martes, 10 de agosto de 2021

LA VERDAD

 

LA VERDAD A los dioses de cine todo les perdonamos, sean terribles o misericordiosos, llenos de defectos o de virtudes ―como a las mismísimas deidades mitológicas―, porque son necesarios para comprender nuestro propio Ser. © 3B Productions, Bun-Buku, MI Movies, France 3 Cinéma, Garidi Films




LA VERDAD / La Vérité (Francia, Japón, 2019. Dir. Hirokazu Koreeda).
Decía María Félix: “A una actriz no se le describe, se le inventa”. Cuantimás si se trata de una "diva". Ella tenía razón. Porque, ¿a quién le importa la verdad cuando de estos seres míticos y soñados se trata? La misma Monroe entendía y practicaba dicha mistificación desde el momento en que ya dentro de la nómina de la Fox como starlett los publicistas del estudio le decían qué “tenía que decir”: Que había sido descubierta casualmente por un productor cuando su esposa la había contratado como baby-sitter en su residencia. Hasta una serie de fotos cuidando a un par de bebés le tomaron para armar semejante cuento. Norma Jeane de niñera, ¡no bueno, falsedad de falsedades…! Después la misma Marilyn dijo la verdad, porque esa boba historieta resultaba tan inverosímil que ni a ella le gustaba.

El director Gaspar Noé dijo: “El cine es el arte de contar mentiras” cuando presentó su largometraje Irreversible (Fra. 2002) en el Festival de Cine Francés en México. Es cierto, todo en el cinematógrafo es mentira. Las historias son ficción pura, aunque estén "basadas en hechos reales", los irresistibles galanes de la pantalla resultan ser bastante tímidos e inseguros, las diosas de celuloide son unas verdaderas ególatras bastante insoportables, dentro y fuera del set. Unas y otros más o menos, pero la realidad es lo que menos importa.

En su propia autobiografía Bardot, Deneuve, Fonda: Memorias de Roger Vadim, el cineasta cuenta la historia de Brigitte, de Catherine y de  Jane. Tres actrices fabulosas que él personalmente  creó y lanzó al estrellato, y por cuya grandeza posterior apenas podían ser consideradas como “humanas” por el gran público mundial. Ellas son ejemplos de bellezas  inalcanzables; talentosas y leyendas vivas de su propio tiempo. A esas chicas  sencillas y naturales de principio, la industria del cine (al igual que a la gran mayoría de los artistas) las volvió criaturas  monstruosas, tanto que ni ellas mismas se aguantan; porque a la postre resultan ser unas señoras bastante neuróticas y dañadas, que terminan creyendo que de verdad son divinas. Por supuesto que en muy  diferentes gradaciones, claro ―por ejemplo la Bardot de joven intentó suicidarse varias veces, ya sea porque de veras estaba desquiciada o únicamente para llamar la atención, vaya uno a saber―. Sin embargo, caprichosas, de feos modos, lindas o no, todos las amamos porque no importa cuán imperfectas sean en realidad, sus personajes sean como fueren, siempre nos subyugan tan sólo por el hecho de "aparecer" en la pantalla representando personajes. Las imágenes enmarcadas o encuadradas son muy atractivas para el ojo, pero los son mucho más si éstas son de seres que "se mueven", que ríen, que sufren, gozan, lloran y, sobre todo, si se muestran preciosamente seductoras o ellos de irresistible valor y galanura. Tal es la magia del cine que reviste a las stars.


LA VERDAD Las formidables Deneuve y Binoche, dos divas  de diferentes generaciones en un magistral téte a téte en  el cual quien termina por ganar es el público. Cada una tiene su propio encanto, aunque Mle. Binoche sea bastante más antipática.  © 3B Productions, Bun-Buku, MI Movies, France 3 Cinéma, Garidi Films



Ésa precisamente es la trama de la película La verdad; la fantasía contrastada con la realidad de una sempiterna, esplendorosa y cinematográfica diva rubia. Resulta que Fabienne (una Catherine Deneuve verdadera e increiblemente deslumbrante todavía) es una famosa actriz que publica sus memorias. El detalle es que se le ocurrió incluir en el texto abundantes "mentirillas" que coadyuvaran a mantener la  ilusión y a encumbrar todavía más el hechizo de su fabricada personalidad. La siempre rebelde y discrepante Lumir (Juliette Binoche), su única hija que vive en Nueva York al  lado de Hank (Ethan Hawke), ―un actor al que por cierto también le gustan las mentirillas, ¿cosa rara no...?―, como es enemiga de las "máscaras" al leer el libro vuela de inmediato a París para enfrentarla y poner algunos puntos sobre las íes. Además de “aclarar” ciertos puntos que no han quedado del todo resueltos entre ella y su celebérrima madre desde que era niña y después  adolescente.

El reparto es de ensueño, la fotografía es sobria, la dirección es excelente y el argumento, también de Hirokazu Koreeda, al estilo del  “cine dentro del cine” es algo ya visto antes. Pero resulta novedoso y refrescante, muy contemporáneo, sobre todo debido al sutil tratamiento de los sentimientos, de los recelos y la inseguridad que provoca en la figura ya consagrada de Fabienne la joven Manon (Manon Clavel, muy bella), la prometedora actriz que debuta  a su lado en el rodaje de su más reciente película, pues  Manon es y está magnífica.

Ese final de travelling inverso y en contrapicada de la actriz en su jardín nos devuelve la seguridad y el gozo de saber que la vida toda es un sueño, y que más vale disfrutarla a cada momento. Esta cinta es un verdadero homenaje del director japonés a la Deneuve. Es más, me da la impresión de que el cineasta tal vez, al igual que todos nosotros, también esté enamorado de la hermosa e irrepetible actriz símbolo de Francia. Tal fenómeno no es nada raro por supuesto, pero a algunos directores se les nota mucho más que a otros...

Después de todo, bien que queremos a las diosas y a los dioses de nitrato de plata, y está bien claro que  todo les perdonamos, porque buenos o malos, terribles o misericordiosos, llenos de defectos o de virtudes, perfectos o no, ellos como los mismísimos dioses de la mitología griega, son totalmente necesarios para poder comprender a través de ellos la realidad y la irrealidad de la vida, lo cual nos permite tratar de explicarnos nuestra propia ontología. 

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

viernes, 6 de agosto de 2021

MÁS DE MARILYN

 

MARILYN MONROE En la sesión para "Vogue" fotografiada por Bert Stern en  la última semana de junio de  1962. La súper  estrella estaba en el cénit de su belleza. Seis  semanas después fue víctima de un feminicidio clasificado como "suicidio". Así de  sencillo, gracias a los encubrimientos de la alta política.
                                                                      


¡Arte, arte, el arte…! Ese enorme algo que nunca nos hartará y a través del cual nuestra vida se torna mucho más profunda e interesante, más fascinante, más humana. Leámonos a nosotros mismos en la obra de los artistas.

Entre múltiples ejemplos de artistas del cine ―ya inscritos con letras de oro en el llamado  "Hall of Fame"―, Marilyn Monroe es una de las más grandes, la más rutilante, y aun hoy en día mucho más que nunca con una sorprendente vigencia. Ahora, las nuevas generaciones la conocen por sus fotos de la Internet, por los videoclips de sus películas y por la memorabilia que inunda el mercado de los souvenirs: desde sus discos, estampitas y muñecas, hasta las líneas de ropa y los vinos con su nombre y efigie, por supuesto ya como marca registrada. Irónicamente, a ella le disgustaba ser considerada un "símbolo sexual", porque eso, decía, presuponía el volverse una cosa, un objeto de consumo… Ahora ella es una trade mark que sigue produciendo millones de dólares.

Sin embargo, Marilyn ciertamente  sí era, y  sigue  siendo un símbolo. Por ser tan espectacularmente hermosa y rubia, representó el papel de la “rubia tonta” a la perfección en sus películas, pero por supuesto sin serlo. Lo hacía tan bien que se volvió todo un estereotipo, más aún: un arquetipo. 

Todos pensaban que así era ella en realidad, que "no actuaba”. Semejante “top of mind”, referente mental primario, la hizo víctima de su propio estilo con los productores ―sobre todo en sus primeras películas donde era incluida solamente como muñeca decorativa con diálogos muy escasos pero con un vestuario muy ceñido y lucidor―. 

Admirada y adorada por el público era a la vez subestimada y tratada con escarnio por la prensa y la crítica de su tiempo, a pesar de que era una excelente comediante. El público la pedía en más y más películas, así que a Spyros Skouras, el presidente de distribución de  la 20th Century Fox, no le quedó más remedio que contratarla por 7 años e incluirla doquiera que se necesitara una rubia sensacional. No obstante, nunca fue tomada muy en serio y en muchas ocasiones al ser entrevistada lo hacían de forma irrespetuosa, vulgar y a veces  para burlarse de ella. Pero por lo general era ella la  terminaba por demostrarles su gran ingenio y agudeza mental con respuestas que ponían en su lugar a los reporterillos de chismes de la farándula. A sus alocuciones pronto les llamaron “monroísmos”, de los cuales hay muchísimos ejemplos, inclusive recopilados en varios libros:

―¿Qué tenía puesto en el calendario rojo…?
―La radio…

―¿Le molesta vivir en un mundo de hombres?
―No, si en él puedo ser una mujer.

―¿Qué opina del sexo?
―Que es parte de la naturaleza, y yo estoy de acuerdo con la naturaleza.

―¿Cuál es su peor temor?
―La bomba “H”.

―¿En verdad es usted tan rubia?
―¡Nadie es así de rubia…!



MARILYN MONROE CALENDARIO "GOLDEN DREAMS" Uno de sus famosos "Monroísmos":
―¿Qué tenía puesto en el calendario rojo…?
―La radio…


Su carrera fue tan fulgurante que se posicionó como una de las  10 estrellas más taquilleras de Hollywood y la más  famosa del mundo. El público realmente la adoraba. 


MARILYN MONROE EN SU PRIMERA PORTADA DE "LIFE" Fotografiada ya como símbolo sexual nada menos que por Philippe Halsman...  y todavía no era 1953, el año de su espectacular apoteosis, en el que se estrenaron, exitosamente  una después de otra: Niagara/ Torrente pasional,   Los caballeros las prefieren rubias y Cómo pescar un millonario

Y pasaron los años...

MARILYN PASA DE SER LEYENDA A SER UN MITO
 
No fue sino hasta el 6 de agosto de 1962, dos días después de su misterioso "suicidio" (del que todavía se especula mucho sobre si la autoría intelectual y su ejecución fue de parte de  los "hermanitos Kennedy"), que apareció la noticia de su muerte en los periódicos de Estados Unidos. El mundo entero se estremeció. Nadie podía creelo... 

Hubo muchos testimonios de personas que aseguran haber visto a Bobby Kennedy en Los Ángeles ―ese fatídico sábado 4―. Inclusive, vecinos de la estrella dijeron que lo vieron entrar a la residencia de la Monroe acompañado de otro hombre que portaba un maletín médico... Por otro lado, un agente de tránsito cuenta que detuvo un auto que iba a exceso de velocidad en un boulevard angelino con dirección al aeropuerto y que le extrañó mucho ver que en el asiento de atrás iba el hermano del presidente, que por cierto era nada menos que el Fiscal General de la Nación. Si bien, en entrevistas posteriores, Robert Kennedy negó haber estado ese día en Los Ángeles (pero oficial y casualmente sí estaba en el norte de California).


Por supuesto nada de todo ello fue declarado en una investigación oficial bajo juramento de decir verdad ante una corte judicial que investigara el caso. Ni la horrorosa Eunice Murray, el ama de llaves, de quien Marilyn sospechaba que la vigilaba en demasía y a quien ya había decidido despedir muy pronto, por considerarla una descarada espía de su torvo psicoanalista, el Dr. Ralph Greenson. Además de esos dos, tampoco su agente de prensa, Pat Newcomb, que sabía mucho más de lo que aparentaba, fueron jamás llamados a declarar, porque sencillamente no hubo carpeta de investigación, a pesar de que el caso fue real y escandalosamente cuestionable a ojos de los "investigadores" y, sobre todo, a los del sargento Clemmons, del departamento de policía de Los Ángeles, quien fue el que  asistió al llamado para  verificar el deceso de la actriz. El reporte fue hecho con muchas horas de dilación, ya muy avanzada la madrugada. Él dijo que la posición del cadáver y otros elementos, como que no hubiera un solo vaso de agua en la habitación, le parecieron como una malísima "puesta en escena" para que pareciera "suicidio". ¿Quién es capaz de tragar decenas de píldoras somníferas sin tomar agua...? Días después la autopsia reveló que no había trazas de pastillas ni de su colorante en ninguna parte del sistema digestivo de Miss Monroe.

El veredicto final del jefe de la morgue en el certificado de defunción de Marilyn Monroe fue: "Probable suicidio".


MUERE MARILYN MONROE Pastillas las culpables. Portada de "Los Angeles Times" del 6 de  agosto de 1962, presuponiendo un suicidio. La trágica noticia le dio la vuelta al mundo.       



La producción Blonde de Netflix, con Ana de Armas como la Monroe, que sería estrenada en 2021 se pospuso hasta el 2022, porque en la versión del director las escenas sexuales fueron consideradas "demasiado atrevidas" y explícitas por parte de los ejecutivos.


ANA DE ARMAS COMO MARILYN En la controvertida Blonde de Netflix, que todavía no se estrena, porque supuestamente le están haciendo cortes y retakes para que las escenas de sexo no sean tan perturbadoras visualmente.
© Netflix



La  verdad  es que en la obra original, el libro Blonde de  Joyce Carol Oates publicado en  1999, y en  la que está basada la puesta en pantalla, es  una biografía de ficción  fortísima, efectiva y realmente atrevida; pero no por ello menos interesante. Tal vez  esté muy cercana a la realidad de una  mujer cuyo atractivo sexual e imagen pública eran la personificación de la pasión y las fantasías eróticas del mundo entero. Todavía habremos de esperar  para verla finalmente como una versión mutilada,  bastante más light, ¿qué remedio...? 

El libro sí que contiene varios pasajes muy audaces que son francamente perturbadores.  


BLONDE De la celebrada escritora norteamericana Joyce Carol Oates, ha  sido muy premiada; tanto, que estuvo muy  cerca de recibir el Pulitzer. Es verdaderamente impactante, y sí, dudo mucho que algunos pasajes tan lujuriosos sean aptos para todas la audiencias en  su adaptación cinematográfica. Sobre  todo en  esta  época de "tanta corrección socio-política" e hipócritamente moralina de  tendencia oscurantista.



Si lo pueden conseguir léanlo, pues a pesar de los pesares, es altamente recomendable. Es literatura pura, de verdad muy impresionante, tanto que se convirtió rápidamente en un best-seller; y sin afán de alardear vaya que hemos leído muchos libros sobre la Monroe. 

También les recomiendo el extraordinario, y tal  vez el mejor y más exquisito libro sobre ella: Marilyn: Un relato inédito de Norman Rosten, Grijalbo, 1975. El autor a diferencia de Oates, sí la conoció personalmente, y muy bien, porque además fue su íntimo amigo. Ella solía mostrarle sus escritos y sus versos. Él, como el profesional que era, la guiaba y la alentaba para que escribiera mejor poesía.

Si los libros no están a su alcance, o no les gusta leer, vean entonces cualquier película de Marilyn; varias de ellas son clásicos del cine que continúan exhibiéndose, y no únicamente en streaming, sino también en las salas de arte y en las cinetecas.

A pesar de haberse levantado, desde muy abajo, para alcanzar el triunfo nunca perdió su candor, dulzura y compasión; la caracterizaban su gran sencillez y naturalidad. Siempre fue amable, accesible y absolutamente hermosa y talentosa. Marilyn Monroe permanece congelada en el tiempo. 

Es una ironía absolutamente siniestra que tal vez el motivo principal de semejante idolatría sea que ella permanece siempre sonriente, joven, lozana, vital; como una dulce hada del sexo. 

El destino le negó completar el ciclo humano normal: Ella terminó siendo una diosa porque representa una especie de perfecta felicidad ingenua, casi infantil pero a la vez muy erótica, ¡y porque jamás envejeció...!

En respetuosa y amorosa memoria de Marilyn Monroe. 

¡Feliz cumpleaños güera...!

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

sábado, 24 de julio de 2021

UNA MUJER EXTRAORDINARIA ATRAPADA EN UNA VIDA ORDINARIA

 


UNA MUJER EXTRAORDINARIA ATRAPADA EN UNA VIDA ORDINARIA Una obra sobre los valores de una sociedad que vive  de apariencias y de la hipocresía generadas dentro del ámbito familiar. Rebecca Jones está sencillamente rutilante.


UNA MUJER EXTRAORDINARIA ATRAPADA EN UNA VIDA ORDINARIA (Shirley Valentine). Escrita por el dramaturgo inglés Willy Russell. (Puesta en el teatro "Aldama" de la CDMX, julio 2021. Dir. Rebecca Jones). Una producción de Rubén Lara, es una puesta que t-o-d-o mundo debería ver. La función cultural del teatro trasciende el mero divertimento para culminar en un fenómeno social de alcances filosóficos que son formativos y necesarios para la sociedad. Los griegos nunca estuvieron equivocados. La obra aquí referida es una pieza, aunque ellos dicen en su publicidad que es una "comedia", porque es muy divertida; la diferencia es un poco confusa, pero muy significativa: La finalidad de la pieza es crear consciencia, a través de varios mecanismos, entre ellos la auto crítica, la reflexión y la epifanía, para que los personajes sean capaces de resolver una problemática lo suficientemente importante,  molesta o agobiante, y puedan liberarse de cualquier defecto o carga opresiva que obstruya su felicidad, y finalmente, para que su existencia pueda hallar su verdadera dimensión axiológica o su sentido real. Las piezas suelen ser bastante incendiarias y altamente provocadoras.

Sea como fuere, esta puesta en escena de un productor ya muy experimentado, es una absoluta maravilla. La realización es impecable, llena de Fx inusitados, con una magnífica iluminación sincronizada perfectamente con los trazos, y en suma, bajo la estupenda dirección de una "vieja loba de mar", la Srita. Jones… El tema es tan sencillamente profundo y aterrador que nos convoca a una resignificación de nosotros mismos y nuestras circunstancias. De entrada, pareciera que está dirigida al público femenino, pero no, también a los hombres nos atañe, y mucho. Sobre todo, a los que tenemos la suerte de ser acompañados en esta vida por una mujer.

Debido a las medidas de seguridad sanitaria, aparte del orden, de la sana distancia ~tanto en la fila de la taquilla, para entrar al lobby y entre asientos~, del gel, la toma de la temperatura y de una nebulización corporal de desinfectante, la sorpresa es que las acomodadoras no reparten "programas de mano". Después anunciaron en las llamadas que había un código QR con los datos y créditos de la obra en el atrio, pero un ujier me dijo que "no lo habían puesto", ¡vaya olvido! No obstante, él me ofreció mandármelo a mi e-mail. Todavía no lo recibo, pero en fin, así que les debo la ficha técnica.

Aunque después de todo, lo importante es el gozo de la recomendación personal. He visto teatro en México, en Los Ángeles, en Broadway, en Madrid y en Londres, así que más o menos tengo referentes. Algunas obras al estilo de los monólogos me han dejado muy impactado a lo largo de mi vida: Mujer como trigal, con Mónica Serna, La divina Sarah (sobre la Berndhart) con Rosa Ma. Bianchi, Íntimamente Rosario con Ofelia Medina, La Marquesa de Sade con Margarita Sanz, Las tentaciones de María Egipciaca con Beatriz Sheridan y Fedra de Racine con Laura Zapata son títulos dignos de mención. Debido a que ésas no fueron solamente actuaciones sino verdaderas transfiguraciones apoteósicas de actrices sublimes dignas de una larga ovación. En el "Polyforum", Contradanza (que realmente no es un monólogo) con Claudio Obregón en 1985, Hay una luz sobre la cama de Torcuato Luca de Tena con Alejandro Camacho (también escenificada en el "Polyforum" de esos tiempos), y más recientemente Yo soy mi propia esposa, con el genial Héctor Bonilla, son ejemplos de otros obrones de sus contrapartes masculinas. Claro que en México también hay dioses escénicos…

La conocida y muy popular actriz Rebecca Jones, que fue recibida con un gran aplauso, como todos los espectadores reciben en el escenario a las figuras que reconoce, y que  quiere, (nada más recordad, entre muchísimas otras, su magnífica actuación en la triunfal y transgresora telenovela La vida en el espejo, 2000, dirigida por Antonio Serrano en Argos para TV Azteca), es una gloria de la escena nacional que ha hecho de todo. Esta vez la Srita. Jones llega a las alturas insospechadas y a la calidad histriónica de las divas, de las auténticas damas del teatro. Su construcción de la frustrada, aburrida y semi idiota (en un principio) Shirley Valentín (Sic), personaje que raya casi en lo grotesco al inicio de la trama, pero que poco a poco gracias a la toma de consciencia de su triste realidad, como un constructo propio, resultado de su abandono personal, se auto conduce hacia la valiente liberación y a la majestuosidad de una verdadera reina que nos deja sorprendidos.

No puedo, ni debo contarles mucho, porque no se vale vender la trama de esta reposición (el año pasado tuvo una corta temporada), y porque ésta no es una reseña, es un intento de crítica, un panegírico o diatriba (según), o como gusten llamarle. Lo importante es que si viven en la CDMX vayan a verla pronto, o espérenla en sus ciudades, porque seguramente la llevarán de gira. 



Tampoco debería decírselos, pero terminé muy emocionado y llorando (y no fui el único), pues los fenómenos teatrales de este tipo, por lo general tan provocadores y desafiantes, una vez más y como siempre, dejan huella y nos hacen querer ser mejores seres humanos.

¡Telón…!

Aplausos y ovación.

MarcH de Malcriado

sábado, 17 de julio de 2021

EL DIABLO ENTRE LAS PIERNAS

EL DIABLO ENTRE LAS PIERNAS Es una cubetada de agua helada sobre un público que no se haya acercado antes a las películas de Ripstein. Pues los agarra desprevenidos e indefensos ante el mórbido retrato de la decadencia que les espera, si es que tienen la suerte de llegar a viejos…
© Alebrije Cine y Video/ Oberon Films




EL DIABLO ENTRE LAS PIERNAS (México, 2019. Dir. Arturo Ripstein). 
Esta producción bien pudiera intitularse "Dios entre las piernas", si la denostación machista sobre el sexo femenino no lo considerara como el vórtice del “pecado” ―tolerado y necesario únicamente para la reproducción y sólo desde y hasta cierta edad―, cosa que seguramente no cambiará en nuestra cultura judeo-cristiana jamás. El sexo, que siempre se encuentra entre las piernas, sigue siendo la más grande de las obsesiones humanas; sin embargo, es un verdadero tabú, sobre todo cuando lo practican aquellos seres humanos que ya no son jóvenes, los que son viejos, los muy eufemísticamente llamados de la 3ª edad.

Es muy difundida la idea de que muchas mujeres después de la menopausia, y casi de un día para otro, pierden su interés por el sexo; los hombres dejan de importarles, ya sea porque son viudas, separadas, divorciadas o porque ya están hartas de sus maridos. Yo creo que es más bien un mecanismo de defensa, una especie de resignación ante el hecho de ya no ser consideradas como objetos de deseo, porque creen que pierden su atractivo, y porque se sienten incapaces de competir con las mujeres jóvenes; claro, no lo sé a ciencia cierta pero me atrevo a especular porque algunas de mis contemporáneas desde hace tiempo me han confesado que se sienten disminuidas y humilladas porque los hombres “ya nos las ven”, porque las que acaparan las miradas ahora son sus hijas… ¿será porque todo es cuestión de autoestima? 

Por el otro lado, y la mera verdad,  es que los hombres solemos ser bastante desagradables para ellas (y su misantropía es bastante entendible) porque somos egoístas, insoportables y aunque ya mayores sequimos siendo inmaduros, a veces hasta medio infantiloides y básicos. Además de que con la edad se nos acusan esas características, para colmo nos volvemos bien cascarrabias, total, unas monadas... ¡unos verdaderos neuróticos! Pero al mismo tiempo, los varones casi nunca perdemos la libido y el vigor viril se nos va extinguiendo muy poco a poco; inclusive, el proceso puede durar varias décadas. Es por éso no dudamos nunca en poner a prueba a cada rato nuestra autoestima, basada en nuestra "capacidad de seducción", de allí los tan famosos dichos: “viejo cochino”, “vejete rabo verde” y así…

En este nada halagüeño marco biológico y socio-cultural se inserta esta increíble y estridente película, que en vez de mostrar a un par de dulces viejecitos, todos apacibles y amorosos, nos enfrenta a una pareja de septuagenarios desgarrados, en la que la señora no ha perdido para nada el apetito sexual, habiendo sido, desde antes y para siempre, una verdadera mujer gozosa de serlo con todos los furores intrauterinos intrínsecos de su género y de su orientación sexual. Tal vez en psiquiatría hasta podría ser diagnosticada como una ninfómana, no lo sabemos. Su señor la llama de  otra forma... 

En total contraposición está “el Viejo” (el genial Alejandro Suárez), su marido, que bien frustrado y torturado por sus recuerdos, por su inseguridad, su incipiente disfunción eréctil y locura senil, está celoso y resentido porque su mujer era, y sigue siendo, una criatura hermosa e hipersexuada. La escena del dildo no tiene parangón y es sublime. De hecho, desde el momento en que “el Viejo” descubre dicho artefacto en el ropero de su esposa, ya es bastante perturbadora; pero cuando por último termina por cumplir su función, un estallido de morbo inunda la sala y los espectadores quedamos absolutamente pasmados. Y yo que creía que Fassbinder era el director más atrevido de todos.

¡Púmbale, y nos cae la bomba…! Así es Ripstein, nuestro guía de los tours a través de los inframundos humanos, ésos a los que muy pocos cineastas se atreven a entrar.

Si el argumento de Paz Alicia Garciadiego, como siempre, ya de por sí es brutal, la magistral fotografía de Alejandro Cantú, en blanco y negro de esa casa sombría, llena de pasillos y habitaciones de extraña y vetusta decoración que hacen del ambiente algo mucho más fantasmagórico y sofocante, vuelven todo el asunto  casi insoportable. La tensión de la cámara subjetiva que persigue al Viejo en su deambular por los espacios, abigarrados y oscuros, hasta que se encuentra con ella, la siempre anhelante y viva “Beatriz”, tan sufrida y resignada, la pobre víctima de un demencial ying-yang que los martiriza y los devora a ambos desde siempre, nos seca la boca.

La actuación de Sylvia Pasquel como la inaudita e inédita “Beatriz”, es absolutamente deslumbrante, porque puso todo su talento a disposición del más iconoclasta y tenebroso realizador que haya existido en México después de Adolfo Best Maugard. Lo mismo impacta inmóvil recostada en su cama, sufriendo en silencio las vejaciones de su loco marido, que con sus devaneos y entallado vestido, bailando en el Salón de Tango “Lucila”, a donde archi guapa, soñadora y lúbrica se escapa, empeñada en seducir a su compañero de baile.

Patricia Reyes Espíndola, como la peluquera también está de premio. Definitivamente, Arturo Ripstein es un director de actrices, pero de las más excelsas, no cabe duda. Tan sólo recordad Las razones del corazón (Ripstein, 2011) ―ya reseñada por aquí hace un tiempo―, con la recientemente ovacionada y gloriosa Arcelia Ramírez en el LXXIV Festival de Cannes, nada más ni nada menos…

Con un cine de culto únicamente para públicos ya iniciados y altamente sofisticados, ésos de sala de arte o de la Cineteca Nacional, Arturo Ripstein en cada entrega se supera a sí mismo y nos embelesa con la belleza del Diablo, que es aquél a quien finalmente, todos llevamos dentro, pero nos negamos a aceptar. Ésta es la más transgresora, sórdida y terrible, pero por ello la mejor película mexicana de autor que se haya proyectado en la pantalla en los últimos años. ¡Bravo maestro, bravo…!

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

sábado, 26 de junio de 2021

COSAS IMPOSIBLES

 

COSAS IMPOSIBLES No podía esperarse  menos de  esta obra maestra del  realismo mágico de  la desolación en un país donde  la gran mayoría vive apenas, donde los viejos estorban, los jóvenes también y los  muertos siguen chingando. © Alebrije Producciones/ SHA/ Videocine 




COSAS IMPOSIBLES (México, 2019, Dir. Ernesto Contreras) Es estridente hasta lo esquizoide, y a la vez preciosa hasta lo sublime. Todo lo sublime que puede tener la locura humana-urbana en una mega ciudad que estalla de millones de habitantes pero al mismo tiempo de soledad… Es la suave caricia de una historia de tantas, pero que por ser tan común conecta de manera extraordinaria con un público que sorprendentemente en martes casi llenó la sala ―con el aforo prestablecido por las medidas de higiene pandémicas vigentes para la CDMX en semáforo quesque “verde”― y que aplaudió al final, después de haber sido abofeteada, ¡por supuesto! 

No podía esperarse menos de esta obra maestra de la desolación en un país donde la gran mayoría vive apenas, donde los viejos estorban, pero los jóvenes también. Ésos que jamás leen una revista (y de libros mejor ni hablamos), que tampoco van a una sala de cine, a un museo o a comprar trapitos posh de moda, ésos que van por la vida sin saber nunca cuál es el color de la temporada… de los que tampoco se subirán a un avión que no sea de feria. Porque las desigualdades sociales y económicas en México son insultantes… gracias a los gobiernos obscenamente deshonestos, corruptos y logrones de la ya célebre dictadura casi centenaria de los partidos supuestamente revolucionarios y luego de los panaderos, ¡horror…!


Pero bueno, así las cosas. Si Lizt Arzubide (leed su poema Ciudad Número 1) hubiera escrito un argumento de cine hubiera sido éste; si a Vittorio de Sica le hubieran propuesto dirigir esta película o Ladrón de bicicletas (Italia, 1948) seguramente   se hubiera quedado con esta producción filmada en la unidad habitacional Aguamiel de Iztacalco, que bien pudiera haber sido también otra cualquiera como Tlatelolco, los Kennedy o la Independencia en la CDMX, u otros  palomares de Roma, Miami Beach o por allí (como el que se acaba de derrumbar) o hasta de Hong Kong; porque la ansiedad y la desesperación permea en el mundo entero, y quien diga que no, miente… Todos sabemos que en súper Suecia, la bella y perfecta nación, o en Japón, los suicidios van in crescendo año con año. Si el "Prozac" no puede con la depresión mucho menos el consumismo exacerbado y patológico: “¡Compre/ lleve/ luzca/ ‘Un diamond es para siempre’, ‘Si se sube a su Meche Benz los dejará a todos muertos de envidia’ y así… Sólo cositas simples. Sin embargo, las Cosas imposibles, con un soundtrack inusitado y casi “imposible” también,  es Neorrealismo italiano puro, pero eso sí, muy muy harto a la mexicana. Aunque la miseria humana está en todos lados, no importa si se la disfraza de éxito, o del glittering glamour que camina en zapatos de diseñador (como diría Margo Glantz) y compra marcas chic para ir de bling-bling, como en Beverly Hills o en la avenida Masaryk de la CDMX.

La era del vacío nos invade, irremisiblemente, ¿pero qué creen…? Para semejante problema están la música el cine, esta puesta en pantalla: una joya verdaderamente deslumbrante que no es un gran remedio, pero que nos sirve de catarsis colectiva. Una absoluta maravilla.

La protagonista “Matilde”, es Nora Velázquez, la archifamosa “Chabelita” de “¡Ay padre!, ¿pues usted qué entendió…?”, cuya mirada irónica y maliciosa en el confesionario la posicionó como uno de los personajes más icónicos de la tele. Esta actriz es lo más en un gran papel que la verdad pareciera escrito para ella. El “Miguel”, un chavi-chacalito banda bien “macizo” es Benny Emmanuel, una nueva promesa del cine cuyo rostro es mega fotogénico y ya hasta está “arielado” previamente; él, lógicamente “hace lo suyo” y es tan fresco e imprescindible como el coprotagónico que construye a la perfección. “Matilde” y “Miguel” no podrían ser más opuestos en la vida, pero en medio de semejantes antípodas se encuentra “Eugenia” (Luisa Huertas, la siempre excelsa), quien sirve de catalizador para que el conflicto tome forma y se precipite a esta montaña rusa de emociones de realismo mágico entre simpatiquísimo y espeluznante a la vez. No podemos dejar de mencionar al villano “Porfirio” (el espléndido Salvador Garcini) que es la fuente directa de todo el mal; un potente Mefistófeles que para qué les cuento…

Otra vez el cineasta nos entrega una película única. Si la belleza bucólica, poética e inspiradora de Soñar en otro idioma (E. Contreras, 2017) nos transportó a la jungla, Cosas imposibles nos pone ahora en medio de la jungla de asfalto, mucho más cruel y peligrosa, de una de las metrópolis más enormes y fascinantes del orbe. No pueden perdérsela.

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

lunes, 14 de junio de 2021

UNA RONDA MÁS

UNA RONDA MÁS (En Latinoamérica), OTRA RONDA (En España) DRUK (en danés) Las fronteras del bien y  del  mal se confunden en una  alegoría  de “Nada es  verdad nada  es  mentira,  todo es  del  color del cristal con  que  se mira”. © Zentropa Film i Väst/ Topkapi Films




UNA RONDA MÁS (DRUK) (Dinamarca, 2020, Dir. Thomas Vinterberg) Es la gloriosa crónica de un cuarteto de hombres tristes, invadidos por el tedio, por tener que enfrentarse a la pérdida de la juventud; que se sienten solos, irónica y absolutamente abandonados y victimizados por sus mujeres ―a pesar de que son sus lindas “esposas”―, cuyas prioridades son ellas mismas y sus horrorosos hijos (que también los ignoran, excepto cuando necesitan pedirles dinero).

Ésta es la exaltación de la figura del hombre cuyo valor en la vida reside solamente en ser el sujeto proveedor que no puede ni debe quejarse jamás de su condición de bestia de carga, alguien que ya ni siquiera sirve como decoración en sus hogares escindidos y patéticos. Si gustan leed a Schopenhauer…

¿Dónde comienza y termina la fiesta...? La epifanía se les presenta a estos señores en forma de una adicción, el título revela cuál en sí mismo. Pero el alcohol es lo de menos, pues bien pudiera haber sido alguna otra adicción o parafilia. No obstante todos, pero todos, nos sentimos identificados con ellos porque el alcoholismo permea todos los estratos sociales y es un elemento de cohesión social tan fuerte que quien no lo practica en las celebraciones privadas, o tumultuarias, es considerado “fresa”, sangrón, tiquismiquis, aburrido y así. En suma, las personas que sólo se toman una copa, o que de plano no beben son considerados como apestados por inadaptados, casi unos renegados y objeto de todas las burlas.

El alcohol no necesita apologías, odas ni recomendaciones porque simplemente es parte de nuestras vidas: “El que vino a este mundo y no toma vino, ¿entonces, a qué vino?” reza uno de tantos dichos populares. Entonces: ¡Salud…!

La contundente desolación de los varones, de los padres de familia frustrados y absolutamente atrapados en una existencia sin sentido son representados por "Martin", a quien además, y para colmo de males, su señora engaña. El astro danés Mads Mikkelsen, se ha convertido en un actor cada vez más electrizante, al que no es posible objetarle absolutamente nada a su desbordante talento y al que es imposible dejar de ver, pues sin proponérselo se roba todas las escenas donde aparece, a pesar de que se encuentre frente a otro monstruo escénico: Thomas Bo Larsen.


UNA RONDA MÁS El  súper  actor danés Thomas Bo Larsen tiene a su  cargo al personaje más desesperanzado y desolado de  la historia, por  lo  cual  es muy rudo. Pero irónica y secretamente, es el más  dulce y compasivo de  todos.  © Zentropa Film i Väst/ Topkapi Films


Mr. Bo Larsen hace una maravillosa creación de su personaje "Tommy", que  llega muchísimo más  allá que  el  resto de sus compañeros, pero a su  vez  él es el único ser sobre la tierra que entiende a uno de los personajes más tiernos y frágiles de la historia del cine; no había habido uno así desde aquél al que "Charlot" protegía en la muy memorable El chico/ The Kid (Charles Chaplin, 1921) hace tan sólo 100 años.


UNA RONDA MÁS Thomas Bo Larsen como el  entrenador "Tommy" tiene unas  secuencias de  increíble belleza. La forma en  que apoya y  motiva  al pequeño "Gafiti" son impresionantes. 
© Zentropa Film i Väst/ Topkapi Films


El hombre abusado por el sistema y por las mujeres no es un tema recurrente en el cine, ni en la literatura, aunque bien recuerdo Papá Goriot de Balzac, que reivindicó en el siglo XIX, de una vez y para siempre, la figura del hombre-padre amoroso, que es capaz de amar a su progenie más allá de sí mismo, inclusive de forma irracionalmente sacrificial.

Ese baile emancipador y lleno de esperanza al final, es apoteósico ―y sólo tiene parangón con aquél ejecutado por Anthony Quin y Alan Bates en la inolvidable Zorba el griego (Mihalis Kakogiannis, 1964)―, y absolutamente emocionante, el éxtasis después de la catarsis.

Una ronda más tuvo múltiples nominaciones a mejor película, dirección y actor en varios festivales del mundo, pero terminó llevándose el César francés, el BAFTA inglés y el Óscar a la Mejor Película Extranjera de 2020, así nada más. Y no podía ser de otra manera, porque es m-a-g-i-s-t-r-a-l de todo a todo. Si esta reseña no es suficiente para motivarlos a ir a verla al cine entonces no sé qué hacen leyéndola, mejor prendan la tele y vean "La brosa de Guadalupis". ¡Horror…!

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

jueves, 3 de junio de 2021

CRUELLA

CRUELLA Es Emma Stone,  que  se  consagra  como una nueva diva  de Hollywood por  este  papel  que  le quedó a  la perfección.
© Disney

 

CRUELLA (EE.UU., Dir. Craig Gillespie, 2021) Esta nueva versión de la historieta se remonta a la mitad del siglo XX, donde se encuentra el génesis de la novísima era del Pop, de lo In y de todo lo a Go-gó. El rock, el blues y el swing le abren paso a algo mucho más atrevido como los Rolling Stones,  Jim Morrison et al, que colaborarían para hacer de la psicodelia un fenómeno sin precedentes a  partir  del  cual,  a su  vez,  se generará el estridente y llamativo movimiento punk, sintetizado en un  antifaz que reza: "The future",  que lleva  puesto la protagonista  en  cierta  secuencia. El escenario es Londres, la ciudad más fascinante de Europa (lo siento París, pero es la verdad). Lo tradicional, lo tieso y lo  anquilosado se derrumban ante lo nuevo, lo moderno y lo más moderno, que continúa su tránsito hasta lo contemporáneo y más allá después, para llegar finalmente a la gloriosa postmodernidad que vivimos en nuestros días, donde lo que está de moda hoy será demodé mañana.

Allí es donde se inserta Cruella, un maravilloso cuentillo retomado por Disney para hacerlo un mega cuento de hadas, pero sin hadas; sino con algo mucho más fantástico: ¡las brujas...! 

Las brujas siempre  han  sido mujeres de poder, y lo ejercen a  través de sortilegios tan poderosos como su gran atractivo; no nos importa si son malas, porque la maldad reside también dentro de todos nosotros evidentemente  o  de forma latente (y por eso nos gustan). Sólo que ellas no se avergüenzan de ser despiadadas, muy por el contrario, son unas perras malvadas que potencian su locura con todos sus encantamientos. Luego entonces esa perversión nos agrada sobremanera. 

La egomanía, la envidia y la venganza son los elementos básicos que impulsan a la protagonista, y  a la antagonista también, para llevar a cabo sus  maquiavélicos planes. La  singular "Estella", es una criatura desde  siempre  abusada y victimizada por ser “diferente”; tanto,  que tiene que "bajarle" a la intensidad de su personalidad de peculiar aspecto para simular  que  es  aburridamente "normal". Pero ella, por  supuesto,  es única; porque es muy hermosa e  inteligente y porque  reboza talento para ser ella misma y para crear lo suyo desde la plataforma de su genialidad. 

La señorita Emma Stone ha dado por fin el “campanazo” que en La La La Land (Damien Chazelle, 2016) no logró, con todo y sus Óscares. Porque si contrastamos ambas películas, aquélla se queda como un divertimento menor.

Cruella es una súper producción de primera categoría. El director cumple excepcionalmente su función. Complementado con un excelente montaje, la dirección de arte es sencillamente  espectacular, igual que los Fx, los decorados, el vestuario y el maquillaje. El talento artístico se  compone de primeras figuras (todos los actores principales están perfectos), de los cuales sobresalen, Miss Stone, obviamente, Emma Thompson como "La Baronesa" y una actriz infantil que para no “espoilear” (revelar) no les diré quien era… El ritmo y el tono de comedia son vertiginosos. Hay varias secuencias en los que las apariciones de "Cruella" en pantalla parecen más bien la puesta en escena de conciertos de rock de los cuales ella es la súper estrella. Sobra puntualizar que el soundtrack incluye muchos hits setenteros ya clásicos, que al escucharlos nos remontan a una época maravillosa.

El duelo de actuaciones entre Stone y Thompson es de antología, un poco, ¿o bastante?, pues se parece al de la Crawford y la Davies en ¿Qué pasó con Baby Jane? (Robert Aldrich, 1962) o al de Meryl Streep y Anne Hathaway en El diablo viste a la moda (David Franker, 2006), que dudo mucho que no hayan visto.

En las fiestas de Día de Muertos “Harry Kruger”, “Maléfica” y “Pennywise”, el payaso diabólico de la horrorosa It (Andrés Muschietti, 2017), fueron los disfraces de moda por su gran impacto en pantalla, dejando una huella indeleble; así que seguramente en el próximo  noviembre veremos a muchos atrevidos vestidos de “Cruella”. Por lo tanto, no se la pueden perder, pues el concepto es tan bueno y llamativo que tal vez próximamente desfilemos todos con los ojos hiper maquillados de negro, el pelo bicolor y unos largos abrigos de piel de dálmata. Si tienden  a ser más sobrios tal vez escojan el look de "La Baronesa"…

Seguramente nosotros regresaremos a verla y disfrutarla otra vez, porque Cruella es divertidísma y absolutamente deslumbrante.

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado