lunes, 3 de febrero de 2014

DE CUANDO TE LLEVA LA TRISTEZA

Jazmín azul Cate Blanchett nos sube a la montaña rusa de las emociones.


BLUE JASMINE (Jazmín azul). EU, 2013. Dir. Woody Allen. 

Como siempre la última idiota que se entera de las andanzas de su marido es la esposa. En el caso de Jasmine las consecuencias serán apocalípticas. Cuando el cielo se derrumba al nacer, o antes, ya no hay nada que hacer. Dicen que infancia es destino y vaya uno a saber…

Jeanette (Cate Blanchett) y Ginger (Sally Hawkins) son hermanas; pero son  adoptadas.  Criadas por los mismos padres son como el agua y el aceite. Ginger es morena, sencilla y noble; vive en San Francisco con 2 chiquillos y pronto se casará con un buen y burdo mecánico que la adora. 


La otra es Jennifer, que ahora se hace llamar "Jasmin". Es rubia, sofisticada, vana y soberbia; vivía como jet-setter en NY y lo tenía todo, hasta que atrapan a su charmant marido defraudador y ladrón de cuello blanco. Ahora en la miseria, con tan sólo un collar de perlas, un juego de maletas de Louis Vuitton y todos los frascos de ansiolíticos y antidepresivos que un ser humano pueda soportar, Jasmin llega a vivir al modesto departamento de su "hermanita",  la subvalorada y que jamás le importó.

El maestro Allen seguramente, como todos, vió y revió A Streetcar Named Desire (Elia Kazan, 1951) y como que le gustó el jueguito de la bellísima rubia altiva en decadencia contra la hermana zonza pero fuerte, de convicciones monolíticas y con chango a un lado. Pero la diferencia es que aquí no hay un verdadero "Kowalski" como tal, ni nadie que se le pueda comparar (Brando, te extrañamos).

Dicen que las historias siempre son las mismas, pero la manera de contarlas es lo que las hace diferentes. Woody Allen es uno de los grandes genios del cine. Algunos lo acusan de decadente, y de que su obra contemporánea es menor. No dudo que haya autoridades totales que lo sostengan con todos los argumentos lógicos que analizan la cinematografía bajo el microscopio más potente. Sin embargo, él ha dirigido actrices que con sus películas han ganado un Óscar. Si no pregúntenle a Diane Keaton (Annie Hall, 1977), Dianne Wiest (Hannah y sus hermanas, 1986), otra vez Dianne Wiest (Balas sobre Broadway, 1994), Mira Sorvino (Poderosa Afrodita, 1995) y mucho más recientemente  Penélope Cruz (Vicky Cristina Barcelona, 2008). Es más, estoy seguro de que Cate Blanchett se llevará otro Óscar (el anterior fue por actriz de reparto en El aviador de Scorsese, 2004), porque ella por esta película también está nominada como mejor actriz. Y todavía más, Sally Hawkins también lo está como mejor actriz de reparto. ¿Qué tal, eh…?

A mí me toca ver Blue Jasmine y escribir mi reseña sobre ella. Claro que me recordó otra cinta, pero tal es solamente anecdótico. Si la obra es mayor o menor no me importa, es la unicidad de la película y su momento de lo que escribo. El arte está mucho más allá de la teoría racional, de los críticos, los historiadores de arte, del psicoanálisis y, aunque suene irónico, de la Academia. Aunque la tercera nominación sea por mejor guión original, claro escrito por Allen.

Jazmín azul es una maravillosa disección del alma humana que nos lleva a vernos a nosotros mismos. Y éso, créanme, es arte. ***
¡Corte  y  queda...!

March de Malcriado

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