le ha pedido para colocarla en la nueva fuente de su jardín. La sorpresa de ambos es mayúscula y su pasión se vuelve a encender.


LA DIOSA ARRODILLADA La hermosa escultura de María Félix creada por el artista hondureño-mexicano Mario Zamora Alcántara (1920-2017) tiene un enorme parecido con la diva. En la película se supone que es "Raquel", la protagonista. © Panamerican Films / Televisa (actualmente)



Las  relaciones volcánicas continúan entonces, muy a pesar del poderoso empresario, a quien de veras le remuerde mucho la conciencia por engañar a la inocente, señora “de Ituarte” (la Granados), que es casi una santa, y cuya salud es muy frágil.

El melodrama realmente comienza cuando Raquel se aparece en la fiesta de aniversario de bodas de  los Ituarte; ella va del brazo del escultor (que nada sospecha). Elena, sorprendida, y maliciosa, de inmediato nota el enorme parecido de semejante femme fatale con la escultura de "La diosa arrodillada" que su marido le ha obsequiado. “La otra”, ataviada de manera espectacular, obviamente es muy mal mirada por la señora de la casa que la trata con mucha displicencia, cosa que a ella no puede importarle menos ―porque de seguro ya está acostumbrada―. A partir de allí se desencadena una vorágine de acontecimientos cruciales y definitivos.


LA DIOSA ARRODILLADA Protagonizada por las dos personalidades más emocionantes y  rutilantes de la cinematografía azteca de la época dorada. El maquillaje de Sara Mateos y los peinados de Esperanza Gómez son notabilísimos. Además, el vestuario de Lillian Opennheim y Aurora Mainez, es  absolutamente sensacional.   © Panamerican Films / Televisa (actualmente)


La presión moral y la tensión nerviosa de Antonio, el personaje de De Córdova, van in crescendo hasta los límites mismos del suspenso, pues en esos dramáticos papeles  ya sabe uno que cualquier cosa puede pasar en la retorcida trama… debido a que el  perfil de su personalidad es psicológicamente más “letal” que el de su contraparte; la propia “roba maridos” profesional.

No es casualidad que el súper astro Arturo de Córdova, una vez más, interprete a un atormentado y seductor hombre “border line” (antes se les llamaba de personalidad bipolar), que al filo de la navaja se debate entre su escala de valores y la locura de un deseo obsesivo compulsivo por Raquel, perfectamente interpretada por la más grande vampiresa del cine mexicano de todos los tiempos; quien en esta producción se ve increíble porque va lujosamente  ataviada con el fabuloso vestuario de la diseñadora Lillian Oppenheim.


LA DIOSA ARRODILLADA Arturo de Córdova también representa aquí al epítome del hombre fuertemente atormentado por sus debilidades humanas.  © Panamerican Films / Televisa (actualmente)


Ésto, definitivamente, es cine de culto, uno de los mejores ejemplos del “cine de rostros” que tanto caracteriza a la “Época de Oro del Cine Mexicano”, pues los tres protagonistas poseen una fotogenia que en manos del camarógrafo Alex Phillips llega a la genialidad.


LA DIOSA ARRODILLADA El rostro perfecto de María Félix como “Raquel” en erótico éxtasis; la mujer de lujo que vuelve locos a los hombres. La iluminación de este inmejorable fotograma no sería posible sin contar también con el gran profesionalismo de una actriz que se tomaba muy en serio su oficio. © Panamerican Films / Televisa (actualmente)


Como en Rebecca escrita por Daphne Du Maurier en 1938―, filmada en Hollywood por Hitchcock (1949), encontramos también aquí la figura clave de un fiel sirviente: el mayordomo Esteban (Carlos Martínez Baena, actorazo), personaje análogo al de aquella siniestra "señora Danvers" (el ama de llaves),  al  estilo mismo de un “Can Cerbero”, que inadvertidamente, y con “carita de yo no fui”, todo lo ve y todo lo sabe… 

Alto voltaje y emociones muy fuertes, son manejadas muy hábilmente por Gavaldón, en esta historia del autor húngaro Ladislas Fodor,  co-escrita y adaptada  por el mismo Gavaldón y José Revueltas; un vehículo más, hecho a la medida para dos legendarios e irrepetibles monstruos sagrados. 

Pueden encontrarla en la Internet en su versión ya restaurada por la Cineteca Nacional y preservada por la Filmoteca de la UNAM (Universidad Autónoma de México) y la Fundación Televisa, A.C. 

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

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