jueves, 29 de enero de 2015

DE CRUZ O CUERNOS

El  francés Aja dirige  esta  extraña  pero  extraordinaria  película.  Daniel  Radcliffe,  pese  a  lo  que  dicen sus  detractores,  está excelente.


HORNS (Cuernos). EU/ Canadá, 2014. Dir. Alexandre Aja. Si no se ha leído el libro de Joe Hill no sabe uno de qué trata la cosa. Al inicio sabemos que Ig (Daniel Radcliffe) es el principal sospechoso de haber asesinado a su novia; la trama es averiguar qué pasó realmente, ¿es o no culpable? Porque todos creen que sí; todo lo acusa, hasta una testigo bastante rara. Todos en el pueblillo lo odian, lo quieren ver tras las rejas o hasta en la silla eléctrica. El padre de la chica tiene que aguantarse las ganas de matarlo él mismo; pero el joven y su abogado aducen inocencia. ¿Pero cómo demostrarla?...

La cosa se complica cuando 
al joven, después de una noche loca con la cuasi prosti del bar, de la nada  le comienzan a salir, ¡cuernos…! Allí inicia otro plano existencial. Sinceramente no se sabe qué es éso que vemos. Tal  vez  el personaje  se  lo  está  imaginando,  o es  un sueño... Pareciera una "pelichunga" engañabobos que hasta dan ganas de ir a comprar más confites a la dulcería, digo, para pasar el rato como  que  más con el cerebro en neutral...

Pero mientras más avanza la trama más se interna en 
el realismo mágico;  de repente da un vuelco bárbaro y se pone más interesante. Comienza a surgir lo oculto, todo lo que nadie sabe, o no se atrevería  a decir.

La escena en la que la mamá le dice a Ig lo que realmente piensa sobre el  embrollo, y sobre él mismo, es sencillamente maravillosa pero brutal. Es muy difícil encontrar en el cine un diálogo de ese calibre. Después, nos sorprenden los hechos que suceden, tanto el del  parroquiano del bar cuanto 
el del sádico policía dentro  de la patrulla. Actos que son justificados  con un discurso muy del siglo XXI. Aunque las pulsiones más primitivas del hipotálamo hayan aparecido en las criaturas mucho más ancestrales que el hombre.

No se la pueden perder. Es una película que no es lo que parece, pues de una quesque comedieta panfletaria (y babosa) surge, como los susodichos cuernos del personaje central, una catedral de verdades inenarrables, impactantes pero tan cotidianas que bueno… para qué les cuento.

Seguramente yo la volveré a ver… porque realmente me impactó, a pesar del fantasmagórico final.

Radcliffe, como ya lo he dicho en otra reseña (la de La dama de negro), es un monstruo cinematográfico total.

¡Muy buena…! **

March de Malcriado

viernes, 21 de noviembre de 2014

DE DIVAS, DIVONAS Y ASPIRANTES







¿DE QUÉ NO ESTOY ACTUALIZADO EN DIVAS? (¿POS’ CUÁLES TÚ...?)

Vaya que los tiempos han cambiado, ¡y de qué manera…!


Hoy en día aparte de divas, también hay una nueva categoría, las flamantísimas y queridísimas d-i-v-o-n-a-s. Pues algunos periodistas lambiscones, o los publicistas, a cualquiera ya le dicen "diva", porque el concepto desafortunadamente ha sido degradado. 

Divo viene del latín “divus”, divino o dios. Por tanto, en el mundo del arte y del espectáculo la palabra designa a alguien “divino”. Pero solamente cuando de veras la  personalidad en  cuestión hace lo suyo de manera absolutamente d-i-v-i-n-a. Aquí no cabe hablar de  alguien que es buena, semibuena o muy popularizada, como ésa, la tan mentada “de la banda”. ¡Nooo, por favor…!



Diva Maria Callas. 



"¿Y qué  culpa  tengo yo  de haber nacido  talentosa?". Bette Davis. 


Divas son la Callas, la Freni, la Pavlova, Bette Davis, la Garbo, la Monroe, la Magnani, la Taylor, la Loren, la Deneuve, Anouk Aimée, Dalida... 



Liz  Taylor, aunque  no me  agrada  del  todo, es
otro  ejemplo de  diva. ¿Cómo no iba  a serlo
con esa  cara, su  talento y sus caprichos? 



Desde  siempre dirigida  por los  grandes, la Deneuve. Inefable.


Pero fuera  complejos porque  en nuestro ámbito, también  hemos  tenido divas, ¡y qué divas...! Vaya  que  sí. Desde Ángela  Peralta, aclamada  en los  mejores escenarios del mundo en el  siglo XIX, hasta Maria Elena Velasco, que  logró  hacer  de su personaje la "India María" un imán  de taquilla indiscutible y un fenómeno irrepetible. Otras grandes divas mexicanas son las  archiconocidas: Dolores del Río, Lupe Vélez, Andrea Palma, Elsa Aguirre, María Félix...


María Félix, diva  por  antonomasia.

A la Félix —que claro que sí actuaba, aunque a muchos no les  gusta y digan  que no, nada más véanla, sin prejuicios, en Enamorada, Río escondido o Doña diabla y déjense de tonterías. Por si no lo sabían, en cada una de esas 3 interpretaciones se ganó el "Ariel" de Mejor Actriz.


Como una maestra  rural de huarache, trenzas y rebozo, María Félix estuvo grandiosa. 



Frida Kahlo, diva  de la  pintura  y la  creación  de una imagen mexicanísima   que  perdura, y mundialmente, hasta  la  actualidad. Aquí fotografiada  por Leo Matiz  en 1941.



Otra diva fabulosa, Ofelia  Medina,  recreando  a la  Kalho en Frida naturaleza  viva (Paul  Leduc, 1983).

Continúo. Allí tenemos también a la Pinal, a Isela Vega, el símbolo  sexual más  grande que  ha  tenido  México y  que  a la postre devino  en una  actriz  magnífica,  Ofelia Medina y Tina Romero. Quienes no me lo crean de esta última nada más véanla en Alucarda (López Moctezuma, 1978). 


Diva  hasta la  actualidad, doña Silvia  Pinal.


Nailea  Norvind  sacrificó  su  belleza  para  personificar   a la  perfección un  personaje  clave  de la  cinta La  otra  familia (Gustavo Loza,  2011). ¡Bravo...!

Actualmente  en el  cine  nacional Ana de la Reguera, Ana  Claudia  Talancón y Nailea Norvind, aunque  todavía no lo son, bien parecen divas, o pudieran serlo bien pronto si la industria las cultiva y las aprovecha, junto con otras que después les digo...


Ana de la Reguera una hermosísima mujer de  personalidad deslumbrante. Desde Y tú mamá  también hasta Los  sultanes del  sur y Así  del precipicio.

Continuará...

¡Corte  y  queda...!

March  de  Malcriado

THE MISFITS / LOS INADAPTADOS




THE MISFITS Roslyn mira  al  cielo  y susurra. "¡Auxilio...!". El  último  gran  papel  de una actriz  gloriosa. © United Artists



THE MISFITS / Los inadaptados (EE.UU., 1961. Dir. John Huston).  Originalmente de un cuento propio, el guión también es del dramaturgo ganador del premio Pulitzer, Arthur Miller, especialmente adaptado al cine para su esposa Marilyn Monroe. Con Huston dirigiendo a un reparto de puros actores consagrados: Clark Gable "El rey de Hollywood", Montgomery Clift, Thelma Ritter, Eli Wallach, y la Monroe, por supuesto; "la personalidad más emocionante de la pantalla", según la renombrada periodista Dorothy Killgallen.

La cinta se estrena en 1961 y desconcierta de gran manera. A esta "cosa" que ni el público ni la crítica de la época lograron entender  y creo que hasta la fecha tampoco, la intitularon, en el español del continente americano, como Los inadapatados.

Desde los créditos de inicio a manera de rompecabezas nefando, la cosa ya va rara: Alex North compuso una mini sinfonía dramática, épica, que no era bonita ni prefiguraba un divertimento de la Monroe. Efectivamente, ésto no es un divertimento, es una película densa, profunda y casi insoportable...


La vi por primera vez allá por el verano de 1977, en un ciclo dedicado a la Monroe en la Cineteca Nacional de Viaducto Tlalpan en los Estudios Churubusco, para conmemorar su XV aniversario  luctuoso, con una gran exposición fotográfica en el lobby de la Sala Fernando de Fuentes.  Pasaron muchos años desde entonces y ahora que la miro por décima vez ―y que por fin me puedo fijar en otra cosa que no sean sus hipnóticos personajes―, puedo observar el escenario de una Norteamérica que al principio de la década de 1960 se da cuenta de que "el sueño americano" ha terminado. De que el autoengaño, el progreso y la felicidad están tan lejos de la realidad como estaba también en aquellas lindas comedias musicales caleidoscópicas, opulentas, superficiales, graciosas y bobas del Hollywood de la Golden Age.


The Misfits no se desarrolla en Los Ángeles, San Francisco o Nueva York; todo pasa en Reno, un lejano pueblo del desértico oeste donde todavía hay vaqueros. Es la historia de varios hombres y mujeres que no la han pasado bien en la vida, que solamente han tenido atisbos, muy escasos conatos de felicidad; que por alguna razón se les ha escapado completa de las manos. Son seres que en las ciudades serían casi marginales, pero que allí medio han encontrado su identidad. Que viven a la deriva porque son solteros, viudos, porque ya no tienen pareja, están divorciados o han sido abandonados. Son sobrevivientes de la catástrofe que significa también el ser unos completos inadaptados.  


La protagonista es una bailarina llamada Roslyn (Marilyn Monroe) que llega a Reno para finiquitar en la corte su divorcio de un hombre que "nunca estuvo allí". Casualmente se hace amiga de los inadaptados a los que alude el título: Gay (Gable), vaquero sesentón todavía muy fuerte, de buen ver y con ganas de aventuras; Guido (Wallach), un neurótico piloto ex combatiente de la guerra que no se aguanta ni él, y Perce (Clift) un tipo de rodeo que rechaza el "stablishment" pero que es manipulado por su madre neurótica.


Los tres tratarán de conquistarla, de quitársela al otro, como si la chica fuera un trofeo o una tabla de salvación. Lo que no saben es que ella no tiene fuerzas ni para salvarse ella misma, mucho menos la tiene para salvar a otros, a nadie. No se puede soslayar que esa mujer atormentada e insegura ya no es muy joven (antes la "juventud" se terminaba a los 30), que está "medio loca" y que viene de un fracaso mayúsculo, como se le considera al divorcio; con su consecuente y aplastante depresión.


En una secuencia memorable, Gay para seducirla le dice a Roslyn que es tan bella que es casi un honor estar junto a ella, pero que a la vez es la chica más triste que conoció jamás. Ella con la cabeza recargada en el asiento delantero del auto se sonríe y le contesta que la gente la considera como alguien muy feliz. "Es que tú los haces sentirse felices", le replica Gay.




LOS INADAPTADOS Gay despierta a Roslyn invitándola  a  desayunar lo  que  él  mismo  ha  preparado. No  cabe  duda  que  cuando  se  trata  de  conquistar  se llega  a cada  cosa... © United Artists


Como la fotografía es en blanco y negro, y la historia es sobre los fracasos y la ansiedad, aunado a que la bellísima Marilyn está espléndida (como siempre), pero por tercera vez en su filmografía, en un verdadero papel dramático ―absolutamente  alejada de la comedia, de los números musicales y del glamour de la "It girl"―; todo nos deja un regusto muy poco dulce y sí bastante amargo.


Ésto no parece el típico "cine de Hollywood", parece una película francesa de la "nouvelle vague", donde lo que reina es la desesperación y la locura. Además no hay demasiada acción, pues no pasa gran cosa, porque toda la acción es mayormente interna; donde la tristeza y el desasosiego de la vida son la gran parte del chóu. Después de enfrentarse a sí mismos, como unos perdedores, a los protagonistas solamente les queda volver a casa siguiendo a la estrella más brillante del firmamento, si es que la ubican.


Irónicamente, éste sería el último filme de "El rey" Gable —que moriría de un infarto unas semanas después de concluir el rodaje— y también el último completo de la Monroe. Además, el inenarrable Montgomery Clift, en un desastroso declive a partir de allí, fallecería cuatro años después que ella, en 1966.







THE MISFITS Una película mítica que marca el final de 2 magníficas carreras: Gable y Monroe. 
© United Artists

Los inadaptados, como dirían los franceses, es todo un "tour de force". ¡Pero es sencillamente extraordinaria...! ****

¡Corte y queda...!

March de Malcriado

sábado, 28 de junio de 2014

EL AMOR (DE SANTOS Y SANTONES A SENTONES)


EL AMOR Rossellini le rinde homenaje al arte de Anna Magnani. Así rezan los  créditos de la segunda parte. Nótese de quien son las ideas originales. 


L’AMORE (El amor). Italia, 1948. Dir. Roberto Rossellini. En "La voce umana" ("La voz humana") que es la primera parte de este filme —basado en un monólogo teatral original de Jean Cocteau, escrito y dedicado para Edith Piaf, que nunca lo actuó—, vemos a una mujer (Anna Magnani) hablando por teléfono, desde su lujosa habitación, con el hombre que ama. A él nunca lo escuchamos, pero por todo lo que ella le dice suponemos que el hombre es casado y que no puede, o no quiere,  acudir a verla esa noche. Ante la posibilidad de un  abandono inminente las emociones se exacerban. Ella se desespera, grita, suplica, llora; está fuera de sí, porque más que amarlo parece necesitarlo obsesivamente. Es un caso típico de lo que hoy en día los psicólogos denominan  como codependencia patológica. La conversación se interrumpe porque él tiene que colgar. La mujer siente que su mundo se derrumba, no puede respirar… se levanta cuando oye que el portón se abre y  que unos pasos que se acercan, supone que es su amado, pero no, no es él. Es su vecino que entra al otro departamento. La desesperación es imposible de contener; esa señora al borde del colapso es muy impactante, porque la actuación de la Magnani es insuperable. De verdad creemos que está a punto de perder la razón, porque no quiere, porque no  puede estar sola… Ésta  tan sólo es una versión de éso que no se puede definir: ¡el amor...! 



EL AMOR Una mujer se  consume entre las llamas de una pasión basada en la ausencia, en la materialización de una voz lejana, inasible...


En la segunda parte, intitulado “Il Miracolo” ("El milagro") vemos a una campesina (otra vez la Magnani) de la costa amalfitana pastoreando unas cabras en la montaña; de repente ve a un vagabundo muy guapo, barbado y rubio (el mismísimo Federico Fellini) y cree que es san José; así que se emociona, se le acerca y se desborda. No puede creer en  su suerte y mientras da rienda suelta a su verborrea, el hombre, sin decir una sola palabra, la escucha, la observa y le ofrece un poco de vino de su botella; ella continúa su parloteo y comienza a tener una actitud bastante lúbrica, y sigue  bebiendo de la botella... 

Dan ganas de entrar en la película y decirle que se calle la boca, que el tipo no es un santo, que no sea boba. Pero no es posible, sabemos que ella está a su merced y que sus propios deseos la abrasan. Corte a: Por medio de la elipsis sabemos que el hombre la ha hecho suya, porque la vemos despertar boca arriba, todavía ebria, atontada. Él se ha ido,  por  supuesto. Ella se espabila, se sacude el yuyo y lleva a las cabras de regreso a la aldea.

Tiempo después se sabe que Nanni está embarazada y que le atribuye la paternidad al santo que “se le apareció” . El pueblo entero se ríe de ella, la hacen víctima del bullying más cruel e irracional, porque está sola, porque es pobre y débil. Sin embargo, ella está feliz porque su hijo por nacer es su esperanza, es todo lo que tiene y tendrá jamás.


Hay que mencionar que El Vaticano trató, sin éxito claro, de censurar esta segunda parte, pero afortunadamente terminó exhibiéndose en toda Italia. En Estados Unidos la Liga de la Decencia Nacional también puso el grito en el cielo, aduciendo que el tema atentaba contra la moral, que era sacrílega, blasfema y que se burlaba de la religión católica… En fin, ya sabemos que nunca faltan las películas que son consideradas “inmorales”.


La cinta nos cuenta la historia de dos mujeres al borde de la locura, si no es que ya están bien locas. No sabemos a ciencia cierta si es el amor lo que las salvará o si éste es, precisamente, la causa de su terrible delirio.

Un director extraordinario como Rossellini 
—que además escribió el guión y produjo la película y un ejercicio histriónico magistral a cargo de una de las actrices italianas más fabulosas, hacen de 2 argumentos muy sencillos un retrato milimétrico y patético del alma de dos personalidades totalmente opuestas: la sofisticada mujer urbana y la pobre, ignorante y fanática religiosa campesina. Ambas aparecen como dos frescos catedralicios muy difíciles de olvidar. Excelente. ***

Comedia negra, altamente blasfema y sacrílega (si son muy fundamentalistas mejor no la vean). 79 min. Blanco y negro.

March de Malcriado

viernes, 6 de junio de 2014

¿DEL DIABLO EN EL CUERPO...?

Esta película  no ha perdido un ápice de frescura y originalidad. Actualmente se encuentra remasterizada en la más reciente plataforma digital.



GENTLEMEN PREFER BLONDES (Los caballeros las prefieren rubias). EU, 1953. Dir. Howard Hawks. En la mitología alemana la Lorelei es una rubia sirena, hermosa y muy peligrosa que vive acechando a los marinos desde su acantilado a orillas del río Rhin, donde la corriente es más fuerte y angosto su caudal. Ella atrae con su hermosura y su canto seductor a los hombres para que hipnotizados mueran ahogados o despeñados al querer ir en pos de ella. Esa es la alegoría utilizada para presentar en esta película a una engatusadora y cazafortunas, aparentemente sin escrúpulos, cuyo único objetivo en la vida es casarse con un hombre que la cubra de riquezas.

Semejante personaje fue asignado a la más novedosa y explosiva rubia que tenía la 20th Century-Fox por aquella época, Marilyn Monroe. Aunque ella estaba en su nómina desde 1946, con algunas interrupciones.

Fade-in. Sin previo aviso un par de bellezas abre el telón para cantar “A Little Girl from Little Rock” en Technicolor. El personaje de la rubia dorada, boba y fatídica fue recreado por Miss Monroe con tal perfección, que la gente hasta la fecha cree que ella no está actuando, sino que está siendo ella misma; la inculta blonda idiota que todos creían que era.



Dos infortunadas  chicas provenientes de un pueblillo agradecen al tonto que las engañó el haber sido la causa de tener que abandonar para siempre su natal Little Rock.


Como contraparte en esta historia, basada en la novela de Anita Loos del mismo nombre y que también ya había sido un gran éxito en Broadway, está la despampanante morena Dorothy (Jane Russell), amiga y compañera de Lorelei en el mundo del espectáculo cabaretil en que trabajan.

Lorelei Lee (MM) es la prometida del heredero millonario, y ligeramente retrasado mental, Gus Esmond (Tommy Noonan) que la manda a Europa tan sólo para que se compre el ajuar para la boda. Por supuesto que su inseparable Dorothy la acompaña.

Desde que abordan el transatlántico crean una conmoción, porque ambas son guapísimas. Pero lo que no saben es que el detective Malone (Elliot Reid) también aborda el barco para vigilar muy de cerca a la rubia, considerada, por supuesto, como la mujer más zorra y embaucadora desde Mata Hari. Él buscará cualquier indicio o evidencia de conducta impropia o delictiva para presentarla como prueba para evitar la boda, como pretende el  desconfiado y sobreprotector 
padre del novio tontito. 



Lorelei le agradece a Gus la carta de crédito que le  entrega para que compre todo lo que  quiera en París. Ella lo besa agradecida y le pide "que le escriba esa clase de cartas todos los días".


Dorothy es el puente que lleva a Lorelei, así que el detective Malone la corteja y como a ella las riquezas la tienen sin cuidado los bonos de cada uno suben ante los ojos del otro.

Para entonces Lorelei conoce a Sir Francis Beekman (Charles Coburn), el magnate de las minas de diamantes. Ella, haciendo uso de todos sus artilugios logra que el viejo embobado le obsequie a escondidas una tiara de diamantes, pero que desafortunadamente le pertenece a la esposa.

Al llegar al hotel en París, después de haberse gastado una fortuna en ropa, cosméticos y perfumes, se enteran de que Lorelei está acusada de robo por Lady Beekman (Norma Varden), la legítima dueña de la famosa tiara.

Sin un céntimo y ya sin el apoyo económico de su prometido las pobres chicas tienen que quedarse en “La Ciudad Luz” a trabajar. Entonces regresan a lo suyo, ser vedettes  de variedades de cabaret. La desconsolada güera canta “Diamonds are a Girl’s Best Friends”, un simpático y espléndido número musical muy a la parisien, que marcó toda una era y que sigue siendo interpretado, y reinterpretado, por las más grandes figuras del espectáculo como Madonna, Kyle Minogue, etc.



Lorelei interpreta el mítico número "Los diamantes son los mejores amigos de una chica".


Lorelei finalmente es convencida de devolver la costosa joya, pero penosamente se da cuenta que ésta ha desaparecido. Dorothy, siempre leal, la suplanta en la corte mientras el detective se afana en encontrar la tiara, pues descubre que Lorelei efectivamente no la ha robado, pero a ella sí se la han robado y puede que él sepa quién.

En la penúltima secuencia de la película, Lorelei le explica a su futuro suegro las razones de su debilidad por la riqueza… El final es glorioso.

Hawks dirige una magnífica comedia musical cuya frescura permanece intacta hasta nuestros días. Jane Russell ya era todo un símbolo sexy de buen tamaño, pues desde The Outlaw (Howard Hugues, 1943**) su talento histriónico, su busto, claro, y su hermoso rostro y gran figura, la catapultaron al cielo fílmico.

Por otro lado, Miss Monroe, apenas con 7 años en el cine, increíblemente seguía siendo una "estrella en ascenso", a pesar de tener ya casi 20 películas filmadas. Sin embargo, les puedo asegurar que sin ser su primer protagónico, Los caballeros las prefieren rubias fue el vehículo idóneo que le confirió definitivamente su condición de gran figura cinematográfica. 


Marilyn Monroe encarnó a la sirena que de peligrosa no tenía nada. Además la exuberante rubia, a pesar de todas las apariencias, era lo más inocente que jamás se había visto en pantalla; y por si fuera poco podía ejecutar las coreografías con sincronía y gracia desbordantes. El despótico jefe de la Fox, Darryl Zanuck, no creía que fuera ella misma la que cantaba en el soundtrack. Como le caía mal y la despreciaba tan acendradamente, en 7 años a esa popular actriz le habían dado únicamente un sueldo miserable, casi puros papeles de “relleno” y apenas 2 protagónicos previos: Don’t Bother to Knock o Niebla en el alma (Roy Baker, 1952***) y Niagara o Torrente pasional (Jean Negulesco, 1953***), en las que para variar estaba magnífica. Pero en 1953, el público ya adoraba a Marilyn y la aclamaba como un nuevo símbolo del sexo de gran categoría. Por esas fechas también aparecería el primer número de la revista del conejito con Marilyn en la portada y en el increíble póster doble llamado centerfold o playmate. A partir de allí MM, la otrora “Chica ¡Mmmmh...!”, la muñeca decorativa, se convertiría en una de las 10 estrellas más fulgurantes de la década de 1950 y de todos los tiempos.

Debido al éxito de esta película se les otorgó a la Monroe y a Jane Russell el estatus de estrellas consagradas al pedirles que plasmaran sus huellas en el cemento fresco del Teatro Chino de Hollywood.

Monroe y Russell plasmando sus huellas en el Teatro Chino de Grauman en Hollywood.



He visto la cinta unas 15 veces. Desde proyecciones en grandes pantallas de cine, como la sala Fernando de Fuentes en la antigua Cineteca Nacional de los Estudios Churubusco de la Ciudad de México o en algunos mini cineclubes aquí y allá. También en la tele; después en cinta VHS, en DVD y ahora en pantalla HD desde el Blu-ray Disc, donde lo mal hecho se magnifica, pero lo bien hecho también.


En el Blu-ray Disc lo mal hecho se magnifica, pero lo bien hecho también. Allí se  pueden ver detalles que no había visto ni en el cine.


Todo en Los caballeros las prefieren rubias me sigue asombrando, todo. Pero todavía más la magia y el encanto de la actriz total que fue la imperecedera Marilyn Monroe, la rubia que seguimos prefiriendo. ¡Qué bárbara…! Fade-out. ***

Comedia musical. Fotografía en Technicolor de Harry J. Wild. 85 minutos.

March de Malcriado

  

viernes, 30 de mayo de 2014

DE FÁBULAS Y MALDADES


Una fantástica superproducción se estrenó hoy en todo el mundo.


MALEFICE (Maléfica). EU y GB, 2014. Dir. Robert Stromberg. La más hermosa, la más estilizada y la más letal de todas las brujas; sedienta de venganza en un reino lleno de imbéciles que jamás supieron comprender su naturaleza única. ¿Que cómo pudo ser distribuida por Disney la historia de una
 "chica" digamos "usual", en su mundo, que se transfigura en la divina transvestida de hada negra, a lo drag-queen, de belleza tal que la convierte en una de las criaturas más fascinadoras de los cuentos desde el siglo XVII...? 


En ese, ni tan mítico, mundo lleno de bobalicones, comenzando por el rey Stephan (Sharlto Copley); donde las haditas oligofrénicas Flora, Fauna y Primavera son de lo más simpaticón y de alto rating pues se quieren lucir otorgando dones de los que ellas mismas carecen, allí no hay cabida para un ser como Maléfica, “La Emperatriz del Mal”. Por eso mismo no la invitaron a la fiesta en palacio a conocer a la recién nacida princesita Aurora. Pero sorpresa. Maléfica se aparece en el festejo real, avanza entre la multitud de nobles y plebeyos, que se quedan asombrados ante su insultante hermosura. Desafiante ante la realeza presente sonríe sardónica… Allí profiere su famosa maldición proyectada a futuro: “Antes de que el sol se ponga en su décimo sexto cumpleaños, al pincharse el dedo con una rueca, ella caerá en un sueño como la muerte”.


Vengativa, el hada negra maldice a la princesa Aurora.


La primera vez que ví en pantalla a Angelina Jolie fue en Gia (Michael Christopher, 1998**), la historia de la legendaria supermodelo fatídica. Me dejó anonadado. Miss Jolie tiene el físico, la personalidad y el talento como para dar vida a personajes de femme fatale. Así que no me imagino a ninguna otra actriz en el papel de la bruja más peligrosa y perniciosa, ostentosamente fatal. Tal vez, si la cinta hubiera sido dirigida por Christopher Nolan, la película hubiera sido más oscura, más densa; pero entonces no hubiera podido ostentar el sello Disney ni hubiera sido clasificada para todo público.


Maléfica siempre acechando entre las sombras.


Lástima. Porque la de Maléfica bien podría haber sido una historia para adultos, bien adultos, y además fetichistas. Tan sólo imaginémosla sola en sus aposentos tenuemente iluminados; en el aire flota su aroma de hembra con chispas de perfume y la melodía “Once Upon a Dream” cantada por Lana del Rey. Maléfica está harta después de una intensa jornada de maldad, se siente un poco cansada pero dispuesta a relajarse y ser traviesa consigo misma; tendida en su inmenso lecho se mira en el espejo del techo con el cabello suelto, envuelta en un vaporoso déshabillé en soie, después de descalzarse los stilettos, desabrocharse el liguero y quitarse las medias negras… Entre las sombras el cuervo la observa, y ella lo sabe…


Pero La bella durmiente es un cuento para niños, ¡ni modo…! Así pues, tenemos que  la linda princesita (Elle Fanning) es una güerita muy babosa, que después de "sufrir lo indecible", terminará siendo amada 
—¿y desvirgada?, eso espero, ¿ustedes no…?—, por un sempiterno príncipe de ensueño más menso que ella, ¡ah, pero eso sí, guapísimo y aburridísimo…! 


¡Qué cosas! Si de niños y jovenzuelos supiésemos que la belleza física dura tan poco y que la pasión se esfuma en un dos por tres… otra sería nuestra historia…


No cabe duda, Maléfica es el hada más interesante de aquellos países lejanos, cuya memoria no languideció del todo gracias a que érase que se era una vez allá, en la comarca prohibida, que vivía una esplendorosa elfa alada.


El argumento es una versión muy del siglo XXI, con todos los Fx que puede pagar un presupuesto de 200 millones de dólares y casi dos años de rodaje y postproducción.


Nada es lo que parece y las sorpresas surgen con cada secuencia. Todo en la película es deslumbrante y novedoso; aunque la historia sea la misma que en todas las narrativas que provienen desde el nacimiento mismo de la mitología: la eterna lucha entre el bien y el mal, la humildad y la soberbia, la belleza y la fealdad, la generosidad y la avaricia, el ansia de poder desmedido, y finalmente, el odio y el amor. ¿Cuál será más fuerte…?
Muy buena. Altamente recomendable si además quieren ver en 3D la apoteosis de una actriz en el cénit de su carrera. Pues jamás vemos a Angelina ser la Jolie. Ella es absolutamente Maléfica cumpliendo a la perfección su irreversible venganza… ¡Bravo…! ****


March de Malcriado

jueves, 22 de mayo de 2014

DE PASIONES AL PRIMER (Y AL ÚLTIMO) HERVOR

La historia de una chica tan hermosa como amoral.

LÁGRIMAS DE AMOR Méx, 1958. Dir. Alfonso Corona Blake. Una despampanante "artista" de 3ª en cabaret de 5ª mantiene a su guapo, bueno para nada y celoso cinturita (Sergio Bustamante, que hoy 22 de mayo ha partido para siempre). Ambos viven en una pocilga y hacen chanchullo y medio para evitar pagar hasta lo más básico. Como por ejemplo cuando ella le coquetea descaradamente a los taxistas para evitar que le cobren la tarifa. Entre arrumacos y carencias la pareja pasa la vida soñando con mejorar, pero su “mánager” no trabaja y no hace nada más que medio quesque cuidarla y, por supuesto, explotarla.

En el cabaretucho ella pronto conoce a un todavía lujurioso vejete (Carlos López Moctezuma) que le promete una vida mucho mejor si accede a sus devaneos. Ella se resiste, pero todo es un plan perfectamente estructurado para inflamar más de deseo al pobre viejillo, que se hace pasar por un próspero banquero, cuando en realidad sólo es un simple cajero de banco.



Con préstamos y desfalcos pronto le pone departamento a la artistilla. Ella está feliz, pues por primera vez en su vida la mujerzuela sabrá lo que es vivir en condiciones por demás decorosas; hasta tendrá un guardarropa completo, incluída una estolita de armiño.


Sergio Bustamante, que hoy se fué a los 79 años, se aferra a la única persona que lo ama en esta trama. Aquí con Ana Luisa.

Su gigoló se hará pasar por su hermano para poder visitarla sin despertar sospechas. Pasan los meses. Un día el buen señor, que ya le debe hasta el alma al diablo, llega y  descubre a los "hermanitos" en la recámara jugando a las “pipis y gañas”.

De ahí en adelante las cosas sucederán a un vertiginoso ritmo.

Por supuesto que la película tiene tintes bastante moralizadores, como lo tenía mucho del cine nacional (e internacional) de ese tipo y en esa época. El argumento se parece mucho al de El ángel azul (Josef von Sternberg, 1930***) que lanzó a la fama a Marlene Dietrich porque en las 2 historias la primorosa vedette es la causa de la degradación moral de un hombre decente y muy mayor.

Es muy interesante ver como la Peluffo fue fotografiada para lucir como todo el objeto del deseo tan consolidado que ya era. Se le montaron canciones sexy en vestidos de vampiresa con coreografías muy sencillas pero lo suficientemente candentes como para resaltar su hermosa figura y acrecentar su imagen de bomba sexual.

También a Bustamante se le dió tratamiento de galán con tomas especiales, inusitadas para ese tiempo, haciéndolo un tigre tan atractivo como peligroso… y la verdad hay que reconocerla, sí que estaba sabroso.

Por otra parte, López Moctezuma, nuestro villano por antonomasia, aparece aquí en el papel de casi casi un santo, vulnerable, ingenuo e irremediablemente enamorado como un jovenzuelo. Su registro histriónico era impresionantemente amplio, pues le creí a cada segundo que era un ser bueno.

Un buen número de películas mexicanas de la época de oro y después, casi hasta 1970, están mucho más allá del rigor, la mordacidad u objetividad (si ésto último fuera posible) de mi crítica, reseña o ensayo. Porque aunque sean más o menos ridículas, cursis, maníqueas, medio mal hechas, baratas, descaradamente copiadas de otras películas, sobre todo gringas; en fin, que eran 
—salvo honrosas y contadas excepciones— unos verdaderos “churros”.

Pero lo que las salva es que eran películas hechas por verdaderas figuras, por artistas y staff técnicos muy entregados que hacían su labor muy en serio, y, evidentemente con un inmenso amor a su oficio, ¡el arte…!
¿Cómo criticar de manera negativa a las fantásticas primerísimas figuras? En este caso Ana Luisa Peluffo, Sergio Bustamante y súper López Moctezuma, si ellos, como muchos otros, en donde quiera nos deleitaban con grandes actuaciones, y bajo la dirección de Corona Blake. Todos ellos lograron mantenerme despierto más allá de la media noche gracias a su  belleza, embrujo y talento impresionantes. Las películas, finalmente, pueden ser buenas  o malas por muchas razones, pero algo que las redime, que las apuntala, es y siempre será el talento de sus argumentistas, histriones, directores, fotógrafos y demás equipo  técnico.
¡Guauuu…! Amo el cine, y a mi cine mexicano de antes muchísimo más. Porque se hacía con mucha ilusión, aunque también con casi todo en  contra; desde el malinchismo del público, que desde siempre y por siempre ha preferido el cine joliwoodense, los bajos presupuestos y hasta las nefastas trampas de distribución de una cadena de cines bastante siniestra que únicamente buscaba el éxito comercial.

La que sí es bien honesta, verídica y representa todo mi respeto por el cine, y por quienes me leen, es mi escala de estrellas. A saber.

4 **** Para las cintas excepcionalmente buenas.

3 ***Para las muy buenas.

2 ** Estrellitas para las buenas.

1 * Estrella para las de mediana calidad.

0 ó estrella ninguna para las que a mi juicio no merecen ser vistas.

En Lágrimas de amor l
a dirección de arte, como ahora se llama a la escenografía y locaciones es correcta. La iluminación es notable. Las actuaciones de los 3 protagónicos son encantadoras. También aparecen en breves pero muy buenas escenas doña Consuelo Monteagudo y una jovencísima Yolanda Ciani. ¿Qué más se puede pedir...?
B y N. Melodrama. 105 min. ¡La volvería a ver con mucho gusto…! **

March de Malcriado