jueves, 21 de febrero de 2019

LA BUENA ESPOSA

THE  WIFE La buena  esposa. La actuación de Glenn Close es verdaderamente tan magistral  ―como  siempre―,  que  ha sido nominada  
por séptima ocasión para recibir un  Óscar.

©    Anonimus Content/ Meta  Film /  Tempo  Productions/ Silver  Reel/ Spark Film and  Television/ Sony  Pictures Classics  





THE  WIFE (La buena  esposa) Suecia,  GB, EE.UU. Dir. Björn Runge, 2018.

Dicen  que  detrás  de  un gran  hombre  hay  una  gran  mujer. ¿Hasta  dónde  será  ésto  cierto…?

Una  cinta  más  sobre escritores,  la  verosimilitud  de su  talento,  sus fuentes  de  inspiración y el terror  de  enfrentarse  a la  página  en  blanco. Nada  nuevo  bajo  el  sol,  pero  cuando el  autor  de  la  noche  a la  mañana  se  convierte  en  una  celebridad la  cosa  cambia.

El  octogenario Joe (Jonathan  Price) recibe  la  noticia  de  que  ha  ganado  el  Premio  Nóbel de  Literatura.  Tendrá  que  viajar  hasta  Estocolmo para  recibirlo de  manos  del  rey de  Suecia,  nada  menos. Lo  acompañan  su adorada  y  fiel  esposa Joan (Glenn  Close) y  su atormentado  hijo David (Max  Irons),  que  ahora  lo  será  mucho  más  porque,  al  ser escritor también,  tendrá muy  difícil  superar  el  éxito  de  su  padre. Reto  que  casi  nadie o muy  pocos  logran.

Como  en  el  mundo  de  las  celebridades  siempre  hay fanáticos  que las adoran,  las  persiguen  e  inclusive  las  acosan, aquí  no  podía  faltar uno.  Pero  no  es  cualquier  fan,  es  uno  que  quiere escribir  la biografía  de  Joe Castleman,  con  "la complicidad" de  su  esposa. Su  admiración  es  tal,  más  el  interés  económico claro,  que al  investigar  sobre  los  inicios  del  escritor  descubre ciertas discrepancias y  datos  curiosos sobre  su  temprana  obra,  que  lo  hacen  dudar  sobre  las  capacidades del  autor.  En  la  verificación  de  ciertos rumores e  hipótesis, se  pondrá  un  poco a prueba  la  lealtad  de  Joan Castleman hacia su  marido.

Muy  entretenida, pero  si  pueden absténganse  de  ver  el  trailer,  porque en  él  venden la  trama de  manera  funesta. Sin  saberlo, yo  sí caí  en  la  trampa de  verlo  antes.  No  obstante, siempre  intriga  cómo devendrá  el desenlace. 

Espero  que  no  se  la  pierdan,  porque  la  ceremonia XCI (nonagésima primera) del  Óscar  es  el  próximo domingo 24  de  febrero en  el  Teatro  Dolby  de  Los  Ángeles. 

Las  actuaciones son muy  buenas, pero  la  de Glenn Close es  tan  magistral,  como  siempre,  que  ha  sido  nominada  (por séptima ocasión) para  un  Óscar. Si  esta vez no  se  lo  otorgan, declararé a la  Academia como una  institución verdaderamente  “insane”,  como  dirían  los  angloparlantes…

¡Corte y  queda…!

MarcH de  Malcriado

martes, 19 de febrero de 2019

LA FAVORITA

LA  FAVORITA Sí, siempre han  estado allí "las favoritas", con sus  clásicos caprichos, berrinches e intrigas  versallescas, aunque ahora trasladadas al palacio de  Ana de  Gran  Bretaña.  Todo un tratado sobre los  amores,  la  traición, la perversión, el humor negro y el cinismo, pero servido en charola de plata y amenizado  con  el  ritmo,  la  elegancia  y  la  cadencia  del minué. 
Imagen: © Element  Pictures/ Scarlet Films/ Film4 Productions/   Fox  Searchlight Pictures




THE FAVOURITE (La favorita) GB, Irlanda, EE.UU.,  Dir. Yorgos  Lanthimos,  2018.

La fascinación  ejercida por   la  vida  de la realeza,  sobre  todo la  europea,  siempre  ha  sido un gran imán  para los artistas y el  resto  de  la humanidad,   curiosa por  naturaleza. Las historias palaciegas,  sus triunfos,  fracasos y  enredos han  estado  permanentemente  en  el  imaginario popular.  Además,  para  solaz  de  todos está  presente en el  teatro desde  los  griegos,  la  literatura y  ahora,  por  supuesto,  en  el  cine. Las  clásicas intrigas  versallescas ahora  se  trasladan a  un palacio  de la Inglaterra del  siglo XVIII,  durante  el  reinado de  Ana de  Gran  Bretaña (Olivia  Colman),  la  última  de  la  dinastía  de  los  Estuardo, a  quien por  cierto presentan bastante  inepta  para  semejante  cargo.  Pues ella, apenas consciente de  sus responsabilidades como  soberana  del Imperio Británico ―que en  este  periodo  se halla  en  guerra  con  Francia―, está  más  preocupada  por salir  a pasear  a  sus mascotas,  cumplir sus  caprichos y por su muy  precario estado  de  salud.
  
El  director Yorgos Lanthimos tuvo  entre  las  manos  un guión que  no  tenía  pierde y  lo  ejecutó con gran  maestría.

Una reina (cuyos  antecedentes no  están  planteados  en  el  filme) y los  intríngulis,  traiciones y  lealtades de su  corte, en  un escenario palaciego que  por    mismo  ya  es  apantallante; y que  se  vuelve  apabullante  gracias  a  una  fotografía que  utiliza grandes  angulares con lentes  tipo “fisheye”. Tal  vez Lanthimos quiso  acentuar  lo  pequeño y  lo  efímero  de  los  personajes,  avasallados  por  sus evidentes  pasiones. Por  otro  lado,  las intensas emociones  de  las  protagonistas son  retratadas con acercamientos que  captan  milimétricamente las  chispas  de sus profundas miradas, tan inteligentes  como agudas. 
  
El  argumento inicia con un  carruaje y una  panorámica que  lleva unos  viajeros a un  palacio.  Desde  afuera semeja un  lugar en  el  que  todos  querríamos vivir.  Pues los palacios, palacetes,   castillos y mansiones son  lugares  soñados e inalcanzables,  excepto  para  algunos privilegiados,  como Abigail (Emma  Stone),  que  por  azares  del  destino llega allí a trabajar en  el  servicio. En  una  secuencia inicial nos  damos  cuenta  que  tal  vez en  realidad no  es  una  sirvienta,  porque  comete  un  error tan  básico como garrafal en  la  cocina. Sin  embargo, comienza a  adaptarse y sus  conocimientos  de  botánica  la  acercan un  día a  la  cámara  de  la  reina, que constantemente necesita  paliar  sus males. La  siempre  vigilante Lady Sarah (Rachel  Weisz) es la  primera  dama  de  compañía real y  dueña  de  toda  sus  confianzas. Inclusive, muchas veces llega a  suplir  a  su  majestad  en infinidad  de audiencias,  juntas parlamentarias y  toma  de  decisiones  de  vital  importancia. Es  muy  claro,  ¡ella  es  la  favorita!

Miss Abigail resulta  ser  prima  de  Lady  Sarah; queda  de  manifiesto  entonces  que Abigail es una  aristócrata venida a menos  que  quiere  ser parte  de  la  corte. Así que  pondrá  en  juego toda su astucia para  conseguirlo. Allí inicia el  melodrama.  

Dicen que los actos de una mujer despechada son algo de lo peor que se puede experimentar.

Las  mentiras,  las  intrigas,  simulaciones,  triquiñuelas, y todos  los  elementos  que componen  la  tragedia  doméstica de  esta  historia se  desencadenan  a partir  de  una   inocente   toma  del  té entre  las 3 mujeres.

Aquí,  más  que  a  los  aposentos  reales, parece que  asistiéramos a una arena para presenciar un duelo de excelsas, y es realmente difícil elegir a nuestra verdadera favorita...
  
El  tono a veces  fársico de  la  película me sugirió un poco un hipotético subtítulo: De la crónica de las tres locas delirantes, o De las tres chifladas.
  
Luego  entonces,  la pregunta sería: ¿cuál de las tres será la más “descocada”  o  la  más  tremenda...?
  
La  favorita es  todo un tratado sobre la traición, la perversión, el humor negro y el cinismo, servido en charola de plata y amenizado  con  el  ritmo  y  la  cadencia  del minué.
  
Independientemente de los  premios  ya  ganados y sus diez nominaciones al Óscar, lo cual ahora es muy difícil de soslayar, hay que verla, irremisiblemente. Porque la plena y maravillosa suntuosidad de la puesta en pantalla: Dirección  de actrices, y  de  todo lo  demás,  como  la  de arte; fotografía y vestuario,  entre  otras, enmarca esta colección de debilidades humanas, las potencia y las vuelve altamente seductoras.
  
En  La  favorita es  fácil deducir  el  desenlace.  Pero el  amargo final encierra toda la tristeza y el vacío del triunfo... ****/****

¡Corte  y  queda…!

MarcH  de  Malcriado

viernes, 8 de febrero de 2019

A STAR IS BORN

A  STAR  IS  BORN  Nace  una  estrella consagra  definitivamente  a Lady  Gaga  y  a Bradley Cooper  como superestrellas  de  la  realeza  de  Hollywood.
© Warner  Bros. Pictures




A  STAR  IS  BORN (EE.UU., 2018,  Dir.  Bradley Cooper) El argumento  es por  todos  archiconocido,  a menos  que  seas  centennialmillennial y  no veas  películas de  antes  de  que  nacieras.  La primera  fue  con Janet Gaynor (William  Wellman,  1937),  después con Judy  Garland (George  Cukor, 1954),  luego  con  Barbra  Streisand  (Frank  Pierson,1976) y ahora  con  Lady  Gaga.  De  las  3 últimas,  Gaga  es  la  que  menos  facultades  vocales  tiene pero no  nos  importa.  Sin  embargo, ella es  la  gran vedette  del  milenio (doña Madonna o  Cher  ya  estarían  bastante pasadas  de  años  para  el  papel y  las  otras  ni  existen),  así  que...

Una  estrella de  rock,  el  madurón Jackson  Maine (Bradley  Cooper)  bastante alcohólico y  adicto a la cocaína tiene  sed y  se  mete  a cualquier  lugar  en  busca  de  un  drink.  Así que fortuitamente conoce a  Ally (Lady Gaga), una mesera  que  actúa  ciertas  noches  en  un  club  nocturno de  esos  llamados underground. De  hecho,  ella es  la  única cantante  que  aun  siendo  mujer es  la  menos  glamorosa  de  todas  las "estrellas" que  allí se  suben  al  escenario; pues  éstas son puras  drag queens  que  amenizan  la  noche  gay. Jack,  como  es  de  suponerse, cae  rendido  ante  los  encantos  de  esta  falsa Edith  Piaf. 

Resulta  que  la cantante  en  ciernes  también  compone  y  de  repente  ya  está  acompañando  a la  estrella  rockera  en  sus  giras para  cantar  una  que  otra  cancioncita en  sus chóus. El  público de  los  conciertos,  y  más  el  de  Youtube,  comienza  a fijarse  en  ella, porque  está  chistosa y  canta  bonito.  Pronto un  productor  le  propone grabar  un disco  y ya  está. 

Pero,  no  todo es  así  de  sencillo. Ella  tiene  que  despegarse  de  Jack y aprender, ejercitarse, firmar un  contrato y  ceñirse  a las  exigencias  del  manager-capataz que  le  dice  todo  lo  que  tiene  que  hacer. Órdenes  de  la  disquera.  El  resultado no  puede  ser  mejor,  porque  ella  es  muy  buena.  En  realidad tiene  madera  y no  está  loca,  todavía...

La  actuación  de  Lady Gaga es  muy  fina,  si  se  quiere  milimétrica.  Lo  mismo sigue  una  coreografía a  la  perfección  en  un programa  de  televisión  en  vivo  y  en  cadena continental, que rescata  del  ridículo en  público, y  en  privado, al amor  de  su  vida,  el mismo que  la sacó  de ser mesera en  las  cloacas quesque  gourmets de la  gran  ciudad.  

Bradley  Cooper  (con doble nominación al Óscar) también sorprende  con  su  dirección y  con su  actuación,  además de que  canta bastante  bien ―me  recordó  a Bruce  Springsteen―; el  tipo está perfecto  como  el depresivo artista con  corazón  de  oro.  

La  dama Gaga  también está  nominada  a  un  Óscar,  porque es una  rutilante  realidad. Hace  lo  que  le  da  la  gana  en  donde  quiera  que  se  pare. No  es novata  en  el  cine,  ya como  "La  Chameleon" nos  apantalló  con  su  actuación en Machete  Kills (Robert Rodríguez,  2013) y  después en  Sin  City:  A  Dame  to  Kill, también de  Rodríguez (2014).  Tiene  un  rosario  de  números 1  en  el  hit  parade  mundial y  lo  mismo  sale  disfrazada  de  enferma  mental o esquizoide,  que hace  un  documental  para  Netflix  sobre su  vida,  también es  capaz  de    cantar  clásicos  con  gay crooners como Tony  Bennet y  aparecer  como  una  verdadera divinidad de  pasarela. 

La  cinta es  una  de  las  producciones  que  más  gustaron  en  2018. Aquí  la  lista  de sus  8 nominaciones  al  Óscar:

Mejor  película.
Mejor  actor Bradley Cooper.
Mejor  actriz Lady  Gaga.
Mejor  actor  de  reparto Sam  Elliot.
Mejor  guión  adaptado.
Mejor  canción  original "Shallow".
Mejor  dirección de fotografía.
Mejor  mezcla  de  sonido.

Vale  la  pena verla,  porque  aunque  es  un  remake,  como  ya  sabemos,  Stefani Joanne Angelina Germanotta  es una súper  estrella que  sí  tiene  talento  e  increíblemente, ¡no es  payasa...!

Como  reza  el  título  de  la  película: aquí  sí que  "nace  una  estrella". Total  que es  excelente,  como  divertimento  y  como obra  artística. ****/****  

¡Corte  y  queda...!

MarcH  de  Malcriado

      



  



martes, 18 de diciembre de 2018

ROMA


ROMA Una  obra  maestra. Gracias  señor  director, don Alfonso  Cuarón.  
© Participant Media / Esperanto Filmoj/ Netflix




ROMA (Alfonso Cuarón, 2108) Una vez escuché decir a un actor  de cine decir que hacer una película era como "construir una catedral"... 




ROMA Una  de  esas  películas  que  son  un  hechizo total,  no  sólo  para los  mexicanos,  sino  para el  mundo  entero. Ya  lo  corroboraremos  en  la próxima  ceremonia  del  Óscar,  el  24  de  febrero  de  2019. © Participant Media / Esperanto Filmoj/ Netflix




Si antes una manera de consagrarse era actuar bajo la dirección de Joseph von Sternberg, como Marlene en El ángel azul (1930), al igual que les sucedió a James Dean y a Marlon Brando con Elia Kazan. ¡No bueno...!


Qué ensoñación ser un favorito de Visconti, si se es Helmut Berger en Los malditos; un consentido de Fellini como Mastroianni en La Dolce Vita, y también como la Monroe creada por Billy Wilder en La comezón del 7º año y en Una Eva y dos Adanes. ¿O qué opinan de algunas de las “Chicas Almodóvar” como Marisa Paredes o Carmen Maura...?



Unas de  esas raras revelaciones que  se  dan   en  el  cine. Pocas  personalidades alcanzan esas  alturas  en  su  primera  película: Dolores  del  Río, María  Félix, Garbo, Dietrich,  Montgmomery Clift, James  Dean o  Brando... Ahora, de México  para el  mundo, ¡Yalitza  Aparicio...! 
  


A muchos no les gusta el cine mexicano,  y  tantito peor, en blanco y negro; pero los directores lo utilizan porque adiciona una carga dramática impresionante, sobre todo si está combinada con una fotografía virtuosa. En Roma la magia no se hubiera dado tanto si el edificio del hospital del IMSS (Instituto  Mexicano  del Seguro Social) o el cine Las Américas, en la Avenida de los Insurgentes, con ese tranvía que se desliza hacia el horizonte, hubieran  sido fotografiados en color. Qué decir de la gran secuencia en esa playa traicionera del Océano Atlántico que entra en el Golfo de México; la tensión no hubiera sido jamás la misma. Así puedo citar todas las locaciones, en realidad. 



Yalitza Aparicio como Cleo con Marco Graf como Pepe. Este pequeño actor tiene un encanto similar al que tenía Angélica María de niña en Los gavilanes ~junto a Pedro Infante~ (Vicente Oroná, 1956). © Participant Media / Esperanto Filmoj/ Netflix
El maestro Alfonso Cuarón ha devenido en uno de los mejores directores del mundo. Aun si no hubiéremos visto nada de su filmografía anterior. Sabemos desde  hace mucho que es  en  el Olimpo artístico  donde habita. Se le nota...



El  niño  bonito  y  su  nana, ¿una  historia  muy  trillada...? ¡No,  para  nada...! Nunca  hubiera  ganado  el  León  de Oro  de  Venecia  si   se  tratara de un  asunto así  de simple... 
© Participant Media / Esperanto Filmoj/ Netflix


Algunos se han preguntado qué es lo que hace de Roma una película excepcional, si está hecha en México, es en blanco y negro y con un reparto que prácticamente nadie conocía. El argumento bien podría ser catalogado como el melodrama soft de una empleada doméstica a lo María Isabel pero postmoderna, a primera vista, claro.


Pero, ¿qué creen...? Para navegar y disfrutar de esa deliciosa travesía en mares conocidos pero a la vez ignotos, en semejante película se necesitan referentes. El neorrealismo italiano, la nueva ola francesa y otras corrientes cinematográficas más están allí, a la vista. 
El  maestro Cuarón  las  usa  y  nosotros  las  hemos  reconocido dentro  de  una  película  que  habla  del  amor universal, cuando  la  vean  sabrán a cuál me  refiero.


Roma,  su  título  por  supuesto hace  referencia  a una colonia,  como  llamamos  en  México a  nuestros  barrios, de  la  CDMX. No es una cinta complaciente, no es un divertimento. Es como dirían los franceses un "tour de force". Para el público joven por sus intrínsecas características, y para nosotros, los adultos que vivimos en aquel México de 1970-71 lo  es bastante más. Pero para  nosotros,  los  últimos, es  porque  vemos nuestro retrato, y el de esa ciudad capital que vivimos. Sin  embargo, ni nuestra ciudad , ni nosotros somos ya los mismos. La nostalgia nos invade, porque en la radio sonaban los éxitos que nos gustaban, porque teníamos los mismos muebles, nuestra familia tenía esos automóviles e igual vestíamos esa ropa... Pero lo más deslumbrante es que éramos ingenuos. 



Todos,  absolutamente  todos los  detalles están cuidados  al  máximo. Un  viaje a ese México  de  los  primeros años  de  1970,  es perfecto. © Participant Media / Esperanto Filmoj/ Netflix



Cada fotograma, en muchísimas secuencias es una obra de arte. Allí está un  guiño a Pajaritos y pajarracos (Pasolini,  1966) con los aviones en aproximación final al aeropuerto, los campos que tienen de fondo el volcán Ixtaccíhuatl, o esa toma en la carretera que parece un cielo de Gabriel Figueroa en una película de el "Indio" Fernández. 


No  puedo dejar  de  mencionar  a Marina  de  Tavira,  en  su papel  de  Sofía,  la  mamá del  clan.  También  está  sensacional en  Roma,  ya  lo  veremos  en  los  premios  Ariel  y  en las  Diosas  de Plata el  año  que  entra.  © Participant Media / Esperanto Filmoj/ Netflix


Pues bien, ahora tenemos a Cuarón como el mega mago, el que ha  llevado  al  altar, consagrándola,  y la ha  convertido en un Stradivarius cinematográfico, a una sencilla “Mexican señouritah”, doña Yalitza Aparicio, y no en una catedral sino en la cima de esa Pirámide del Sol que es ROMA.****/****

P.D. Si en Ladrón de bicicletas (Vittorio de Sica, 1948) al protagonista le roban su bicicleta, en Roma les roban a todos los  personajes algo mucho más importante, algo que no se puede recuperar jamás, ¡la inocencia...!

Ovación de pie, y  además con  unas  lágrimas,  por  qué  no.

¡Corte y queda...!

MarcH de Malcriado

miércoles, 28 de noviembre de 2018

BOHEMIAN RHAPSODY

Bohemian  Rhapsody, "La  audacia  vive  para  siempre". Un  homenaje  a su  majestad Freddie  Mercury.  © GK Films/ TriBeCa Productions/ 20th Century Fox


BOHEMIAN RHAPSODY (GB, 2018, Dir. Bryan Singer). Siempre es grato escuchar nuestra música favorita, pero cuando el vehículo es una película que nos muestra ídolos más grandes que la vida, el gozo es doble, o quíntuple… Volver a ver a cualquier artista −en este caso claro, nada menos que a Freddie Mercury−, en una rápida y ligera disección, desde sus orígenes hasta las  apoteosis sobre los escenarios es muy emocionante. Si además el personaje ya está muerto, es muy recordado e inclusive muy querido, pues se tiene un éxito de taquilla.

Tan sólo hemos de recordar The Eddy Duchin Story / Melodía inmortal (George Sidney, 1956)**, The Doors (Oliver Stone, 1991)***, La Môme / La vida en rosa (Olivier Dahan, 2007)*** sobre Édith Piaf, o más recientemente la encantadora Jersey Boys (Clint Eastwood, 2014)***. Todas ellas ejemplos muy diversos de biopics musicales que nos llevan a la nostalgia total.



El experimentado  actor de ascendencia  egipcia,  Rami  Malek,  logra  una excelente  interpretación del  que  tal  vez  sea  el  cantante  de  rock  más  notable  de la  historia:  Freddie  Mercury.  


La figura de un dios de rock, como Mercury, ameritaba un actor que pudiera calzar sus zapatos. Así el  papel lo  interpreta 
Rami Malek, nacido en Los Ángeles en 1981 (tiene 37 años),  que   se le parece mucho; tiene un físico casi tan exótico como el cantante porque es de origen egipcio. Dadas sus notorias dotes histriónicas y muy bien dirigido, a los 2 minutos de iniciada  la  proyección uno olvida la realidad y se ubica perfectamente dentro de la acción. Ésa es la magia del cine. Algunos han mencionado que Malek está sobreactuado, y es cierto,  por  supuesto. Pero está más que perfecto, porque Freddie era sobreactuadísimo. Nadie, absolutamente nadie que sea discreto, bien portado y con un bajo perfil  llegaría a la cima de ese tipo de Olimpo artístico, ¿o sí…?

Ya desde las primeras secuencias se van escuchando, al estilo arpegio, los primeros compases de la mítica canción o himno "Rapsodia bohemia". Es como ir subiendo la cuesta de la montaña rusa. Intuimos, sabemos, ansiamos que el vertiginoso paseo dé comienzo… y cuando sucede no queremos que pare.

Aunque ya estamos a nada del año 2019, el último de una década supuestamente llena de liberación sexual, tolerancia e inclusión, por lo menos en la CDMX, y con un público que bien sabe que se trata de la biografía del vocalista de “Queen”, escuché en la sala cinematográfica interjecciones bastante evidentes al estilo “¡auch…!” en la escena en la que él se besa con… mejor véanla.

Chispazos de su vida familiar (para quienes no es Fred, sino Farrokh), sus romances juveniles, su primera tocada, la llegada de su incipiente grabación, las sesiones en el estudio, las peleas con los ejecutivos de las disqueras, las cuestiones legales, los primeros triunfos, las críticas, los desplantes, el acoso de la prensa, las hordas de fans en todo el mundo; la soledad en medio del tumulto y, finalmente, la deidificación de una de las figuras más increíbles de la música del siglo XX. 


Bohemian Rhapsody: la historia de Freddie Mercury es una película absolutamente imprescindible, aunque no les guste “Queen”… Les garantizo que aunque no sean melómanos saldrán de la sala de cine tarareando alguna melodía del magnífico soundtrack.
Es excelente. ****/****

¡Corte y queda…!

MarcH de Malcriado

martes, 23 de octubre de 2018

GAUGUIN

Gauguin:  Viaje  a Tahití. Vivir en una  isla de Oceanía se antoja raro y absolutamente exótico. Pero para Gauguin no significaba otra cosa que su destino...
© Studiocanal


GAUGUIN: VIAJE A TAHITÍ (Gauguin: Voyage de Tahiti) Francia, Dir. Éduard Deluc, 2017. Todos hemos visto alguna vez un cuadro del postimpresionista Gauguin, o muchos, según sea nuestro interés o nuestras posibilidades de asistir a los museos o pinacotecas de nuestra ciudad o  del mundo. Porque Gauguin siempre está exhibido en algún lado, es uno de los pintores más famosos y celebrados del mundo. Cuando yo veía sus cuadros me transportaba a ese idílico y lejano mundo paradisíaco que muy pocos conocen, en las islas de la Polinesia, Tahití.  De de hecho es una pequeña isla cuya ubicación me asombra, porque está exactamente en medio del Pacífico Sur, entre Sudamérica y Australia, ya revisé el mapamundi. 

Pero bueno, hasta allá se fue Paul Gauguin en 1891 −para escapar del gris y aburrido París−, a buscar la inspiración y la renovación de su arte, un tanto cuanto incomprendido en su tiempo, al igual que Van Gogh, Cézanne y los demás, por ejemplo (cosa rara, ¿no?). Ninguno de sus amigos se animó a irse con él, ni tampoco su esposa, que ya había tenido suficiente con haber ido a batallar a Dinamarca. Su idea de partir era demasiado aventurada. Sin embargo, para él, acostumbrado a hacer viajes en ultramar, porque había sido marino, porque de niño vivió en Perú (por éso hablaba castellano), también porque había estado en Panamá y porque había vivido 6 meses en Martinica, no lo era. 



PAUL GAUGUIN ¿Qué,  estás  celosa…?
ÓLEO  SOBRE  TELA. 1892.
Colección del  Museo  Pushkin de  Moscú.

Los artistas que se atreven, que rompen con lo establecido, los que estallan de locura, siempre pagan en vida el precio de su inmortalidad. Si quieren ver un fragmento de la inocencia del paraíso, y toda la culpa del infierno, vayan a ver esta película, cuyo guión parece haber sido escrito por el mismísimo Emile Zolá. 




Vincent  Cassel siempre  ha  sido  un  actor  magnífico,  pero aquí  como  el pintor postimpresionista Gauguin va  mucho  más  allá. Está  sencillamente  deslumbrante. ¡Aplauso  de  pie…!
© Studiocanal


Ese astro galo, Vincent Cassel, sin grandilocuencias ni vanidades y sin tantos despliegues de apantallante publicidad, demuestra lo que es ser un dios de cine. Siempre ha sido un actor magnífico, pero en esta cinta su actuación es perfecta, hipnótica, sublime. ¡Es Gauguin…!

No deben perdérsela. ****/****

¡Corte y queda…!
MarcH de  Malcriado

lunes, 22 de octubre de 2018

NORMANDÍA AL DESNUDO




Normandia al desnudo se llama esta ácida comedia que retrata las partes más íntimas de los normandos.

© Les Films des Tournelles/ SND Films




















































NORMANDÍA AL DESNUDO (Normandie Nue) Francia, Dir. Phillipe Le Guay, 2018. Inspirada en las fotografías de Spencer Tunick, esta película narra el efecto psicológico y social de la propuesta de Blake Newman (Toby Jones) un famoso artista international de la lente que quiere efectuar una sesión fotográfica de desnudo colectivo en una pequeña villa de Normandía. Las reacciones van desde el estar de acuerdo, sin mayor problema, hasta el rotundo “no”, e inclusive, el sabotaje por parte de algunos ciudadanos para impedirlo. 
Una comedia de humor negro, que es mucho más profunda de lo que parece en un principio.  Cuenta  con un reparto variopinto, pero muy efectivo, sobre todo el del papel del alcalde Balbuzard, interpretado por Francoise Cluzet, que desea salvar de la crisis económica a su comunidad a través de la salida del anonimato en los mapas por la celebridad ganada por las tomas fotográficas y su difusión mundial. 



En realidad,  el director quiso filmar una metáfora que sintetiza la situación socioeconómica no sólo de los ganaderos y agricultores de Francia, sino de toda Europa, y yo diría que del mundo, ante esta automatización robótica y la revolución digital que nos aliena todavía más de lo que ya estábamos desde la segunda mitad del siglo XX.

Muy buena y muy alejada de lo que usualmente vemos en nuestro país. **/****

¡Corte y queda…!
MarcH de Malcriado