viernes, 13 de noviembre de 2015

DE JUGAR A VESTIR MUÑEQUITAS (Y DESVESTIR MUÑECOTES...)

Saint Laurent. De tímido ayudante de la Casa Dior a dueño de un emporio interplanetario. Todo, bueno  casi todo, está  aquí. Foto: © Europa Corp / Mandarin Cinéma





SAINT LAURENT Francia, 2104. Dir. Bertrand Bonello. Ya  sabemos que la vida de las superestrellas siempre ha ejercido una fuerte fascinación sobre el público de todo el mundo. Porque usualmente son como cuentos de hadas, harto y bien aspiracionales, en las que alguien, como tú o como yo, logra trascender lo común, la cotidiana mediocridad…

En París, a finales de los años de 1950, un sencillo y tímido modista que trabaja de ayudante en la casa Dior, a pesar de ser un buen empleado es despedido. Como  es   bastante bueno  en  su oficio, un visionario  de los  negocios le propone formar otra casa  de modas, con su nombre y  sus propios  diseños. El resto ya lo conocemos…

Junto a Chanel, YSL representó un ícono mundial de la moda, de la sofisticada elegancia francesa. Coco, nunca pasó, de moda; pero en los años de 1960 y de 1970, no hubo nadie más allá que Saint Laurent. Joven, bello, innovador y mucho más accesible, más moderno y 
avant-garde. El mundo lo adoró como sólo se adora lo extraordinario.

Un día les dije: “¿Quién no tuvo algo con las siglas YSL…?”. Por lo menos un pañuelito, un suetercito o una loción. Gracias a las franquicias del 
prêt-à-porter que él inventó, todos tuvimos acceso a alguna garrita, perfume, eau de cologne o, aunque fuera, un after-shave… Gracias a  YSL por fin, también la clase media podíamos tener fácil acceso a ciertas creaciones de un diseñador de la alta costura internacional; y nada menos que a  las del más famoso del mundo. 

Yo me acuerdo que de joven usaba la "English Leather" y  la "Old  Spice"  de  mi papá, hasta que me  regalaron una   "Brut" de Fabergé, para  mí solito.  Pero cuando comencé a ser hombre mi favorita era "Pour Homme", que también  olía a hombre, pero de mundo. Seguramente así olía París,  la France, Europa  y el mundo entero... 

Las mujeres "sofis"  y glamorosas olían a Chanel No. 5, como  la Monroe o  la Deneuve; pero las chicas bonitas y comunes,  las despeinadas a lo Bardot  o a lo  Sylvie Vartan, olían a "Paris", a "Opium" y a "Rive Gauche". La impronta jamás desaparece, todos llevamos a Saint Laurent en la memoria.

En la actual "LIX Muestra Internacional de Cine" en México se incluye esta cinta. Claro que corrí a la  Cineteca Nacional a verla, lleno de expectativas. Además con el 
plus de que está protagonizada por un dios de cine, Monsieur Gaspard Ulliel , que ya en Hannibal, el origen del mal (Peter Weber, 2007)*** me  había dejado  de boca abierta.


Saint Laurent es Gaspard Ulliel. El  notable actor le imprime al mítico diseñador una elegantísima presencia, casi mágica. ¡Bravo...! Foto: © Europa Corp / Mandarin Cinéma




La puesta en pantalla de esta “biopic” es algo muy loable, y mucho más teniendo en cuenta que sobre Saint Laurent previamente ya estaban filmadas varias  cintas,  aunque las  más  sobresalientes son: Yves Saint Laurent-Pierre Bergé, L’Amour Fou (Pierre Thoreton, 2010)*** —documental producido por su compañero, socio, viudo y, por supuesto,   heredero: Pierre Bergé—, que fue un éxito, y además la excelente Yves Saint Laurent (Jalil Lespert, 2014). ***



Bonello, a pesar de la gran dificultad que representa  el no contar con el apoyo de Bergé (dueño de todos los derechos) quiso realizar su propia versión. Eso es  en sí mismo  todo un logro, aunque, lógicamente, no tan afortunado como sus 2 antecesoras. Me explico.



Lo bueno. Hay que decirlo; visualmente, 
Saint Laurent es muy atractiva. La fotografía de Josée Dashaies y la recreación de la época son  notables. Pero lo más  importante es que cuenta con la presencia de ese deslumbrante animal de cine que es Gaspard Ulliel. Él va muy bien acompañado (y ya  verán  cómo) por el  apuesto Louis Garrel que interpreta a Jacques,  el súper dandy y gigoló saigonés —y el amante más fabuloso de  YSL, y de Aymeline Valade como su modelo consentida y musa, Betty Catreaux.


SAINT LAURENT Único y desafiante,  Yves Saint Laurent, en un golpe genial, se atrevió a encuerarse para la cámara de Jean Loup Sieff. ¿El motivo?, los anuncios publicitarios del lanzamiento de “Pour Homme” en 1971. Las icónicas fotos rompieron con todo lo establecido, hasta entonces. Por supuesto este episodio, no podía faltar, aprovechando el  magnífico físico de Mr. Ulliel. Foto: © Europa Corp / Mandarin Cinéma



Lo regular. Se muestran las debilidades del modista de una forma un poco tremendista, —la secuencia de "Moujik", su perro,  es conmovedora—. El asunto de la sexualidad y las adicciones de Saint Laurent es tan jugoso que no se puede prescindir de ello. Aunque claro, seguramente Bonello se quedó corto (y la  verdad, ¡qué bueno…!). Yo creo que hasta se podría hacer una película aparte con toda esa faceta del Yves "secreto". ¿Quién se anima, Gaspar Noé…?



Lo malo. La cinta  dura 150  min. Hay unas secuencias de negocios muy largas y aburridas. ¿A quién le importan las juntas corporativas y las cuestiones administrativas de ejecutivos hablando de estrategias comerciales, de pérdidas y ganancias…? Ya sabemos que hasta las grandes celebridades cuyo nombre es una marca registrada, son esclavas de las variantes y exigencias de las leyes del libre mercado. Y, ultimadamente, para eso están, para ofrecer lo que el público demanda. Para el  cine  aplica lo  mismo.  Pues a  la  mayoría francamente no nos importan  mucho esas cuestiones.    



Aun así, bien vale la pena verla. Las secuencias de los procesos creativos, del exhaustivo trabajo individual  y  en  equipo, de la tensión previa a los desfiles, de las noches de 
boîtes de nuit, del amor, y de  las fiestas y ligues y excesos y crisis existenciales y, finalmente,  del triunfo en medio de la decadencia  son  brutales. Llevan el espíritu de toda una época; una que también nosotros vivimos y disfrutábamos por igual.  Claro, quienes éramos jóvenes en aquellos entonces. Así  es, también íbamos a la última moda (o quesque); envueltos en nubes de fragancias exquisitas, y  bailábamos al ritmo de la música increíble que surgía de los discos de vinilo en las tornamesas. Para olvidarnos de las presiones escolares o  laborales y,  los más afortunados,  de ambas . ¡Uuh-yuu-yuuiii…!!!


Nunca supimos que el tiempo nos iba devorando mucho más rápido de lo que podíamos imaginarnos.


Como una prueba irrefutable del desenfreno, de la belleza y del glamour allí están Dominique Sanda y el mítico Helmut Berger, en pequeños papeles pero de vital importancia.



Y por supuesto, allí está el pequeño Yves, solitario, jugando con sus muñecas,  con sus lápices en la mesa de trabajo; con la mirada absorta, perdida, de artista, porque lo era,  mientras hieráticamente declara: 


"Yo amo los cuerpos sin alma, porque el alma está en otra parte." 


Esa sola sentencia cobra una dimensión tan verídica como dolorosa; tan brillante y tan efímera como la vida misma…


Excelente. ***


¡Corte y queda...! 

March de Malcriado

martes, 10 de noviembre de 2015

DE PALACIOS EMBRUJADOS


La cumbre escarlata  es  un  delirio  visual  donde  hasta  lo  feo  es   bello. Foto: © Legendary  Pictures




CRIMSON PEAK (La cumbre escarlata). EEUU, GB, 2015. Dir. Guillermo del Toro. Una novela gótica al más puro estilo del romanticismo —con todo lo que incluye—, y además, ¡de horror…!

Escenario: Un enorme palacio —en medio de la nada, claro—, con puertas que se abren y se cierran solas, pisos y paredes de madera que crujen, lamentos que se confunden con el ulular del viento, chimeneas que crepitan y (otras cosas que no les contaré)… y allí, en medio de todo eso,  vive  una misteriosa y perturbadora mujer que resguarda más secretos que el ama de llaves, Mrs. Danvers, de Rebecca (Hitchcock, 1940). **** 


Todo eso a nadie importaría si no hubiera llegado a vivir allí una joven hermosa, ingenua y virginal, que se acaba de casar, en otro país, con el aristócrata dueño. Igualito que en la mencionada película clásica del “Mago del Suspenso”.

Aunque por supuesto eso tampoco nos importa, pues no hay nada nuevo bajo el sol. Lo que hace diferente a cada historia es la manera de contarla, y para ello Del Toro no tiene igual.

A veces la gran belleza de las imágenes es tan arrebatadora que se nos olvida que nos van a espantar, y para eso hemos pagado… No obstante, no hay en la película nada feo, inclusive ni lo feo. Entre tanta fastuosidad hay una escena de vals en un gran salón, que también me recordó otra joya,  pero esa  sí realmente “Made in London”, El príncipe y la corista (Laurence Olivier, 1957)***, cuando el Príncipe de Carpathia baila con la chica más bella que haya llegado a Inglaterra, Elsie Marina (Marilyn Monroe); muy a lo La cenicienta, con envidiosas y todo, muy Belle Epoque… 



La  joven  Edith (Mia  Wasikowska),  poco  a poco  descubre  que  en  el  Palacio de Crimson  Peak nada  es  lo  que  parece.  Foto: © Legendary  Pictures



Claro que hay truco, pues tanta ostentación visual, tanto barroco, sólo sirve de marco para esconder la espantosa morbidez del tema central. Que se nos va develando poco a poco, y a la protagonista también. Pero con lo que no se contaba es que la güerita Edith (Mia Wasikowska), la que está atrapada entre todo este espanto, de ingenua o de tonta no tiene nada. Muy  por  el  contrario,  es una mujer inteligentísima y muy cultivada, de hecho es escritora; sus únicos errores son estar profundamente enamorada de su fino, y muy atormentado marido, Thomas Sharpe (Tom Hiddleston), ser buena y tener poderes extrasensoriales. 


Preservar y cuidar un palacio con todo y sus hórridos secretos no es una tarea fácil. Vean cómo le hace Lady Lucille (Jessica Chastain siempre perfecta). Foto: © Legendary Pictures


En cambio, el ama de llaves, Lady Lucille (Jessica Chastain g-r-a-n-d-i-o-s-a), es una especie de criatura fascinante y a la vez terrible, sin la cual el palacio de la Cumbre Escarlata, ya hubiera sucumbido hace mucho tiempo. A la llegada de la nueva señora Sharpe (ni modo), su señorío se ve amenazado (¿dónde he visto esto…?). Así que comienza a poner en práctica su “operación-deshazte-de-ella”. ¿Quién ganará…?

Aunque el final es previsible, no hay razón alguna para no disfrutar de este bárbaro banquete visual, de dirección e histriónico de primerísimo nivel. El mexicano Guillermo del Toro, creador de fantásticos mundos, se consolida cada vez más como un triunfador en Hollywood, como sus compatriotas Iñárritu y Cuarón. ¿Habrá un Óscar por  allí para él  el año  que  entra? Ya  lo  veremos. No se la pierdan. ¡Es excelente…!****

MarcH de Malcriado

domingo, 8 de noviembre de 2015

DE UNA BELLEZA MUCHO MÁS ALLÁ DE LA MARICONERÍA


"Un poco más... y a lo mejor nos comprendemos luego / Un poco más... que traigo aroma de cariño nuevo / Volvamos al camino del amor, no importa lo que tengas que olvidar / Si vamos a sufrir por un error es preferible un ruego..." Álvaro  Carrillo.  Foto: © Tiburón  Filmes / Cinepantera





CARMÍN TROPICAL México, 2014. Dir. Rigoberto Perezcano. Dice por allí el slogan: “No se necesita ser mujer para ser una diva". ¿Será…? 

Hay un dicho bastante cursi: “Los muertos no se mueren mientras haya alguien que los recuerde”, es cierto. Los muertos están dentro de nosotros mismos, de quienes los hemos amado.

Carmín tropical se estrena comercialmente apenas, pero ya nos llega previamente galardonada como la mejor película mexicana de 2014 en el Festival de Cine de Morelia y con el Ariel al mejor guión original, escrito por el mismo Rigoberto Perezcano. Esta película del  género policíaco ofrece  mucho: originalidad, belleza, profundidad, pero sobre todo,  una tensión dramática que poco hemos visto en el cine azteca de los últimos tiempos.

Cuando un cineasta le pone el alma a su película se nota. Éso ha hecho Perezcano, sin tremendismos ni grandilocuencias. Su minimalista filme aborda el ¿"crimen de odio"?, de un patito nada feo que se convierte en el cisne más increíble de la región: "la Dany", un muxe (varón homosexual  travestido en zapoteco) que ha sido asesinada y que a nadie parece importarle, excepto a "Mabel" (José Pecina), su compañera de locuras y  confidente de siempre.

Recién llega a Juchitán, su pueblo natal en el Itsmo de Tehuantepec, Oaxaca, Mabel constata la muerte de su gran amiga y se interna en los recuerdos.  Habla con los familiares de la desaparecida, con  las amistades   mutuas, ve sus fotos, ata cabos… Inclusive,   va a ver al comandante de la policía para preguntar sobre el caso, y también a la cárcel, a entrevistarse con el presunto asesino; éste se confiesa inocente y  le dice que  hasta extraña  a la  difunta. Sin embargo, la inquisitiva Mabel no se conforma con la versión oficial, llena de inconsistencias y sin resolución definitiva. Así que comienza a investigar por cuenta propia.

“¿Qué va a hacer la familia con todas sus cosas, con los vestidos que todavía llevan su esencia?”, se pregunta Mabel llena de nostalgia, de tristeza, tal vez de culpa por haberla abandonado al  marcharse  a otra  ciudad… La ausencia pesa tanto. Todos los rincones de la morada de Daniela están llenos de ella, de su belleza, de su impetuosa alegría, de su inocencia. ¡Ah, y de  fondo Las hojas  muertas,  para ahondar   el dolor...!

Pecina hace una verdadera creación de su personaje Mabel, y Luis Alberti como Modesto, el buen taxista, está verdaderamente excelente. Los personajes secundarios son tan naturales que a veces llega uno pensar que ésto es un documental, no una película.

Una de las mejores cintas mexicanas de la actualidad. Pero alégrense, nada  de "tercer sexo"  e  intolerancias atávicas.  En Juchitán ellas  están  integradas  a la  cultura  desde   tiempos  prehispánicos,  y a pesar de la temática, y los prejuicios, ésta no es una película gay para gente gay, es una película extraordinaria y punto. Por favor, no se la pierdan.**

MarcH de Malcriado

viernes, 6 de noviembre de 2015

SPECTRE

SPECTRE Uno  de  los  héroes más queridos  del  mundo,  James  Bond, en  su  XXIV  entrega. Daniel  Craigh en Spectre está a  su  máximo. Foto: © Eon Pictures




SPECTRE GB, 2015. Dir. Sam Mendes. Se supone que las relaciones filiales y entre hermanos siempre son de mucha intensidad, pero cuando están entramadas con los intereses de una corporación de gran envergadura orientada al mal, la cosa se pone realmente dura y monumental.

DE QUE  LA  MUERTE  ME DIVIERTE EN MÉXICO La secuencia de apertura no podría ser más espectacular y emocionante. Después de una explosión aparece Bond luchando contra un archimafioso dentro de un helicóptero sobre el Zócalo, en una de las urbes más impresionantes y hermosas del mundo, la Ciudad de México.

Los créditos, como siempre son de gran impacto visual, esta vez acompañados de una especie de sirenas con cabellera de tinta de pulpo y la canción Writing’s On The Wall interpretada por el londinense Sam Smith.




La donna  Lucia (Monica  Belluci) recibe los  buenos  consejos  —y  algo  más— de Bond  en  su  lujosísima  villa de  Roma. Foto: © Eon Pictures


Después aparece una serie de secuencias en Roma, la siempre eterna, como marco para una riquísima  viuda  en  peligro, la donna Lucia (súper Monica Bellucci).  La  italiana superestrella a sus cincuenta es la “chica Bond” más mayorcita, pero eso sí, una de las más bellas. 

No les venderé la trama, porque ya la saben: el agente 007 tendrá que enfrentarse, solo como de costumbre, al peligro inminente de las fuerzas del mal que siempre quieren controlar el mundo. En esta ocasión la organización se llama Spectre.

Pero solamente es un decir, bien sabemos que en sus aventuras, Bond siempre está acompañado de hermosas mujeres. La rubia ahora es Madeleine (Léa Seydoux), que a pesar de ser la Dra. Swann, una científica de La Sorbonne, no halla impedimento para cenar con él en un tren. Su entrada al vagón comedor enfundada en ese vestido azul nos recordó mucho a Jean Harlow.

A los mexicanos no gustó mucho ver nuestra ciudad capital tan bellamente fotografiada. También está, en un brevísimo papel —casi de figurante—, la estrella de Miss bala (Gerardo Naranjo, 2011)** Stephanie Sigman.

Acción frenética de principio a fin, con la consabida fotografía de paisajes de gran belleza y los outfits siempre chic del agente más intrépido y sexy al servicio de su majestad.

Buena.**

March de Malcriado

sábado, 24 de octubre de 2015

¡AY, MECATE NO TE VAYAS A REVENTAR…!

El hombre  más  intrépido  del  mundo camina sobre  la  cuerda floja como  si  el  vacío no  existiera.  Foto: ©  Tristar Pictures



THE WALK (En la cuerda floja). EUA, 2015. Dir. Robert Zemeckis. Érase que se era un joven que quiso ser funámbulo, acróbata que camina sobre una cuerda, así que se dispuso a aprehender todo sobre este circense oficio. Y aunque muchos lo hacen a diario, alrededor del mundo. La diferencia es que él lleva la pasión por el peligro en la sangre y  no  lo puede  evitar. 

Con todo el pesar de sus padres, Philippe Petit (Joseph Gordon-Levitt) se  va a París a caminar sobre cuerdas. Muy pronto puede vivir de éso. Se enamora de una cantante callejera y ambos comparten la vida y el amor. Un día Philippe descubre que en el otro lado del Atlántico se están terminando  las torres más altas del mundo y surge en él un raro deseo: caminar entre ellas.

Se oye fantástico. Lo es. Ir a Nueva York y planear cómo hacer realidad su sueño.

Con una espléndida toma del Lower Manhattan, desde la Estatua de la Libertad, Petite comienza a narrarnos su historia. Es 1974. La trama no es ninguna sorpresa, pues desde el principio sabemos que va a lograrlo. Fue una noticia mundial de la que todavía muchos nos acordamos, si tenemos la suerte de ser personas mayores. 


Caminar sobre la cuerda floja es una metáfora perfecta de la vida, un paso en falso, una pérdida de equilibrio y la caída en el abismo será inevitable. Foto: ©  Tristar Pictures


La magia de la película es que aunque sabemos que las infortunadas torres más famosas y  reseñadas ya no están, las vemos como si todavía estuvieran y ésto es lo maravilloso. Son el personaje central. 

A los neoyorquinos de entonces las torres gemelas no les gustaban, pues rompían con el perfil de la isla, les parecían como muy sin chiste, demasiado cuadradas. A  la  postre, y como la mismísima Torre Eiffel, que también los parisinos repudiaron al principio —allá a finales del siglo XIX—, esos  rascacielos se convirtieron en el último símbolo de "Niuyook", como lo pronuncian ellos… ¡Gran homenaje…!

Quienes conocen a Joseph Gordon-Levitt, quien por cierto habla francés, saben que es unos de los mejores actores del cine norteamericano. Su talento es indiscutible.

Zemeckis: Cineasta, guionista y productor de muchas cintas de gran éxito: la trilogía de Regreso al futuro (1985, 1989 y 1990), ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988)**, Forrest Gump (1994)***, Contact (1997)** y Flight (2012)* tan sólo por mencionar las más memorables,  produce y es coautor del guión, así que su dirección es digna de elogio. 

Aunque ésta es una biopic, no parece tal. Los Fx, parecen no exisitir, pero revivir las torres con semejante maestría,  y en  3D, ya es muy atractivo.  Ahora,   agréguese que  todo está  basado  en  un hecho  real, la magnífica fotografía, un soundtrack que no distrae y los excelentes actores de soporte, entre los que está Ben Kingsley (caravana), y se tendrá un divertimento de primera categoría. Es emocionantísima y tan espectacular como las torres mismas.***

March de Malcriado

martes, 13 de octubre de 2015

LA DAMA DE ORO

LA DAMA DE ORO ¿Qué hacer cuando se quiere tener una de las pinturas más famosas y caras del mundo…? © Origin Pictures / BBC Films / On Entertainment




LA DAMA DE ORO/ THE WOMAN IN GOLD ( EE.UU., GB, Aus., 2015. Dir. Simon Curtis)

SINOPSIS
La dulce viuda Maria Altmann (Helen Mirren) de Los Ángeles, desea comprar una nueva máquina lavaplatos, pero no tiene el suficiente dinero. Bien sabe que con las ventas de su pequeña boutique no le alcanzará. Un buen día se le ocurre que se va a tener que "poner con Sansón a las patadas", pues desea que el museo del Palacio del Belvedere de Viena le regrese la pintura más fabulosa de su colección: "The Woman in Gold" de Gustav Klimt, que le perteneció a sus antepasados austríacos. De entrada, la propuesta puede considerarse descabellada, pues es como si un descendiente de Leonardo Da Vinci le reclamara al Museo del Louvre la Mona Lisa...

Todo comienza en 1908, cuando Klimt aplica hojas de oro a su cuadro más celebrado; inaugura así su resplandeciente época dorada. El retrato es de Fraülein Adele Bloch-Bauer, una dama de lánguida mirada, belleza extraordinaria y gargantilla de brillantes; que resulta que era la tía favorita de Maria Altmann, la protagonista.

La  señora Altmann 
contrata entonces los servicios del joven e incipiente abogado Randol Schoenberg (Ryan Reynolds) que atraviesa por grandes penurias económicas, pues su esposa espera la llegada de su segundo bebé. Él, al  principio  está muy  renuente a tomar el caso, pero cuando se entera del valor de la famosa pintura le brillan los ojos y no duda en aceptarlo de inmediato.  Así busca el apoyo económico del bufete presidido por el abogado, y viejo lobo de mar, Sherman (el glorioso Charles Dance). Pronto hacen maletas y aterrizan en la otrora capital del Imperio Austrohúngaro: Viena.



LA DAMA DE ORO La señora Altmann (Mirren) y su abogado, Randy Schoenberg (Reynolds), con la famosa pintura de Klimt exhibida en el Belvedere de Viena. Foto: © Origin Pictures

Una vez en la ciudad imperial, literalmente, lo más brutal son las secuencias en flash-back que rememoran fragmentariamente lo que vivió Mrs. Altmann en aquella esplendorosa Viena de su niñez, y después ya jovencita, cuando llegaron los nazis —porque Austria fue anexada a Alemania en 1938—, irónicamente vitoreados y bajo una lluvia de flores.

¡Qué  gran esplendor;  qué terrible tragedia...!


ANÁLISIS
La Mirren, legendaria actriz de altísimos vuelos como siempre, da cátedra de actuación; tan sólo recordad The Queen (Stephen Frears, 2006)*** que le dió un merecidísimo Óscar.

El joven galán Ryan Reynolds está muy bien en su papel, así como el resto del reparto. El soundtrack es muy discreto, pero elegante. La fotografía es bastante mesurada. Realmente disfrutable. **

¡Corte y queda...!

March de Malcriado

jueves, 8 de octubre de 2015

DE ¿QUÉ TANTO VALE UNA VIDA HUMANA? (O, ¡SÁQUENME DE AQUÍ...!!!)



Ser  un viajero  espacial  puede sonar, y de  hecho lo es,  fantástico,  pero  también  puede acarrear problemas totalmente  "fuera  de  este  mundo". Foto: © 20th Century Fox.



THE MARTIAN (Misión rescate). EEUU, 2015. Dir. Ridley Scott ¿Qué pasaría si alguien es abandonado en un planeta extraño, inhóspito y a 60 millones de kilómetros cuando está más cerca de la Tierra, según el momento de su movimiento de traslación? Aunque en  uno de  los afiches  publicitarios dice  que la  ayuda  está a  sólo 140 millones de millas  de  distancia.  ¡Ah,  los publicistas...!  

En  el  que  vivimos es el  tercer  planeta. Pero en el cuarto planeta, el único  rojo de nuestro sistema solar,   hay una delgada atmósfera de puro bióxido de carbono. No hay agua, por consiguiente no hay vida. Únicamente hay luz del Sol, temperaturas extremas, arena, cráteres y montañas rocosas de inconmensurable belleza. El día es muy similar al terrestre, pues dura 24h 37min. 


El reconocidísimo Ridley Scott, director de Alien: el octavo pasajero (1979)*** y Blade Runner (1982)****, nada menos, nos muestra la aventura de un astronauta dejado por su tripulación —debido a un funesto error, claro está—, en una misión de la NASA a Marte. Los avatares para la  supervivencia no son menores. Primero está la sensación de abandono y soledad, después la gran problemática de la conservación y aprovechamiento al máximo de los recursos disponibles en un entorno donde no es posible conseguir más: oxígeno, agua, provisiones y alimentos.


El ser  humano  necesita  vivir  en  sociedad.  ¿Qué  se  hace  cuando  todos  están a cientos  de  millones  de  kilómetros  de  distancia,  allá  en  la  tierra? Foto: © 20th Century Fox.


El instinto  de  conservación aquí  consiste en que el miedo de morir es mucho menos fuerte que el deseo de vivir y de solucionar problemas. Nos queda muy claro que definitivamente ayuda muchísimo tener  una mente asertiva y  ser un científico, Mark Watney (Matt Damon) la  tiene  y lo es; además de haber recibido el riguroso entrenamiento para ser un astronauta certificado por la National Air and Space Agency.  En  semejante  situación una persona común y corriente perecería nada más del puro susto. 

El hombre es un ser gregario, no puede, ni quiere, vivir aislado de los demás. Por supuesto que el ingenioso Watney tratará por todos los medios a su alcance de avisar a Houston que han cometido un error, y que tienen que ir a rescatarlo, por favor…

Mientras tanto y muy a su pesar, el soundtrack lo acompañará en sus cotidianos esfuerzos. Así, el clímax de la película llega al ritmo de aquella versión de Starman a cargo de David Bowie: “There’s a starman waiting in the sky. He’d like to come and meet us…”. Nada más idóneo.

La  cinta cuenta con  buenos Fx (recordad  el hermoso "ballet espacial",  si  la  ven  lo sabrán), efectivos pero no  apabullantes como ahora  se  estila. La cinematografía y el ritmo son excelentes, pues aunque dura 142 minutos no se da uno cuenta. Yo la ví en una sala con sonido Xtreme y en 3D, lo que aumenta mucho el divertimento. Damon está genial. Miss Jessica Chastain siempre nos ofrece actuaciones impecables, y aunque su papel 
como la comandante Lewis no es muy extenso, sí que es crucial para el desarrollo de la trama, pues en ella recae, finalmente, la toma de decisiones que harán la diferencia entre la vida o la muerte.


La siempre fabulosa Jessica  Chastain como la comandante Melissa Lewis.  Ella es quien decide: ¿Vida  o  muerte? Foto: © 20th Century Fox.


Esta película es un must para los fans de Ridley Scott. Ciencia ficción de primera factura que nos emociona porque nos atañe, como parte de esta raza cósmica que somos, ineludiblemente. ***

March de Malcriado